Macroeconomía
Alivio para el sector agropecuario: precios de insumos comenzaron a bajar en julio
El director de la Upra, Felipe Fonseca Fino, aseguró que todo apunta a que se empiezan a regular los precios de insumos agropecuarios en el país.
De acuerdo con el índice de precios de insumos agrícolas que entrega cada mes la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), en el mes de julio se comenzó a ver un alivio en los precios, principalmente, por la caída en los fertilizantes, que presentaron una variación negativa de 2,34 %.
En julio los precios de los insumos agropecuarios cayeron 1,46 % respecto a junio del 2022. La variación acumulada para el índice en lo corrido del año es del 31,86 % y la variación anual es equivalente a 85,14 %.
“Si bien se viene una temporada en la que los precios de los insumos han presentado cifras inflacionarias importantes, todo apunta a que se empiezan a regular los precios luego de una leve estabilización durante junio y la caída en los precios en julio”, aseguró el director de la Upra, Felipe Fonseca Fino.
Al analizar el comportamiento de los precios desde enero del 2020 hasta julio de este año, se evidencia que los mayores incrementos se presentaron desde julio del 2021, principalmente en noviembre del 2021 y abril y mayo del 2022. De igual forma, se evidencia una aparente estabilidad, con incrementos menores en junio y con una caída en julio de este año.
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Sin embargo, los precios de los plaguicidas mantienen una tendencia al alza que se viene presentando desde noviembre del 2021 y que alcanzó su máximo en julio del 2022. En el caso de los fertilizantes, se presentó, por primera vez, una disminución en la variación porcentual de los precios de –2,34 % en julio.
Para el grupo de los plaguicidas, donde están los herbicidas, insecticidas y fungicidas, el incremento consolidado de sus precios en julio fue del 1,08 %. El mayor incremento continúa presentándose en los herbicidas (1,25 %), el cual marca la tendencia del grupo desde julio del 2021.
En lo que va del 2022, los precios de los plaguicidas han subido 24,37 %, mientras que entre agosto de 2021 y julio de 2022 los precios de los fertilizantes se han disparado 109,16 % en el país.
Proyecto de ley para prohibir semillas transgénicas pone en alerta a gremios agrícolas
Recientemente se radicó el proyecto de Acto Legislativo 04 del representante a la Cámara Juan Carlos Lozada, que pretende modificar el artículo 81 de la Constitución e incorporar la prohibición al ingreso, producción, comercialización y exportación de semillas genéticamente modificadas, mejor conocidas como transgénicas.
Este tipo de semillas se diferencia de las corrientes porque ha sido cambiado para ser resistente a plagas, climas extremos o acortar sus tiempos de producción, por poner un ejemplo. Su uso se ha extendido por el mundo, pues ha materializado un aliado para la lucha contra el hambre y el establecimiento de la seguridad alimentaria de muchos países, entre ellos, Colombia.
A pesar de estos aparentes beneficios, para algunos sectores ambientalistas, la intervención de la biotecnología en la agricultura tiene consecuencias en la salud porque favorece el uso de herbicidas cada vez más tóxicos, como el caso del glifosato.
Este herbicida se utiliza en siembras transgénicas para evitar el crecimiento de otras plantas en cercanías al cultivo, el cual no se daña por la modificación genética que tiene.
De acuerdo con el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), los cultivos transgénicos aumentaron un 31% en el país, rozando las 160.000 hectáreas, principalmente de maíz y algodón. Este no es un dato menor, pues la industria del algodón en el país tuvo una caída tan dramática que desde hace ocho años no exporta esta materia prima y tampoco produce maíz suficiente, lo que hace necesario traerlo importado de países como Estados Unidos.
Acosemillas, gremio que reúne a los productores de semillas y que no comparte la idea del representante Juan Carlos Lozada, señaló que la presencia de semillas transgénicas en el país data de hace dos décadas y que desde sus inicios el sector ha cumplido distintos protocolos y evaluaciones que certifican que su uso en animales y personas es totalmente seguro.