MONÓMEROS
Monómeros, empresa que pretende Nicolás Maduro, debe al menos US$50 millones a proveedores
Explosivas declaraciones de Carmen Elisa Hernández, quien renunció a la junta directiva. En entrevista con SEMANA destapa detalles de la situación financiera. El viernes vence plazo para que la compañía interponga recurso ante Supersociedades.
Los muros que han rodeado hasta ahora la realidad de la situación de la poderosa empresa Monómeros empiezan a derrumbarse.
Si bien hay datos confidenciales alrededor del estado financiero de la compañía, que solo son conocidos por la Superintendencia de Sociedades, cada vez se destapan nuevos detalles.
Monómeros, cuya matriz está en Venezuela, fue sometida a control por la entidad de vigilancia colombiana, en medio de la petición de Nicolás Maduro de recuperar la empresa que pasó a ser manejada por el presidente interino Juan Guaidó.
La gerencia de la compañía que lleva medio siglo en Colombia, donde suministra el 40 % de los fertilizantes para la producción del campo, anunció que apelará la decisión, lo que tendrá que hacer antes del viernes. Tras ese anuncio, la presidenta de la junta directiva de Monómeros, Carmen Elisa Hernández, prefirió hacerse a un lado por su desacuerdo con la reacción de las directivas de la empresa.
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Poco a poco se han ido develando nuevos datos de lo que está sucediendo al interior de Monómeros, cuyos ingresos en 2020 superaron la cifra de 808.000 millones de pesos, es decir, unos 220 millones de dólares (con el precio promedio de la divisa en el año pasado), mientras habría acumulado deudas, solo con los proveedores, por 50 millones de dólares. Así habló Hernández en SEMANA.
SEMANA: ¿Por qué decide retirarse de la junta de Monómeros y cuál es la situación de la empresa hoy?
Carmen Elisa Hernández (C. E. H.): Mi decisión está relacionada con la situación en que está Monómeros hoy. Cuando el presidente Iván Duque reconoce a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, le dice: “Administren ustedes la empresa”. Ya el régimen (de Maduro) estaba afuera y se nombra una junta directiva y un gerente general. En ese momento tomamos la operación de la empresa bajo el control de la Superintendencia de Sociedades, porque –por supuesto– esta autoridad colombiana había puesto a la compañía, que ya iba para el cierre, en control con el chavismo.
Las acciones posteriores fueron claves. Mantenemos el control de Supersociedades, hacemos un plan de trabajo, comenzamos a operar, pero realmente, durante dos años y medio, a la banca privada le fue imposible darnos acceso a crédito. Las razones son muy lógicas: si una compañía va al banco a pedir dinero, le preguntan: ¿quién es tu dueño? Y si la respuesta es: ‘una junta que no tiene figura jurídica, pero está reconocida políticamente’, es factible que no te presten, porque los bancos no son políticos.
SEMANA: Entonces, ¿cómo se han financiado?
C. E. H.: El apalancamiento básico de las finanzas de Monómeros ha sido a través de sus proveedores de materia prima. Hemos logrado sacar a la empresa adelante, recuperamos mercado, hemos roto este año récord de ventas, pero el costo de las materias primas subió prácticamente 3 veces. Todo se trae del exterior. Es así como el encarecimiento de los costos ha sido muy alto para Monómeros, porque el financiamiento es a través de los proveedores de materia prima.
En este año en el que se han presentado algunas situaciones internas, la Supersociedades decide ir por una toma de información (9 de junio). Unos días después nos notifican el sometimiento a control, argumentando razones financieras, administrativas, legales y operativas. Mientras tanto, aparecen unas declaraciones del régimen diciendo que Monómeros le pertenece, que lo va a pedir en la mesa de diálogo en México, y esto generó un nerviosismo natural en nuestros proveedores. Es más, hasta nuestros clientes nos empezaron a preguntar si el régimen iba a volver a tomar Monómeros, lo que les planteaba un interrogante: ¿cómo sería la operación?
En ese contexto, para mí, la resolución de control por parte de la Supersociedades viene a ser un alivio.
SEMANA. ¿Por qué la ve así?
C. E. H.: Porque es la ratificación de protección del Estado colombiano. La presencia de la Supersociedades genera una tranquilidad en los mercados. Pero, contrario a mi pensamiento, desde la junta directiva y sus miembros, y desde la gerencia general, deciden sacar un comunicado refutando esa resolución de control. Hice mis observaciones internamente, pedí que no se hiciera, porque eso era contraproducente. Mi propuesta era sentarnos con Supersociedades para trabajar o buscar una salida. No obstante, la empresa decide emitir un comunicado, prácticamente a mis espaldas, que generó mayor preocupación y la suspicacia de que algo podría estar pasando adentro que ni siquiera quieren aceptar una resolución de control.
SEMANA. ¿Era esta la primera vez que tenía desacuerdos en la junta?
C. E. H.: En varias juntas directivas hemos tenido situaciones en las que no hay unanimidad, pero se decide por voto. Sin embargo, en este caso en particular, y analizando los contenidos de la resolución, le pedí al presidente Guaidó que me permitiera hacerme a un lado, por mi desacuerdo con la forma como se está llevando adelante esta coyuntura.
SEMANA: ¿Qué diferencia hay entre la resolución de control de ahora y la que se expidió en 2019? ¿La de ahora es más fuerte?
C. E. H.: No. Yo creería que la base es la misma: seguridad alimentaria de Colombia. No podemos perder de vista que Monómeros produce y suple el 40 % de los fertilizantes del mercado colombiano, en especial los utilizados en cultivos de papa, café y palma, que son claves para el país.
Tenemos una capilaridad que permite llegar a 800.000 agricultores y para Colombia, para el Gobierno de este país, para la agricultura nacional, sería una catástrofe que Monómeros desapareciera del mercado.
Esa situación estaba en 2019, la diferencia es la forma en que ahora lo asume la administración. En aquel momento nos sentamos con Supersociedades, entregamos un plan de trabajo y fuimos trabajando de la mano. En este caso, la base es la misma. Sin embargo, en la resolución aparecen unos temas internos, de manejos administrativos, sobre los cuales el gerente tendrá que responder. Eso no es competencia de la junta. La resolución fue recibida como una agresión, no de buena manera. Pareciera que no quieren que Supersociedades esté al tanto de lo que está sucediendo internamente.
SEMANA. Menciona que la decisión de la resolución de control de Supersociedades coincidió con una declaración del régimen que decía que iba por Monómeros. ¿Qué fue primero?
C. E. H.: Ahí hay unos tiempos interesantes. La toma de información de Supersociedades en Monómeros fue entre el 6 y 9 de junio, y unos días después empiezan las declaraciones del régimen. Es decir, las declaraciones del régimen estuvieron entre la toma de información y la salida de la resolución. Por experiencias en Colombia, en otras empresas privadas generalmente Supersociedades se toma mucho más tiempo en generar una resolución de control cuando toma la información. Sin atreverme a hablar por Supersociedades, por supuesto, porque no tengo la certeza, pensaría que Supersociedades acelera la decisión de generar la resolución justamente por el problema que estamos sufriendo, de pérdida de confianza en los mercados, debido a estas declaraciones del régimen.
SEMANA: Hay dos escenarios en donde se está moviendo el caso: uno económico y empresarial y otro político. En el económico y empresarial, ¿cuál es la vida útil que podría tener la compañía en un contexto en el que la pérdida de confianza ha sido tal que la misma administración reniega de la toma de control de la Supersociedades?
C. E. H.: Precisamente, sumado al evento de esa publicación, llevaba un par de semanas pidiendo información, convocando una junta, solicitando que nos sentemos, que revisemos. Y no ha sido posible. No tengo la información de la situación real hoy de la empresa. Lo que ha salido a relucir es una información que publicaron en un acta de comité de crisis que se realizó el domingo. Esa misma noche tomé la decisión de separarme de mi posición, porque no fui convocada y no sé si el resto de la junta estuvo en ese comité de crisis.
Incluso, recibí uno de los correos de los proveedores de materias primas, en el que confirmaba que no nos daban más líneas de crédito. La situación real de caja, para cuánto tiempo alcanza, qué se puede y qué no se puede pagar, no la pude obtener por mi renuncia. Parte de eso también motivó mi salida de la organización.
SEMANA: ¿Cuáles fueron las últimas cifras que conoció de la situación financiera?
C. E. H.: Los últimos números que conocí fueron los del flujo de caja proyectado al cierre de julio, el cual vimos en agosto. De septiembre yo ya no tengo la actualización de los números. En ese momento estábamos alrededor de unos 50 millones de dólares en deuda con los proveedores y con una línea de crédito que nos había ayudado mucho. Esas líneas amplias de crédito son las que en este momento ya los proveedores cerraron.
SEMANA: ¿Quiénes los tienen demandados? ¿Los trabajadores? ¿O hay proveedores también?
C. E. H.: Las 18 demandas que menciona la resolución son por temas laborales de muy vieja data. No tenemos ninguna demanda –en este momento– de los proveedores. Pero sí hemos tenido asuntos legales porque el régimen ha tratado de registrar en la gerencia general y en la junta directiva, y nos han demandado o denunciado, obligándonos así a generar defensas.
SEMANA: ¿Cuál fue el punto en el que empezaron las caídas, el descenso de Monómeros?
C. E. H.: Ha sido todo un ciclo. Cuando llegamos había una cantidad de irregularidades administrativas, contratos asignados a contratistas sin los debidos procedimientos firmados por el gerente general anterior a la toma por parte del gobierno interino, excediendo su competencia estatuaria, unos contratos absolutamente absurdos.
Desde que nosotros llegamos empezó una franca recuperación económica, se reactivó la operación, obteníamos créditos de los proveedores de materia prima y empezamos a levantar la operación y las ventas. Sin embargo, en este momento se generaron otras circunstancias distintas. 2020 para nosotros fue un muy buen año, cerramos nuestros estados financieros en positivo por primera vez después de 3 años con las cifras en rojo. Ahora, 2021 ha sido muy duro para toda la industria colombiana, por el paro nacional y todas las dificultades ligadas a la situación de la pandemia. Sin embargo, con todo, Monómeros logró suplir el mercado y crecer en ventas. Tomamos mercados que otros no pudieron suplir porque se quedaron trancados en Buenaventura y en esa zona del Pacífico donde hubo problemas de orden público. Pero un alza de los costos de la materia prima hicieron que necesitáramos muchas más líneas de crédito de los proveedores. Todo esto hizo que se volviera a generar una situación compleja desde el punto de vista financiero.
SEMANA: En lo político, ¿en la mesa de la negociación que se está adelantando en México está el futuro de Monómeros?
C. E. H.: Allí está el futuro de Venezuela. Yo creo que en esa mesa de negociación está la decisión de cómo vamos a retornar la democracia en mi país. Eso es parte del argumento que hemos esgrimido, pero es muy difícil para quienes financian y tienen la decisión del riesgo que asumen, comprender los temas políticos internos. En la agenda en México hay un punto que tiene que ver con los activos que están hoy en manos de Juan Guaidó. Esa discusión en algún momento se va a dar, pero dependerá de cómo se van agotando todos los temas iniciales, que son complejos, pues tienen que ver con la restitución de los derechos, los presos políticos. Hay muchos temas políticos y humanitarios que están antes de discutir el tema de los activos. Sin embargo, el régimen ha hecho de este caso un asunto público, y un escándalo con este tema. Además, se ha manipulado lo que significa una resolución de control. Acá en Colombia cualquiera que ha tenido una empresa sabe lo que significa una resolución de control, pero en Venezuela lo han manejado como un robo. Hay un manejo muy político de toda esta situación de Monómeros en Venezuela.