SERVICIOS PÚBLICOS
¿Por qué no bajan los precios de la luz si los embalses están llenos?
Los embalses en algunas regiones del país reportan cotas máximas y varios de ellos se han visto obligados a abrir el grifo para evitar desbordamientos. Aún así será difícil ver un alivio en el recibo de luz.
Esta semana XM, filial de ISA, operador del Sistema Interconectado Nacional (SIN) y administrador del Mercado de Energía Mayorista (MEM), reportó un muy buen nivel en los embalses del país, una muy buena noticia debido a que se descarta - al menos en el corto plazo- un racionamiento eléctrico derivado de ausencia de recurso hídrico.
Según Jaime Alejandro Zapata Uribe, gerente del Centro Nacional de Despacho de XM: “En agosto los aportes hídricos fueron del 115,8% de la media histórica, aportando al aumento de las reservas hídricas del sistema eléctrico, las cuales llegaron a 86,8% al cierre del mes. Se destaca que las regiones Antioquia y Oriente se encuentran cerca de su capacidad de almacenamiento y presentaron vertimientos de 1001.69 GWh”.
La entidad indicó que el nivel agregado de los embalses de la zona Oriente completó el 99.0% y Antioquia el 97,1 %, situación que demuestra que se encuentran con su capacidad de embalsamiento a plena capacidad; por otra parte, Caribe se ubica en el 77,2 %; Valle en el 76,2 % y Centro en el 69 %.
Estos altos niveles ha llevado a un aumento en el nivel de los vertimientos de los embalses. Durante el pasado mes la cantidad de agua evacuada de los embalses por medio de los vertederos al sobrepasar la capacidad máxima de almacenamiento fue de 1,045.14GWh. Las regiones que presentaron vertimientos fueron: Oriente con 672.34 GWh, Antioquia con 329.35 GWh y Centro con 43.45 GWh.
Lo más leído
Así las cosas, los aportes hídricos cerraron el mes con un promedio del 115,8 % con respecto a la media mensual histórica. La región con mayores aportes hídricos fue Centro con 135.6 %, seguida por Valle con 128.7 % y Caribe con 128.4 %.
¿Y los precios?
En los últimos años, los empresarios del país y algunos residentes, especialmente de estratos altos, se han quejado en reiteradas oportunidades por los altos precios de la electricidad. Arguyen que en otros países, con menos riqueza hídrica, las tarifas son mucho más bajas.
No hay duda que los precios altos en la electricidad constituyen un factor negativo para la competitividad, sobre todo en industrias intensivas en transformación de materias, como en el caso del acero, cemento, alimentos, entre otros. Por decepcionante que parezca: los excesos de agua no garantizan rebajas importantes en el recibo de la luz y mucho menos en el del agua.
Según Alejandro Castañeda, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), el mercado de energía colombiano se rige por dos modalidades de compra y venta de energía.
En la primera, los comercializadores, como por ejemplo, Codensa o Electricaribe (hoy Air-e y Afinia), suscriben contratos a mediano plazo (de 3 a 5 años) con precios proyectados y previamente establecidos.
Sin importar si hay una sequía o un invierno prolongado, los precios de compra de energía se mantienen en este tiempo, para así garantizar los modelos financieros de los productores, pero sobre todo asegurar el suministro.
El problema es cuando hay sequía, pues los embalses están bajos y es necesario encender las térmicas que en Colombia funcionan con gas y carbón. En este caso, sí aplica algún tipo de ajuste al alza en los recibos de luz de empresas y familias.
Cerca del 80 o 90 por ciento de las compras de energía a mediano plazo utilizan esta figura de compras directas con generadores. Para el restante 20 o 10 por ciento, según el caso, los comercializadores de energía acuden a la bolsa de energía, en donde los generadores pueden ofrecen energía de un día para otro, generalmente a precios más bajos.
En este último caso, sí se puede presentar una reducción en el precio del kilovatio por hora, pero al ser marginal la compra por esta vía o mecanismo, el bolsillo del ciudadano casi no siente ese alivio.
Castañeda explica que la generación de energía puede representar un 40 por ciento del total del costo del servicio, mientras que la distribución otro 40 por ciento.
Los embalses llenos de agua - como los de estos días- podrían estar produciendo un kilovatio hora cercano a los 85 pesos. Sin embargo, a los ciudadanos se les cobra cerca de 200 pesos por kilovatio hora, debido- como ya explicamos- a los contratos de mediano plazo que suscriben generadores y distribuidores.
En abril y mayo de 2020, época de pocas lluvias y embalses secos, los colombianos pagaron el kilovatio a 550 pesos. Ahora bien, alguien podría decir que si los contratos fueran mensuales o diarios los alivios tarifarios podrían ser representativos.
Sin embargo, hay que decir que un modelo de este tipo originaria tal volatilidad que haría casi imposible la operación.
Otra cosa sucede cuando una sola firma o grupo genera, distribuye y comercializa la energía, pues cuenta con toda la integración vertical del negocio. El asunto es que no siempre este tipo de compañías cuenta con energía suficiente para sus clientes.
De ahí la necesidad de seguir subastando la producción de nueva energía renovable. La subasta de energía del gobierno que se adjudicó en 2019 empezará- en teoría- a producir electricidad en 2022 y 2023.
Los precios del kilovatio de estos parques eólicos y solares ofrecerían un precio del kilovatio de 150 0 140 pesos.
El tema a corto plazo será resolver los problemas de licencias ambientales y comunidades que enfrentan varios operadores de la subasta de 2019, especialmente en La Guajira y Cesar. Para octubre próximo está prevista una nueva subasta de energías renovables, otra buena noticia para el país. Pero si no se corrigen estos problemas de licencias sociales será muy difícil mayores ajustes en la matriz energética.
Pero eso sí, si su expectativa es pagar menos en el recibo de la luz, lo mejor es apagar el bombillo, desconectar el cargador del celular cuando no esté en operación y cambiar la lavadora y nevera por electrodomésticos más ahorradores y eficientes. Por ahora, es la única opción para no perder las luces.