Medioambiente
Más del 40 % de la madera tropical que exportó Colombia en la última década se hizo de manera fraudulenta
El país perdió más de 150.000 hectáreas de bosque el año pasado.
Cada año Colombia pierde, en promedio, más de 150.000 hectáreas de bosque debido a diferentes actividades como la tala ilegal de árboles, la ganadería extensiva o la siembra de cultivos ilícitos.
Además del impacto ambiental que supone la destrucción de estos ecosistemas, un estudio de Global Financial Integrity (GFI) reveló que el país pierde una cifra millonaria debido a la exportación fraudulenta de madera tropical.
De acuerdo con los investigadores de GFI, entre 2008 y 2019 se halló que más del 40 % de las exportaciones del país de este material son fraudulentas, lo cual generó pérdidas por US$65,6 millones para Colombia.
“Colombia reportó US$65,6 millones menos por concepto de exportaciones de madera, frente a la cifra declarada por los socios comerciales receptores de los productos”, según detalló el documento de GFI.
Tendencias
El análisis comercial, “Una mirada a la facturación fraudulenta y el comercio internacional de madera en Colombia”, compara las exportaciones reportadas por el país frente a las importaciones recibidas por los socios comerciales del mismo, muchas de las cuales no coinciden y evidencian irregularidades comerciales por parte de quienes las comercian.
La deforestación 🌳 está empujando a los animales y a los humanos a acercarse, aumentando el riesgo de que las enfermedades de algunos animales pasen a los humanos, incluyendo la #COVID19. Proteger nuestro planeta es protegernos a nosotros mismos 🌎❤️ pic.twitter.com/BEPV4KweZo
— ONU Colombia 🇺🇳 (@onucolombia) January 26, 2021
“Entre mayor brecha existe entre el valor, volumen o frecuencia reportadas por el exportador, frente a lo recibido por el importador, mayor es la sospecha de una facturación indebida o fraudulenta”, indican los autores del estudio, quienes agregaron que en este periodo se encontró que el país tuvo una brecha de valor total de US$168,9 millones por concepto de exportaciones de madera y derivados.
Esta cifra es el resultado de la diferencia entre lo que Colombia reportó como exportado y lo que los países importadores de madera recibieron. Uno de los casos que más llama la atención es el de Panamá, con el que se encontró una brecha de US$37,3 millones, cerca de una cuarta parte del total.
Otro de los datos que arrojó el estudio es que China e India son los países en los que mayor facturación indebida o fraudulenta se refleja, por lo que es importante que las autoridades nacionales hagan una evaluación y control de estas operaciones y velen por el cumplimiento de la normatividad vigente.
De acuerdo con la ley colombiana “no es posible exportar madera en bruto o en fase primaria de producción, a menos que venga de una plantación comercial. Sin embargo, un alto porcentaje de las exportaciones no provienen de este segmento”, explica la organización con sede en Washington.
Además, sugiere que los entes de control soliciten la documentación requerida para acreditar el origen de ese material y evitar que la madera primaria de los bosques naturales salga del país, con lo cual se podría atacar este negocio ilegal.
Otra medida que sugiere el estudio es que la Dian haga controles más rigurosos a las exportaciones que sean sospechosas de facturación comercial fraudulenta, sobre todo en aquellas transacciones cuyo precio se encuentre muy por debajo o muy por encima del promedio.
“La facturación fraudulenta impacta negativamente los esfuerzos nacionales e internacionales para combatir la deforestación de los bosques colombianos”, añaden los investigadores, quienes destacan que la tala ilegal de madera es una amenaza importante para el ambiente, las comunidades indígenas, la economía e impide combatir el cambio climático.
Para la directora de comercio ilícito de GFI y autora del informe, Channing Mavrellis, el Gobierno colombiano necesita mejorar la estrategia para combatir la facturación fraudulenta en el comercio internacional de madera y derivados.
“Esto será un paso crítico y fundamental para salvaguardar las selvas colombianas y la biodiversidad de los ecosistemas”, aseguró Mavrellis, quien explicó que aunque esta no es la principal razón de deforestación en el país, de no atacarse continuará minando los esfuerzos gubernamentales para proteger los bosques y las selvas.