VACUNAS
¿Qué tan lista está Colombia para producir su propia vacuna para la covid-19?
En Colombia existe el talento humano y el conocimiento suficientes para producir vacunas, tanto en la industria farmacéutica como en la academia, pero se necesita de alianzas, inversión y voluntad política.
El 18 de febrero de este año, el presidente Iván Duque, durante una visita a la planta de Procaps en Barranquilla, les propuso a los directivos de esta farmacéutica nacional iniciar los trabajos e investigaciones que permitan avanzar para que Colombia pueda volver a contar con el desarrollo local de vacunas.
La pandemia ha evidenciado la importancia de tener una logística y tecnología en este campo que proporcione cierta soberanía, para no estar dependiendo de otros mercados y multinacionales. Cuba es el mayor ejemplo del hemisferio.
Varios profesionales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), invitados al programa Análisis UNAL, coincidieron en que el país cuenta con el talento humano y la proyección para sacar adelante una industria de este tipo.
Entre los invitados estuvo la profesora Claudia Patricia Vaca González, farmacoepidemióloga y directora del Centro de Pensamiento en Medicamentos, Información y Poder de la UNAL, quien expresó que “no es imposible hacer una vacuna contra la covid-19, pero, para lograrlo, se requieren tres cosas: voluntad política, inversión y financiación, y talento humano calificado que pueda absorber el conocimiento requerido para esa producción”.
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La experta agregó que “tenemos capital humano, las escuelas de farmacia más serias, con mejor tradición del desarrollo industrial y las capacidades técnicas de infraestructura. Entonces, se trata de establecer una estrategia que permita ese vínculo y ponerlo en marcha”.
Respecto a los anuncios de la Alcaldía Mayor, de producir las vacunas, la docente expresó su optimismo y señaló que “Bogotá, cuando se pone seria en algo, suele sacarlo adelante y ha mantenido el ritmo en muchas cosas en esta pandemia”.
Acarician la posibilidad
Por otro lado, el Gobierno nacional ha empezado a hablar sobre la misma posibilidad, lo que podría significar una oportunidad para que haya una coordinación en torno a ese objetivo.
Sin embargo, la docente agrega que, posiblemente, esta producción no se dé desde el principio activo, desde el componente biológico de la sustancia activa, sino tal vez desde algún tipo de función en esa cadena con productores locales.
Para eso –a juicio de la académica– es necesario que grandes grupos económicos tengan la generosidad histórica de ceder sus intereses de propiedad intelectual, transferir la tecnología, poner plantas estratégicamente en muchos lugares del mundo y así mejorar la producción.
Capacidad de las universidades públicas
Ilvar Muñoz Ramírez, químico farmacéutico, resalta que “Colombia tuvo una tradición sustentada en sus cuatro universidades públicas: del Atlántico, de Cartagena, de Antioquia y la UNAL. Sus cuatro escuelas de farmacia crearon una industria, un conocimiento y un talento humano en farmacia muy importante”, dijo.
En relación con la UNAL, sostiene que “el Departamento de Farmacia producía medicamentos, pero desde que fue perdiendo el recurso económico para garantizar el desarrollo, la renovación tecnológica y demás, nos quedamos rezagados”.
Destaca además que la UNAL tiene grandes talentos: “Hay mucha gente que tiene mucho conocimiento en producción de vacunas, pero nadie les pone atención; es el caso específico de profesores del Departamento de Farmacia y de la Facultad de Ciencias, quienes crearon la prueba colombiana para diagnosticar covid-19 y no les han puesto ninguna atención”.
A su juicio, el talento humano, la experiencia y el conocimiento están en las universidades públicas, y en esa dirección se debe mirar.
Voluntad política
Todos los panelistas concluyeron que lo que hace falta en Colombia es, ante todo, voluntad política para sacar adelante estos desarrollos.
Colombia llegó a producir el toxoide tetánico, la vacuna antituberculosa, la antisarampionosa, la antipoliomielítica oral y la de la fiebre amarilla, la cual se exportaba a África, pero en los últimos 25 o 30 años ha habido un retroceso.
El modelo económico estratégico del país se inclinó a abandonar todo eso, acabar con la industria farmacéutica nacional y la intención que hay es que Colombia no produzca ni un solo medicamento, situación que obliga a importar, dice el profesor Muñoz.
Al respecto, el médico infectólogo Carlos Arturo Álvarez, profesor de la Facultad de Medicina de la UNAL, dice que “seguramente si el Gobierno deja de apalancar al sector financiero y empieza a financiar al sector industrial, renacería la producción de vacunas”.
Además, considera que las alianzas público-privadas facilitarían el rápido desarrollo de estas tecnologías, y tener la seguridad sanitaria que implican no solo vacunas, sino incluso medicamentos de para tratar algunas enfermedades huérfanas.
El doctor Fernando de la Hoz, director del Departamento de Salud Pública de la UNAL, señala que sí existe potencialidad para producir la vacuna, pero no es algo que se pueda hacer en poco tiempo: “Colombia desmanteló todo su aparato productor de vacunas hace bastantes años y recuperarlo toma tiempo”.
El académico indicó que se deben hacer unas inversiones importantes, recuperar el talento humano que pueda apoyar este proceso y hay que contar con alianzas internacionales que ayuden al país a volver a tener esa autonomía.
Por último, la profesora Lucy Gabriela Delgado, Ph. D. en Ciencias Farmacéuticas, asesora de la Secretaría Distrital de Salud Pública y directora del Grupo de Investigación en Inmunotoxicología de la UNAL, resalta que para tener una producción local se necesita que “se nos transfieran esos desarrollos bajo criterios de calidad”.
Desde su punto de vista, tres componentes harían realidad esta posibilidad: talento humano, una industria farmacéutica que aunque no invierte en investigación y desarrollo sí tiene unos productos de muy buena calidad, y el liderazgo del país en regulación farmacéutica.