Combustibles
“Alto costo de carros eléctricos e híbridos hará que el consumo de gasolina y diésel sea para largo”
Juan Pablo Mateus, gerente general de PQUA, habló con SEMANA sobre el panorama y los retos de la transición energética en el país. Además, se refirió al fondo de estabilización de precios y a las afectaciones del sector por la guerra en Ucrania.
Son cada vez más recurrentes las preguntas hacia el sector de los combustibles. No es un secreto que se enfrentan a un periodo de transición energética y de apuestas por las bajas emisiones. Además, las presiones en los costos del petróleo, el gas y las energías se han acrecentado con la crisis en Ucrania.
Juan Pablo Mateus, gerente general de PQUA, un programa que ofrece combustible de calidad y mantenimiento especializado para estaciones de servicio, conversó con SEMANA sobre la transición energética en el país, el fondo de estabilización de precios, los retos en los costos del petróleo, el gas y el carbón y los desafíos de las mezclas de combustible, que son ahora tan comunes en Colombia.
SEMANA: Las apuestas por un planeta con energías limpias han comenzado a ser prioridad. ¿Cómo está el panorama de la transición energética en Colombia?
Juan Pablo Mateus (J.P.M.): Vamos a tener, cada vez más, una mayor cantidad de fuentes de energía renovable; el Gobierno actual le ha dado un impulso importante. Tenemos ya más capacidad en temas de generación de energía a través de parques eólicos y granjas solares. Sin embargo, la humanidad se ha vuelto cada vez más consumidora de energía, pues el crecimiento demográfico ha aumentado.
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El desafío que se tiene es cómo suplir esa demanda de energía para toda la sociedad. ¿Qué vemos nosotros?, frente a la incertidumbre que plantea nuestro sector de los combustibles líquidos, no creemos que los vehículos híbridos o eléctricos vayan a reemplazar rápidamente a los de combustión. Estos vehículos no son accesibles para toda la sociedad, sino para los que tienen mayores niveles de ingresos. En Colombia, y en los países de la región, el consumo de diésel y gasolina se va a mantener en el largo plazo y en ese mismo sentido, tenemos que trabajar en conjunto para lograr hacer más sostenible ese consumo de ellos. Hay una estigmatización hacia el uso de los combustibles, pero es un tema con el que debemos convivir por mucho tiempo.
Por otro lado, Colombia es un país que tiene una flota vehicular bastante vieja y eso quiere decir que se debe buscar un plan de modernización para traer tecnologías e incentivar en los pequeños propietarios estos temas. Mientras tanto, tenemos que hacer que los biocombustibles desarrollen todo su potencial y que el consumo de gasolina y diésel pueda generar menos afectaciones al ambiente.
SEMANA: ¿Cómo están viendo el tema del fondo de estabilización de precios?
J.P.M.: Colombia tiene un mercado 100 % regulado en cuanto a los combustibles. Esto quiere decir que si uno quiere distribuir combustibles, debe ajustarse a unas resoluciones de precios, debe tener una resolución de aprobación, y de alguna manera, en ese marco regulatorio, hay unos precios negados a precios internacionales. Es probable que sin un fondo de estabilización de precios, podríamos tener un precio de combustible mucho más alto. Este fondo se estableció para que se amortiguaran las diferentes alzas o caídas en los precios del petróleo y los combustibles, de tal forma que cuando el petróleo está costoso, el fondo puede llegar a asumir esa disparada de precios; es un balance.
Hoy el fondo tiene déficits supremamente importantes que incluso llegarían a ser superiores al billón de pesos al mes, en razón de los altos precios del petróleo.
SEMANA: ¿Y cómo ha afectado la guerra entre Ucrania y Rusia a todo este negocio?
J.P.M.: En primer lugar, Colombia es uno de los grandes productores de carbón y en la medida que el gas natural no fluye desde Rusia hacia los países de Europa, se ha empezado a optar por la producción de energía con el uso de carbón. Hay una mayor demanda y el precio está aumentando.
En cuanto al gas y al petróleo, teniendo en cuenta las sanciones económicas hacia Rusia, la demanda viene disparando los precios internacionales. Es una situación que de alguna manera es coyuntural, pero también acentúa unos efectos que vienen desde la pandemia, como la crisis logística y de contenedores, que hoy nos tiene viendo unos altísimos precios del petróleo. Esos precios terminan afectando gran parte de los productos básicos y energéticos; por eso hay unas alzas en la producción de biodiésel, por ejemplo.
Estos escenarios, que se prevén a mediano y largo plazo, podrían impulsar la exploración petrolera, una actividad que genera empleos y desarrollo en las regiones. Pero la guerra en Rusia también tiene un impacto negativo, pues los precios altos del petróleo afectan los de la gasolina, el diésel y el gas natural.
SEMANA: ¿El famoso rumor de que no vamos a necesitar más combustibles a futuro es verdad?
J.P.M.: Yo no lo creo. La transición energética lo que va a decir es que cada vez más vamos a tener muchas fuentes diferentes de combustibles, desde los no renovables hasta los renovables. Vemos en Europa y Estados Unidos cómo se ha venido electrificando la movilidad. En Colombia, las metas que se ha puesto el Gobierno a través del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dicen que se esperan 600.000 vehículos en 2030; esa flota vehicular corresponde a menos del 3 % de la flota total nacional y son vehículos que tienen relativamente bajo consumo energético. Tenemos que ir evolucionando lo más pronto posible desde las proyecciones. Vamos a seguir conviviendo en las próximas décadas con combustibles fósiles. Cada vez hay más mezclas de renovables en estos combustibles, más etanol en la gasolina y más biodiésel en el diésel; sin embargo, ahí entra un desafío dentro de la misma transición energética.
SEMANA: ¿De qué desafío estamos hablando?
J.P.M.: Nosotros veníamos viendo muchos sectores que se quejaban de problemas en los puntos de distribución y almacenamiento de combustibles, como también el sector transportador que estaba obteniendo muchas quejas sobre las mezclas de biodiésel y la calidad del diésel. A través de una investigación que empezamos hace cinco años validamos que existían problemas en los sistemas de inyección, en temas de filtración y en los tanques de almacenamiento. Los bajos niveles de azufre en el combustible iban a generar problemas de degradación y se exacerban cuando hay más biocombustibles en la mezcla. Cuando suceden estos efectos se produce biomasa, la cual daña los tanques y los productos y genera demasiados residuos.
Por eso nos dimos en la tarea de invertir para desarrollar una solución rentable, de bajo costo y que permitiera generar no solo beneficios al distribuidor, sino al usuario final.