Laboral
Salario mínimo: “Debemos tener los pies sobre la tierra”, dice la CTC
John Jairo Caicedo, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia, advierte que las centrales obreras están construyendo la posición para sentarse en la mesa de negociación, pero le preocupa la inflación desbordada. Frente a los temas laborales pide que “nos devuelvan lo que nos han quitado”.
Escuchar a líderes sindicales hablando de competitividad y productividad no era habitual; sin embargo, los escenarios han cambiado. Y esta transformación llega en un momento clave del debate laboral.
Por una parte, porque en cuestión de semanas se abordará, entre Gobierno, gremios y sindicatos, la discusión por el aumento del salario mínimo para 2023, cuando la inflación anual está en 11,44 % a septiembre, la más alta desde finales del siglo pasado y amenaza con superar el 12 %.
Y, por otra, con la anunciada reforma laboral que ha planteado el Gobierno para el año entrante con temas como, por ejemplo, la regulación de los contratos de prestación de servicios y las modificaciones de la jornada laboral.
Para John Jairo Caicedo, nuevo presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), y quien también preside el sindicato de Colombina, “si no hay productividad y competitividad, pues no hay organizaciones sindicales. Si una empresa no es productiva y competitiva, simplemente la empresa va a cerrar”.
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En entrevista en el programa de Dinero en Semana TV señaló que “en el tema sindical tenemos que aprender a decirnos las cosas como son. Cuando yo hablo de productividad y competitividad es porque a mí me preocupa la clase trabajadora y me preocupan los sectores. Eso no quiere decir que seamos patronalistas. En algún momento de mi historia sindical a mí me tildaron de patronalista. Y una de las cosas que planteé era que si ser patronalista era buscar la formalización del empleo; tener una buena convención colectiva de trabajo; poder buscar alternativas para que los trabajadores tuvieran vivienda digna, educación digna, salud digna; tener un régimen sindical adecuado para la formación sindical de sus cuadros, entonces yo era patronalista”.
Caicedo aseguró que las centrales obreras están construyendo la posición unificada de aumento en el salario mínimo que pedirán en la mesa de negociación. “Tenemos que ser coherentes con las cifras que no mienten. Un tema de desaceleración que no lo podemos esconder”, dice.
Frente al primer gobierno de izquierda en el país, Caicedo dice que para el sector sindical significa “esperanza”. “Desde la CTC nuestras solicitudes se han enmarcado en expresar esta petición: que nos devuelvan lo que nos han quitado. No se está pidiendo nada fuera de lo normal, sino que nos regresen las horas nocturnas, que nos regresen la estabilidad laboral, que nos regresen la formalización en el empleo, que nos regresen la libertad de asociación”.
Ante la preocupación de sectores específicos, como el petrolero o el carbonero, Caicedo dijo: “Tenemos varios sindicatos de esos sectores que pertenecen a la confederación. Desde la CTC hemos planteado que el tema de energía alternativa no puede ser inmediato. Creo que todo debe ser un proceso, un proceso que se debe dar en el tiempo y se debe proyectar en un periodo ajustado a una realidad. Hoy esa industria genera miles de empleos, es un tema importante para el país y no se puede acabar de la noche a la mañana”.
SEMANA: en su hoja de vida, cuando se postuló a la presidencia de la CTC, usted se presenta así: “Soy un convencido de que el diálogo constante entre el trabajador y los empresarios logra tejer puntos de encuentro generando nuevos espacios de productividad enfatizada en el respeto de la normatividad laboral y del crecimiento competitivo de los empresarios”. En el imaginario está que los sindicatos y los empresarios se la pasan enfrentados, pero cuando se lee su postulado parece que no es así. ¿Cuál es su visión de lo que está pasando en el mundo sindical y la relación con el sector empresarial?
John Jairo Caicedo (J. J. C.): yo trabajo hace 25 años vinculado con el Grupo Colombina, me hice sindicalmente allí. Inicié desde cuando era mecánico. Tuve la fortuna de estudiar, hacerme profesional y llegué al sindicato. Hoy presido el Sindicato Nacional del Grupo empresarial Colombina y en toda esa historia, en toda mi formación sindical, he estado no solamente formándome en Colombia sino en el exterior por medio de mi central obrera, y siempre llegábamos al mismo punto: por qué en el tema de concertación o diálogo social iba vinculado el tema productivo y competitivo de la industria. En ese imaginario llegamos a la conclusión de que, si no hay productividad y competitividad, pues no hay organizaciones sindicales. Si una empresa no es productiva y competitiva, simplemente va a cerrar. Y si una empresa no es productiva y competitiva, pues no va a pagar impuestos y no podrán hacer sindicato.
Entonces requerimos de unas buenas relaciones, unas buenas prácticas obrero-patronales, unas buenas prácticas que conlleven a convenciones colectivas adecuadas. De lo contrario, no vamos a poder construir patria, una paz total que es lo que busca el presidente Petro. Por eso me ha llamado la atención y comparto lo que está ocurriendo hoy en ese llamado de la construcción del Estatuto del Trabajo, a las mesas de diálogo.
SEMANA: ¿qué significa trabajar en una empresa como Colombina?
J. J. C.: me ha tocado ver el crecimiento de la compañía. Cuando llegué a la industria era una empresa normal en el Valle del Cauca, éramos 800 trabajadores en esa época. Era un sindicato de base y dando los lineamientos de la CSA, que es la Confederación Sindical de las Américas, donde nos invitó en aquella época a transformar los sindicatos y volverlos sindicatos de industria o de rama de actividad económica y nos dimos a la tarea. Y viendo el crecimiento de la compañía que se expandió no solamente en América Latina sino en Europa, pues el sindicato también tenía que crecer. Ahí nos transformamos y por eso hoy el sindicato de Colombina Nacional tiene espacios en la gran mayoría de negocios del Grupo empresarial Colombina. Pero eso se ha dado con varios ingredientes importantes: uno, el respeto en la mesa de negociación; dos, no manejar cosas por debajo de la mesa; tres, siempre decirnos las cosas de frente, y cuatro, tener el conocimiento de cómo está la empresa económicamente sin esconder nada, y tener el contexto económico del mundo y de nuestro país. Creo que han sido ingredientes fundamentales para poder consolidar estas buenas relaciones obrero-patronales en el grupo empresarial.
Tenemos diferencias y grandes diferencias, pero las hemos sabido afrontar y por eso hoy tenemos una extraordinaria convención colectiva que gozan los trabajadores al interior de la industria que representan.
SEMANA: ¿cómo generar confianza entre el sector empresarial y los sindicatos, hoy en un momento en el que se avecina una desaceleración y la economía va a pasar de crecer cerca de 8 % a posiblemente cero el año entrante, según el Banco de la República?
J. J. C.: tenemos que ser claros en algo: así como hay empresarios no tan buenos, hay organizaciones sindicales que nada les gusta. Es normal, no podemos tapar el sol con las manos. El escenario es preocupante. Yo creo que la inflación que tenemos ha sido una de las más altas en las últimas dos décadas, cerca del 11,44 %, y el próximo año el panorama no es muy alentador. Entonces teniendo esos ingredientes, pues la negociación del salario mínimo no va a ser tan fácil. Algunos han especulado y han dicho que debe andar alrededor de 15 y 20 %. Hoy yo no me atrevería a dar ninguna cifra partiendo de la base que el criterio como central obrera debemos tenerlo unificado en las tres confederaciones que hoy estamos trabajando la petición del salario mínimo.
Hasta que no tengamos un diagnóstico claro de cuál va a ser la postura de las tres centrales sindicales hacia el Gobierno y los empresarios, no vamos a generar ninguna expectativa.
Tenemos un gobierno alternativo que está brindando garantías sindicales, está expresando que habrá una mejor expansión en temas como la afiliación sindical, la formalización laboral, de negociación por rama de actividad económica que, a pesar de que la tenemos en el Código Sustantivo del Trabajo, no es posible negociar en ese estilo. Esperamos el próximo año poder consolidar muchos de los temas que hoy están en espera.
SEMANA: históricamente esta es la primera vez que Colombia es gobernado por un presidente de izquierda. ¿Eso qué significa para el sector sindical?
J. J. C.: hablo en un contexto sindical generalizado. Esperanza. Desde la CTC nuestras solicitudes se han enmarcado en expresar la petición de que nos devuelvan lo que nos han quitado. No se está pidiendo nada fuera de lo normal, sino que nos regresen las horas nocturnas, que nos regresen la estabilidad laboral, que nos regresen la formalización en el empleo, que nos regresen la libertad de asociación. Partiendo de esa base, obviamente habrá algunos temas adicionales que se darán en el Estatuto del Trabajo y que será discutido en las mesas, primero regionales, y luego nacionales. Pero básicamente es eso: esperanza, esperanza para el movimiento sindical y para la formalización en el empleo.
SEMANA: ¿qué viene en la discusión del salario mínimo? Habrá muchas tensiones, inflación, crecimiento, productividad. ¿Cuál es la posición que tienen como central sindical frente a la negociación del salario mínimo?
J. J. C.: tenemos que ser positivos. Tenemos que apostarle a la buena energía en una mesa de negociación que vamos a iniciar en algunas semanas. Pero sí es preocupante, especialmente a la CTC le preocupa el tema de inflación. A pesar de que tenemos este gobierno, también debemos tener los pies sobre la tierra, tenemos que ser coherentes con las cifras que no mienten. Un tema de desaceleración que no podemos esconder. Por eso hemos sido muy prudentes y nos estamos dando a la tarea de que las tres centrales debemos unificar una postura coherente. Las tres centrales en estos momentos estamos trabajando para que sea una postura unificada, pero también en el resultado que se nos dé si no es el adecuado plantear que no estamos de acuerdo, pero bajo el tema de la coherencia.
SEMANA: ¿cuáles son las consideraciones que tienen para que se dé el aumento?
J. J. C.: muchas cosas. La inflación, los incrementos que hemos tenido. A pesar de que este año se tuvo un incremento superior al 10 % prácticamente todo nos subió casi el triple. Hoy la plata no está alcanzando y si hoy no se le da movilidad al tema económico, pues tampoco va a poder crecer.
SEMANA: no es muy frecuente oír a un líder sindical hablar de productividad y competitividad…
J. J. C.: nosotros en el tema sindical tenemos que aprender a decirnos las cosas como son. Cuando yo hablo de productividad y competitividad es porque a mí me preocupa la clase trabajadora y me preocupan los sectores. Eso no quiere decir que seamos patronalistas. En algún momento de mi historia sindical a mí me tildaron de patronalista. Y una de las cosas que planteé era que si ser patronalista era buscar la formalización del empleo, que si ser patronalista era tener una buena convención colectiva de trabajo, que si ser patronalista era poder buscar alternativas para que los trabajadores tuvieran vivienda digna, educación digna, salud digna, si ser patronalista era tener un régimen sindical adecuado para la formación sindical, entonces yo era patronalista.
Eso no nos puede desviar el discurso como dirigentes sindicales. El movimiento debe entrar a otros temas que a veces temíamos, a decirnos las cosas de frente con respeto. Esa ha sido una de las grandes dificultades. Todos los empresarios a lo mejor no tienen la misma capacidad de concertación, así como algunos sindicatos tampoco la tienen. Ahí es donde debemos entrar nosotros a generar esos ejemplos de que sí se puede, a hacer ese llamado. Hoy tenemos un Gobierno que está generando esos espacios y yo he planteado que, si a este Gobierno le va bien, pues a todos nos debe ir bien. Hoy no podemos pretender que a este Gobierno le vaya mal porque si le va mal, pues le va mal a Colombia y nos va mal a todos, independientemente si votaron o no por este Gobierno.
SEMANA: lo que uno ve venir hacia el sector empresarial no es fácil: una tributaria, el aumento del salario mínimo, una situación compleja en lo económico el año entrante y ampliando la brecha entre la formalidad y la informalidad. ¿Cuál es su mirada en ese contexto?
J. J. C.: los ingredientes no los podemos desconocer. Los temas de competitividad y de productividad tienen que estar en la mesa. Sobre la tributaria siempre he dicho que al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, pero viendo el contexto, primero que todo hay que cuidar los puestos de trabajo. Si queremos que el sindicalismo en Colombia crezca –porque hoy la tasa de sindicalización es muy baja–, si queremos generar convenciones colectivas adecuadas y ajustadas a una realidad socioeconómica de nuestro país, si queremos que todos esos ingredientes de los que hoy habla el Gobierno y que nosotros como central obrera estamos apoyando en el Estatuto del Trabajo se den adecuadamente bajo unos parámetros de crecimiento evolutivo, obviamente no hacemos nada si no tenemos un crecimiento en la industria y si no la cuidamos. Y de una u otra forma eso se redunda en el bienestar de la clase trabajadora y ese bienestar es para todos. También para poder traer esa gente que hoy está en la informalidad a la formalidad.
Hoy tenemos un sueño, una esperanza, esa esperanza no la vamos a ver reflejada de la noche a la mañana y creo que es deber de todos los actores involucrados en el proceso. Y si queremos que esto llegue a un buen término, pues simplemente tenemos que ponernos de acuerdo porque si no nos ponemos de acuerdo, pues a lo mejor vamos a ganar una batalla, pero no la guerra. No hacemos nada hoy de estar contentos y decir: “Sí les ganamos a los empresarios y salimos victoriosos”, pero dentro de un año o dos estar quejándonos. Esa no es la idea. La idea es dialogar y ponernos de acuerdo, ese es el planteamiento desde la Confederación de Trabajadores de Colombia CTC y del nuevo comité ejecutivo.
SEMANA: el año entrante viene la reforma laboral y usted mencionó algo: “Que nos regresen lo que nos han quitado”. ¿Cuál es la expectativa que tiene alrededor de esta reforma?
J. J. C.: hay muchas cosas que tenemos que trabajar y se nos vienen encima el próximo año. La formalización en el empleo, que no va a ser fácil ni en lo público ni en lo privado. Es un tema muy complejo y va a conllevar un tema presupuestal bastante importante que yo lo veo con buenos ojos. Cuando plantean que están acabando las nóminas paralelas, excelente, todos queremos que se acabe la corrupción en Colombia. En el sector privado pienso que hay industrias que a lo mejor evolutivamente lo pueden hacer, pero también tenemos que ponernos en un contexto claro. Hay industrias, por ejemplo, que son de temporadas, ¿qué va a pasar allí? Como organizaciones sindicales no podemos pasar por alto ni tapar el sol con las manos. Nuestro deber es mirar todo el panorama. Estamos hablando sobre una realidad económica y social que muchas industrias viven en su momento, cómo va a ser la contratación de esas personas.
Queremos la formalización laboral, pero también miremos ese escenario cómo lo va a manejar la industria para que el día de mañana si nos ingresan un ejemplo 100 compañeros o compañeras con vinculación directa, a los seis meses no vayan a estar despedidos. Es una realidad que tenemos que entrar a revisar. Y mire los impactos económicos no solamente en lo público, sino en lo privado al regresar las horas nocturnas, al regresar el recargo del 100 % de la incapacidad, eso que estamos hablando dentro del Estatuto del Trabajo que es la agenda que le hemos presentado al Gobierno nacional. ¿Cómo va a ser eso, pero además cómo la vamos a mantener en el tiempo? Nuestra confederación lo que quiere es que el tema sea sostenible en el tiempo sobre la base del trabajo decente y los objetivos de desarrollo sostenible.
SEMANA: la pandemia nos dejó en una evidencia y fue el tema de la tecnología, nos aceleró procesos que no teníamos en las cuentas, por lo menos en dos o tres años y lo tuvimos que hacer en semanas o en meses. En el caso laboral fue mucho más evidente: tuvimos que trabajar desde las casas, hacer teletrabajo y ver cómo la productividad y competitividad cada vez toman un papel más protagónico dentro de las organizaciones empresariales. ¿Cuál es su lectura de esa incursión de la tecnología en los desarrollos que pueden ser ocupados por una persona, pero que hoy día la tecnología puede estar desplazando esa mano de obra?
J. J. C.: dentro de la agenda sindical, no solamente en Colombia sino en el mundo, lógicamente va a estar el tema de inteligencia artificial que es una de las grandes preocupaciones del movimiento sindical en Colombia y en el mundo entero. Las nuevas formas de empleo que empezamos a desarrollar todos y todas desde casa. Eso nos llevó a unos hábitos que ahora en el regreso a las actividades a muchos se les ha dificultado. Ahí están los grandes retos del movimiento sindical. Es una agenda que todavía no puedo decir que tenemos claro cómo la vamos a trabajar. Esto también va a ser unificado porque ahí debemos ser también coherentes en los planteamientos que vamos a hacer. Pero adicionalmente entra un tema muy importante y es el tema del medio ambiente que el movimiento sindical a veces había sido ajeno, pero que ahora se está involucrando activamente.
SEMANA: ¿cómo van a manejar las preocupaciones que tienen sindicalistas compañeros suyos de sectores que hoy se ven amenazados particularmente en el tema petrolero y minero? ¿Cuál la posición de la CTC frente a estos sectores?
J. J. C.: tenemos varios sindicatos de esos sectores que pertenecen a la confederación. Desde la CTC hemos planteado que el tema de energía alternativa no puede ser inmediato. Creo que todo debe ser un proceso, un proceso que se debe dar en el tiempo y se debe proyectar en un periodo ajustado a una realidad. Hoy esa industria genera miles de empleos, es un tema importante para el país y no se puede acabar de la noche a la mañana. Ha sucedido algo muy bonito. Por estos días hablaba con una comisión de Holanda y esto ha conllevado que organizaciones sindicales de diferentes centrales obreras que nunca se hablaban, que nunca se tomaban un tinto en una mesa, hoy estén dialogando. Entonces a veces no hay mal que por bien no venga. Eso es muy importante porque ayuda a enriquecer los procesos.
SEMANA: lleva menos de un mes en la presidencia de la CTC, qué les diría al Gobierno, a los empresarios y a sus colegas sindicalistas frente a lo que viene en el país, a las discusiones de salario mínimo, de reforma laboral y en medio de todo este contexto…
J. J. C.: yo no daría mensajes por separado. Soy un amante del tripartismo y creo que aquí lo más importante para los tres grupos que menciona es que debemos pensar en patria. Debemos pensar en país, que no pensemos en objetivos personales, incluso ni institucionales, sino en patria. Queremos que al país le vaya bien, que a Colombia le vaya bien y, sobre todo, que sigamos creciendo económicamente, productivamente, competitivamente, sindicalmente con mejores convenciones colectivas de trabajo.