INDUSTRIA
¿Qué es el ‘chipageddon’ y por qué esto lo podría afectar?
El mundo vive una tremenda escasez de chips y semiconductores. ¿Qué la produjo y por qué millones de consumidores se ven afectados?
En 1998, la expresión Armageddon se puso de moda por una película que aludía al fin del mundo. Al término se le asignó el papel de describir un problema grave e importante. Y 23 años después revive para combinarlo con la palabra chip (una costumbre usual entre los angloparlantes) y hablar ahora del chipageddon.
El problema grave e importante que vive hoy el mundo es la escasez de chips o semiconductores. Si bien suena como algo que interesa solo a los apasionados de la tecnología, en realidad, afecta a fabricantes y compradores de celulares, computadores, autos, televisores y hasta secadoras de ropa. Casi todos los aparatos en los hogares y oficinas necesitan chips para su correcto funcionamiento.
Enrique Dans, profesor de Innovación en IE Business School, atribuye el chipageddon a la conjunción de eventos: la pandemia, que en un momento forzó el cierre de las fábricas de semiconductores, justo cuando se disparó la demanda por productos de electrónica; la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que llevó a que algunas empresas del primer país redujeran las importaciones de estos insumos, sin tener la capacidad suficiente para reemplazarlos.
Además, el clima jugó en contra, pues Taiwán –hogar de casi una cuarta parte de la capacidad mundial para fabricar chips– sufrió una fuerte sequía, que afectó la producción de semiconductores, un proceso intensivo en agua; al mismo tiempo, por temperaturas anormalmente frías en Texas, se cerraron varias plantas.
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Como resultado, a medida que las economías reabrieron el año pasado, las fábricas notaron este grave faltante, más agudo hoy, y tiene entre las industrias más golpeadas a la automotriz. Esta depende de chips para todo: desde la gestión informática de los motores hasta los sistemas de asistencia al conductor.
Empresas como Ford, Volkswagen y Jaguar Land Rover han reducido drásticamente su producción, y otras no están incluyendo en sus vehículos de alta gama sistemas de navegación, espejos retrovisores inteligentes –que sirven para monitorear puntos ciegos– o pantallas digitales de gran tamaño.
El otro efecto es el encarecimiento. Se estima, por ejemplo, que una SUV grande y full equipo podría costar, al menos, 20 % más que el año pasado.
Mal de muchos
Empresarios del sector automotor consultados por CNBC prevén que la disrupción de la oferta de semiconductores permanezca hasta 2022, pues no son los únicos impactados por la escasez.
Samsung advirtió que la falta de chips está afectando la producción de televisores y electrodomésticos. Igualmente, se estima que las ventas trimestrales de Apple, debido a las limitaciones de suministro en los iPad y Mac, se reduzcan hasta en 4.000 millones de dólares. También se ha visto afectada la producción de secadoras y lavadoras, que requieren chips para calcular la carga de ropa precisa para trabajar.
La insuficiencia de semiconductores ha provocado temores sobre la concentración de su fabricación en cuatro países de Asia (Taiwán, Corea del Sur, China y Japón). Estados Unidos es el quinto productor mundial, y, como resultado, allí y en Europa están promoviendo la creación de fábricas de estos insumos para no depender de terceros.
Según Dans, en esta coyuntura, América Latina es un simple espectador al no tener capacidad de producción. Ojalá que, como en la película, el chipageddon se resuelva. Un proceso que no será sencillo, implicará nuevos jugadores y, tal vez, tenga un final feliz.