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Procaps: estos son los países que el grupo está viendo para expandir su operación
El Grupo Procaps escogió el camino rápido para entrar a Wall Street y obtener mayor liquidez. Dinero le cuenta la estrategia, los planes de compra y la nueva composición accionaria.
El atajo para entrar al mercado de valores de Estados Unidos tiene nombre: special-purpose acquisition company (SPAC). Se trata de un nombre algo rimbombante para una modalidad que busca simplificar y agilizar el acceso de las empresas al capital de las bolsas de valores.
En la práctica, una SPAC es un vehículo legal que reduce el tiempo de acceso al parqué de Estados Unidos de dos años a tres o cuatro meses.
¿Cómo se logra? Varias firmas ya cotizan en Nasdaq u otras bolsas, y lo hacen casi con el único propósito de atraer capital. Cumplen con todas las exigencias y regulaciones de la SEC de Estados Unidos, pero no tienen activos y tampoco producen algo. Son novias bonitas esperando que alguien las saque a bailar.
Procaps, una compañía dedicada hace 44 años a fabricar medicamentos, insumos médicos y complementos vitamínicos, se metió al baile el 31 de marzo cuando anunció que utilizará esta modalidad para llegar a Nasdaq este año.
Tendencias
¿Cómo funciona una SPAC? En términos sencillos, Procaps se fusiona con una de esas ‘novias bonitas’, que en este caso se llama Union Acquisition Corp II (ticket LATN).
Con la promesa de ‘matrimonio’ en ciernes, esta última atrae inversionistas y capital fresco que permita financiar un plan de expansión de la primera. Un matrimonio por conveniencia.
A la par que los representantes de Union Acquisition Corp II y Procaps definían los pormenores de la fusión, también realizaban una ronda de inversión paralela denominada PIPE, otra forma de atraer capital privado.
Producto de las dos movidas –la SPAC y la PIPE–, la nueva compañía cotizará en Nasdaq con el nombre PROC, y contará con 300 millones de dólares, 200 millones de la SPAC y 100 millones de la PIPE.
En ese nuevo entorno, ¿cómo quedan los socios, empezando por Rubén Minski, fundador de Procaps?
“La familia Minski pasa del 69 al 52 por ciento, mientras que Alejandro Weinstein pasa del 17 al 13 por ciento. Ni la familia Minski ni Alejandro Weinstein van a vender”, explicó el ejecutivo.
Vale la pena decir que Weinstein es cofundador de Unión Acquisition Corp II y socio de Procaps. Tiene su oficina en Londres y es conocedor del negocio farmacéutico. Un 25 por ciento de la empresa fusionada quedará en manos de los accionistas de la SPAC y los inversionistas de la PIPE.
Al mismo tiempo, la Corporación Financiera Internacional (IFC), que forma parte del Banco Mundial, tenía el 14 por ciento y pasa al 5 por ciento. Es el único socio que vende un segmento de su participación.
Otro nombre interesante que aparece en esta fusión es Juan Sartori. Se trata de un joven empresario uruguayo (1981) que fue candidato a la presidencia de su país en 2018 y es cofundador de Union Acquisition Corp II. Según el vicepresidente Mantilla, aunque Sartori es chairman y cofundador de esa firma, no se espera que forme parte de la junta de la compañía combinada.
Sartori es –según El Observador de Uruguay– uno de los fundadores de Union Agriculture Group, y está casado con la multimillonaria rusa Ekaterina Ribolovleva, hija del magnate Dmitri Ribolovlev, dueño del club de fútbol Mónaco, de Francia.
El diario AS indica que Sartori es el mayor accionista del Sunderland, un equipo de fútbol de Inglaterra que estuvo en primera división, pero hoy se encuentra en tercera categoría
¿En qué usarán el dinero?
El plan de negocios de Procaps fusionada reúne cuatro verticales. La primera debe asumir los gastos de la fusión, pues el papeleo ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos y otros trámites representan una erogación de unos 25 millones de dólares.
Como la IFC quiere reducir su participación de 14 por ciento a 5, eso representará otros 60 millones de dólares. Quedan disponibles 215 millones de dólares, destinados a la caja de la empresa.
Una parte fundamental en esto es la investigación y desarrollo de nuevos productos y tecnologías, algo en lo que Procaps siente orgullo: tiene 84 patentes, 50 de ellas en trámite.
Con los 165 millones de dólares restantes, la empresa potencializará el crecimiento inorgánico, reflejado especialmente en compra de compañías.
“Nos gustaría apalancar una compra en México, porque no estamos allí. Segundo, puede haber oportunidades para profundizar el B2B en Brasil”, dijo Mantilla.
La nueva Procaps buscará oportunidades en Centroamérica, mercado donde el sector farmacéutico se caracteriza por la atomización de empresas de carácter familiar y que van en la tercera o cuarta generación.
Las compras, fusiones o demás movidas con otras firmas del continente se materializarán una vez se cierren la SPAC y la PIPE ante la SEC, una situación que, según Mantilla, puede ocurrir en el tercer trimestre de 2021.
Así las cosas, el Grupo Procaps saldría de compras a finales de este año e inicios de 2022. El cierre de negocios con farmacéuticas familiares podría tardar un poco más debido al componente emocional que suelen tener estas firmas.
Procaps cuenta con un buen portafolio, cerca de 5.000 marcas y productos, pero buscará reforzar el área terapéutica, en la que siente que debe crecer.
¿Y la vacuna para la covid?
La compañía, creada en Barranquilla en 1977, se declaró a la expectativa de lo que señale el Gobierno en materia de política pública para la fabricación de vacunas.
Durante una visita del presidente Iván Duque a las instalaciones de Procaps el pasado 18 de febrero, el mandatario expresó su interés para que este tipo de empresas participen en proyectos que permitan fabricar vacunas en el país, como se hacía hasta hace un par de décadas.
Frente a la particular invitación, los directivos de la firma indicaron que están a la espera de una hoja de ruta crítica que el propio Gobierno debe definir.
Un proyecto de fabricación de vacunas de esta envergadura tendría que pasar por la definición de una alianza público-privada, pues se trata de un macroproyecto que involucra mucha planeación y dinero. Sin embargo, un viento de esperanza sopla desde el norte.
El pasado 15 de abril, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió una carta de 170 expresidentes y premios nobel en la que le piden que suspenda provisionalmente los derechos de patentes de las vacunas contra la covid-19 para agilizar la fabricación de estos productos y mejorar el ritmo de vacunación en el mundo.
Si se suspenden esos derechos, se abre la posibilidad para que cientos de laboratorios con cierta capacidad técnica y científica en el planeta elaboren las vacunas.
Por lo pronto, el Grupo Procaps aseguró que seguirá suministrando los productos que clínicas y centros asistenciales requieren en medio del tercer pico de la pandemia.
La firma provee medicamentos especializados, anestésicos, anticoagulantes y antibióticos, entre otros. También obtuvo un millonario contrato para proporcionar millones de jeringas durante la campaña de vacunación nacional.
En los últimos 15 meses se concretaron casi 500 SPAC en Estados Unidos, mientras que en América Latina el formato apenas despega, en parte por la falta de información de este tipo de transacciones.
Si todo le sale bien a Procaps, se podría convertir en unos años en un peso pesado de la industria en la región. Ahí se verá si el atajo les funcionó.