Salario mínimo
Así quedó el salario mínimo de los 50 estados de Estados Unidos para 2025. ¿Dónde ganarán más?
Mientras el mínimo federal de 7,25 dólares la hora persiste en 20 estados, otros avanzan hacia tarifas que superan los 17 dólares.
El debate sobre el salario mínimo en Estados Unidos continúa dividiendo opiniones. Mientras el mínimo federal se mantiene congelado desde 2009 en 7,25 dólares por hora, algunas jurisdicciones han implementado incrementos significativos para atender el aumento del costo de vida.
Para poner en contexto, un trabajador a tiempo completo que gana el mínimo federal, es decir, 40 horas semanales o 160 horas al mes, tendría un ingreso mensual bruto de aproximadamente 1.160 dólares. Este monto, que puede parecer razonable en áreas rurales con costos bajos, resulta insuficiente en regiones urbanas donde los alquileres, el transporte y los alimentos son cada vez más costosos. Sin embargo, 20 estados, incluyendo Alabama, Georgia y Texas, mantienen esta cifra como el estándar mínimo.
En el extremo opuesto, el distrito de Columbia lidera, con un salario mínimo de 17,50 dólares por hora, seguido por Washington con dólares 16,66, lo que daría un promedio de 2.800 y 2.665 dólares mensuales. Estos montos reflejan el esfuerzo de estas regiones por garantizar ingresos más justos en zonas donde el costo de vida es significativamente mayor.
Mientras tanto, estados como Delaware y Florida han anunciado incrementos importantes para 2025. Delaware, por ejemplo, aumentará su tarifa de 13,25 a 15 dólares, marcando uno de los ajustes más altos del año. En Florida, el salario mínimo subirá de 13 a 14 dólares a partir de septiembre.
En el caso de Connecticut, el ajuste será más moderado, pasando de 15,69 a 16,35 dólares. Aunque este aumento parece modesto, es parte de una estrategia continua de incrementar gradualmente los ingresos de los trabajadores.
Por su parte, estados como Arizona y Colorado han adoptado sistemas automáticos de ajuste vinculados al Índice de Precios al Consumidor (IPC). Esto les permite actualizar sus salarios sin necesidad de debates legislativos anuales, lo que en 2025 llevará a Arizona a 14,70 y a Colorado a 14,81 dólares.
A pesar de estos avances, la resistencia a elevar el mínimo en ciertos estados genera una fricción constante. Los opositores argumentan que los aumentos salariales podrían llevar al cierre de pequeñas empresas o afectar la creación de empleos en sectores sensibles, especialmente en áreas rurales. Sin embargo, los defensores de un salario más alto destacan que un ingreso digno no solo mejora la calidad de vida de los trabajadores, sino que fomenta el consumo interno y reduce la dependencia de subsidios sociales.
En estados como California y Nueva Jersey se han implementado estrategias diferenciadas para equilibrar las necesidades de los trabajadores y las limitaciones de las empresas. En California, por ejemplo, el salario mínimo estatal será de 16,50 dólares en 2025, con variaciones según el tamaño del negocio. Nueva Jersey, por su parte, aplicará un salario mínimo de 15,49 dólares para empresas con más de seis empleados, protegiendo a los pequeños negocios de una carga económica excesiva.
La brecha salarial también destaca los retos que enfrenta el país en términos de igualdad económica. Mientras lugares como Mississippi y Wyoming se aferran al mínimo federal, los estados más progresistas lideran con políticas que buscan adaptarse a las necesidades reales de sus poblaciones. En este contexto, el caso del distrito de Columbia es un ejemplo de cómo se pueden implementar medidas alineadas con el costo de vida, al tiempo que se garantiza la competitividad económica.
La llegada de Donald Trump a la política estadounidense vuelve a marcar una incógnita sobre el futuro económico del país. Si bien durante su primer mandato las decisiones relacionadas con el salario mínimo quedaron en manos de los estados, su enfoque proteccionista y promesas de revitalizar la industria local podrían cambiar el debate en 2025.
Trump ha enfatizado en su intención de reducir regulaciones para las empresas, lo que podría significar un freno a los esfuerzos por incrementar los salarios mínimos en ciertas jurisdicciones. Sin embargo, el impacto de estas medidas dependerá de cómo logre balancear las demandas de los trabajadores con la presión de los sectores empresariales, que buscan mantener costos bajos en un panorama económico aún incierto.