Energía
Antes que carros eléctricos o de hidrógeno, la transición energética debe buscar que millones de colombianos dejen de cocinar con leña
Esta afirmación es del gremio de los comercializadores de los cilindros de gas, quienes además están promoviendo que este combustible sea usado para la movilidad, tal como ocurre en la mayor parte del mundo.
Este viernes 22 de marzo se cumplirá un año desde que el gobierno nacional, a través del Ministerio de Minas y Energía, anunció la apuesta del país por una transición energética justa, un propósito que aún no está muy claro y que sigue generando debate. Desde la Asociación Gremial Colombiana de Comercializadores de Gas (Agremgas), que representa a 70 distribuidores, sostienen que la discusión debe trascender la mera conveniencia de continuar explorando hidrocarburos, una actividad que consideran indispensable. En cambio, abogan por priorizar la reducción de la pobreza energética, que actualmente afecta a 1,6 millones de hogares.
SEMANA: ¿Qué es exactamente el GLP?
FELIPE GÓMEZ: El GLP sale del proceso de secado del gas natural para poderlo enviar por los gasoductos. Durante ese secado se extrae una cantidad de líquidos derivados como el GLP, la nafta, algunas gasolinas livianas y otros componentes claves de la industria petroquímica. Por eso, el gas natural y el GLP están juntos en el subsuelo y se aprovechan de diferentes formas, el primero por gasoductos, tubería y demás y el segundo, al ser líquido, es fácilmente manejable y portable, además tiene un importante poder calorífico.
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SEMANA: ¿Por eso se usa para cocinar?
SEMANA: ¿Y cómo se usa en movilidad?
F.G.: El combustible alternativo número uno en el mundo para la gasolina es el GLP y tiene más de 27 millones de vehículos rodando por todos los continentes.
SEMANA: ¿Pero ese no es el mismo que acá usan los taxis o sí?
F.G.: No, acá para movilidad no se usa el GLP, sino el gas natural, que es el mismo que llega a tu casa por el gasoducto, pero eso no es lo usual a nivel global. En el mundo el más común y popular, el que tiene los mejores rendimientos, ahorros económicos y eficiencia es el GLP. Es algo nuevo para nosotros, pero muy conocido en el mundo. Además es un gas líquido, que tiene menos factor corrosivo dentro de los motores.
SEMANA: ¿Si el GLP tiene tantas ventajas en sus usos para movilidad por qué en Colombia no se desarrolló, sino el gas natural?
F.G.: Tal vez por torpeza de nosotros como líderes gremiales. No logramos transmitir adecuadamente el mensaje, además la regulación siempre estaba limitándonos, pero precisamente desde Agremgas logramos que en 2020 se sacara adelante la regulación para la implementación del autobús GLP en Colombia y del gas náutico, que es otro factor que es importante para las comunidades.
SEMANA: Pero ¿salió la reglamentación o todavía no ha salido?
F.G.: Ya está en firme y, de hecho, en algunas zonas del país, como Barranquilla, ya hay mil vehículos rodando con GLP, que se ahorran un 40% en combustibles si su consumo se compara con el de gasolina. Es un gana gana porque se ahorra dinero masificando un energético que es de bajo costo, con una implementación muy rápida y mitigando emisiones contaminantes. Un paquete que le sirve mucho a un país de recursos escasos como Colombia.
SEMANA: ¿Y la conversión de un carro a GLP es la misma que para el gas natural?
F.G.: Los kits de conversión son similares, pero no son los mismos. Hay un vaporizador, un regulador que funciona para el vehicular de GLP, pero digamos que básicamente es una tecnología similar. Es una adaptación que les permite ser incluso bicombustibles, es decir, que pueden ser tanto a gasolina como a gas, lo que es muy atractivo en medio del actual desmonte del fondo de estabilización de precios.
SEMANA: ¿Y por qué apenas van mil carros si la ley es de 2020?
F.G.: Hemos tenido muchas dificultades y el regulador y el Ministerio de Energía no se movieron en los tiempos necesarios para poder avanzar. Prefirieron quedarse con el gas natural vehicular, a pesar de que en realidad este no es tan diseminado a nivel global como lo es el GLP. En el mundo el GLP está en todos lados, pues de los 27 millones de vehículos que ruedan con este combustible, 16 millones está en Europa, 8 millones en Asia y en Latinoamérica, países cercanos como Perú y México tienen un parque automotor importante que se mueve con este combustible de 3,5 millones y 700.000 vehículos, respectivamente. Son experiencias cercanas y lejanas que nos dan una base muy sólida para tener total seguridad de que el GLP es el energético adecuado para la movilidad y, ni hablar, de la coyuntura de nuestra transición energética, donde este gas debería ser el protagonista para temas como la lucha contra la pobreza energética.
SEMANA: ¿A qué se refiere por pobreza energética?
F.G.: A todas las familias que aún deben cocinar con leña, que en Colombia es una cifra loca y totalmente desfasada del mundo, especialmente en un gobierno como el actual, que es de corte social. En este momento deberíamos estar implementando, muy rápidamente, las herramientas para poder sacar de esa pobreza energética a 1,6 millones de familias. Ellos no solo cocinan con leña, sino que mientras contaminan sufren de problemas respiratorios crónicos y agudos. El tema parece de una película de miedo, pues muchas señoras que cocinan con leña lo hacen con el niño de brazos cargado y con el hermanito en la mano. Eso incrementa los impactos en la salud, los cuales pueden equivaler al 0,38 % del PIB del año 2015, o sea, más de 3 billones de pesos de costos al sistema de salud. Es un problema de dimensiones enormes.
SEMANA: Devolviéndonos al tema de transición energética, se ha dicho mucho que el gas es el combustible ideal para ese proceso porque si bien contamina, lo hace muchísimo menos que la gasolina. ¿Cómo está el GLP en términos de su impacto ambiental?
F.G.: Muy similar a lo que es el gas natural en emisiones de CO2 y material particulado, pero lo más importante del GLP es que lo tenemos, que el recurso está disponible a nivel global y nacional. Es fácilmente implementable, masificable y tiene un impacto enorme en la población. Aquí se habla mucho de transición energética justa, que no es pensar en carros de hidrógeno o eléctricos, que son demasiado costosos, sino en sacar a esa población muy vulnerable, a esas 1,6 millones de familias, o sea, 6 millones de personas, de tener que cocinar con leña. Es subir un escalón energético a esa población. No es lo mismo un país como Noruega, donde seguramente sus ciudadanos tienen el interés o la preocupación de cambiar su vehículo de gasolina modelo 2020 por un vehículo eléctrico año 2024, a los millones que acá tenemos en pobreza energética.
SEMANA: Pero a medida que crezcan las redes de gas natural, las familias dejarían de usar los cilindros de GLP, ¿no?
F.G.: Es muy difícil que eso ocurra al 100% por las características de la geografía colombiana, el GLP por su fácil movilidad está presente en el 95% del territorio nacional, tiene una cobertura casi universal al atender 1.069 municipios e incluso en zonas donde está el tendido de gas natural se vende bastante GLP. Ese es el caso de Soacha, donde vendemos 400.000 kilos de GLP al mes porque allí hay 50.000 inquilinatos donde viven familias supremamente pobres, que cambian con frecuencia de domicilio y a donde se van se llevan en su trasteo, que incluye sus cilindros de gas. Nuestra realidad social es muy compleja, con el GLP atendemos a esa población sin domicilio fijo y que no tiene necesariamente un ingreso formal.
SEMANA: ¿Y cómo está en este momento el suministro del GLP?, partiendo de la preocupación actual de que no hay suficientes reservas de petróleo, que es la base de este combustible
F.G.: El mayor productor global es Estados Unidos, el cual tiene excedentes suficientes para todo el planeta. A nivel nacional, Ecopetrol suministra el 69% a un precio regulado y hay un 11% de productores independientes, que tienen precio libre de producción nacional. El saldo de lo que queda, que es un 20%, se importa de Estados Unidos. Aunque Ecopetrol podría suplir todo el mercado, en sus eficiencias económicas rentabiliza su operación y consume lo que le hace falta al mercado colombiano. Si Ecopetrol revirtiera esas corrientes al mercado nacional, habría cobertura al 100% y un producto mucho más barato, pero también si tuviéramos una política clara de explotación de petróleo y de gas, tendríamos grandes posibilidades de un abastecimiento completo del mercado, que nos daría seguridad y soberanía energética, fundamental para poder brindarle a esa población vulnerable un mejor precio, unas mejores condiciones para superar esa pobreza energética. Además, el producto importado no genera riqueza local y cuesta el doble del nacional.
SEMANA: Es decir, ¿le preocupa el panorama de mayor importación de gas del se ha hablado recientemente?
F.G.: Eso es un error garrafal y se genera con la no exploración ni explotación de hidrocarburos. Y, peor aún, pretendiendo comprarle a los vecinos, que en un capricho pueden cerrar las llaves de un día para otro y generarnos una incertidumbre y una inseguridad energética que nos pueden llevar a problemas muy grandes. El día que nos toque importar por no tener producto propio, pues a todos la factura nos va costar el doble de lo que nos cuesta hoy el gas natural y cualquier energético.