Dinero
Estas son las principales razones por las que los latinoamericanos siguen prefiriendo el efectivo
Pese a los costos que tiene mover billetes y monedas, además de los problemas de seguridad y fraude, aún es mayoritario el grupo de personas que prefiere el dinero contante y sonante.
A pesar de los avances en digitalización que trajo la pandemia, se estima que el 65 % de las transacciones en América Latina aún se realiza en efectivo y esto no solo se debe a un tema desconocimiento o poco acceso a la tecnología, sino a factores culturales y regulación.
Un estudio realizado por iupana, un servicio informativo sobre banca, fintech y pagos en América Latina y el Caribe, junto con la iniciativa ‘Más Efectivo sin Efectivo’, señala: las principales razones que hacen que la gente prefiera el dinero contante y sonante son la falta de preparación de las personas, el miedo a fraudes, los costos, el control fiscal y el temor a perder privacidad (no quieren que se sepa cuánto dinero mueven).
“El acceso a tecnología (cajeros automáticos, sucursales virtuales o datáfonos) es un tema central, tanto para hacer como para recibir pagos digitales. Aún mucha gente está desconectada en ese frente, sobre todo en las zonas rurales”, explica Tory Jackson, líder de Desarrollo de Negocio y Estrategia en América Latina de Galileo, una de las firmas promotoras de la campaña ‘Más Efectivo sin Efectivo’.
El miedo a fraudes se deriva del hecho de que el efectivo es un valor tangible, mientras que las tarjetas o los números de una transferencia no lo son. A eso se suma que en muchas entidades financieras cobran comisiones por las operaciones electrónicas.
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“Si uso pagos digitales voy a tener que pagar impuestos, me van a empezar a fiscalizar o voy a tener que contratar a un contador. Eso no es fácil al nivel que sea, es un problema, una declaración no es fácil a cualquier nivel de estudios, son varias horas del día y es probable que no lo puedas hacer por ti mismo y luego te multan por errores”, manifiesta un comerciante encuestado para este estudio que se realizó en varios países de América Latina, incluido Colombia.
Los problemas de los billetes
Quienes promueven el uso del dinero plástico y los pagos digitales insisten en que el problema del efectivo es que tiene muchos costos de los cuales no son conscientes la mayoría de las personas. El primero se refiere a los costos de administración, pues el dinero se debe contabilizar bien para saber cuánto se tiene en la billetera o en la caja registradora.
A eso se suman los costos de transporte y de seguridad, que son más complicados en las zonas más alejadas. También está la preocupación de poder identificar si el billete es falso o auténtico.
Adicionalmente, el efectivo es anónimo, no sabe de dónde proviene, el que paga o que recibe puede inmiscuirse en problemas de lavado de activos al no poder demostrar la procedencia de los billetes, no hay trazabilidad de las operaciones, como sí las hay en las transacciones digitales.
Por lo anterior y por la desconfianza que generan los pagos digitales, ante la creciente cantidad de fraudes, la propuesta está en aumentar la alfabetización para que la gente use el dinero plástico o las transferencias incluso para los pequeños pagos (el pan, el café o una empanada). En este aspecto, los expertos consideran que la clave está en bajar las comisiones para que el pago de bajos montos sea atractivo y no resulte lo ‘comido por lo servido’.
“En los últimos dos años, los escándalos de robo de identidad o la extorsión mediante las aplicaciones de préstamos han sembrado terror debido a la enorme cobertura que han tenido. A pesar de que los peligros del efectivo son mucho mayores y que los préstamos dispersados en efectivo son más sujetos a abusos, el temor de transaccionar en digital ha pegado fuertemente en algunos sectores”, advierte el estudio
Tipos de usuarios
Teniendo en cuenta que no todas las personas tienen la misma propensión hacia los pagos digitales, el estudio divide a los usuarios de acuerdo con su uso del efectivo y de las nuevas herramientas.
1. Aferrados. Son escépticos o resistentes al cambio, valoran la tangibilidad y familiaridad del dinero físico.
3. Transicionales. Son los que cambian activamente de efectivo a métodos sin efectivo.
4. Evolucionados. Prefieren métodos de pago digitales, abogan y educan al respecto, se vuelven portavoces, y solo recurren al efectivo cuando no tienen otra opción.