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Para Harold Eder, presidente del Grupo Manuelita, la pandemia exacerbó esa situación de vulnerabilidad en una parte importante de la población y, “adicionalmente, esto también nos ha mostrado que tenemos que preocuparnos mucho más por lo público”.
Para Harold Eder, presidente del Grupo Manuelita, en Colombia los bonos pueden ser utilizados para el pago del impuesto al carbono. | Foto: Daniel Jaramillo

Economía

Manuelita, primera empresa en el sector palmero en Colombia en obtener bonos de reducción de CO2

La empresa obtuvo créditos de reducción de emisiones de gases efecto invernadero en su cultivo y procesamiento de aceite de palma y biodiésel en el Meta.

12 de octubre de 2022

El mercado de bonos para reducción de CO2 se sigue moviendo en el país. Manuelita obtuvo 330.000 créditos por reducción de emisiones de CO2, otorgados para el periodo 2017-2021, y tiene un potencial de alcanzar 1.800.000 bonos hasta el 2037. Cada bono es equivalente a una tonelada de CO2 dejada de emitir a la atmósfera.

Cuando se certifica un proyecto de reducción de CO2, a cada uno de los bonos/créditos validados y verificados, se les asigna un serial; un número único a nivel internacional, con el fin de poderlos identificar en el mercado global de bonos de carbono. Estos bonos se registran en plataformas certificadas para el proceso de comercialización. En el caso del proyecto de reducción de CO2 de Manuelita, Cercarbono fue el organismo que realizó la certificación, Icontec realizó la validación y verificación, y los bonos se registraron en Ecoregistry.

“En el mercado colombiano de la no causación del impuesto al carbono, cada bono puede transarse cerca de los $3,5 dólares. Por su parte, los bonos que incluyen atributos como el cumplimiento de objetivos de desarrollo sostenible, o que se generan a partir de proyectos de conservación de ecosistemas vulnerables, cada bono puede llegar a valer $20 dólares en el mercado voluntario internacional”, explicó a SEMANA, Harold Eder, presidente de Manuelita.

La certificación fue otorgada a la operación de cultivo y proceso de aceite de palma y biodiésel de Manuelita en el departamento del Meta y corresponde a sus iniciativas de sostenibilidad ambiental bajo el enfoque de economía circular: generación de energía a partir de la captura y aprovechamiento de gas metano de efluentes del proceso; generación de energía a partir de biomasa vegetal; fertilización orgánica a partir de compostaje de residuos minerales y vegetales; y fertirriego del cultivo a partir de efluentes líquidos.

“En nuestro proceso productivo, aprovechamos los residuos vegetales e industriales, generando energía renovable y reduciendo el uso de insumos químicos, para una menor huella de carbono. Esto ratifica nuestro compromiso con la conservación del medio ambiente y la mitigación del cambio climático”, afirmó Eder, presidente de Manuelita.

Los bonos se pueden comercializar en los mercados de compensación a nivel nacional o internacional por organizaciones que, de manera voluntaria, estén interesadas en usarlos para compensar su huella de carbono, o en el mercado de no causación del impuesto al carbono en Colombia. “En nuestro país, los bonos pueden ser utilizados para el pago del impuesto al carbono que está actualmente en $18.829 pesos, por cada tonelada de CO2 que se emita a la atmósfera por el uso de los combustibles fósiles”, aclaró Eder.

¿Quiénes pueden adquirir estos bonos?

Los interesados en reducir su huella de carbono pueden adquirir estos bonos de compensación que obtienen las empresas como Manuelita, los cuales se pueden comercializar a nivel nacional e internacional. Este mercado voluntario se creó a partir de las cumbres climáticas, como el protocolo de Kioto (2005), y los Acuerdos de Paris (2016). Adicionalmente, a nivel nacional las empresas que son gravadas con el impuesto al carbono por sus emisiones de gases efecto invernadero, pueden sustituir el pago del impuesto adquiriendo los bonos de CO2.