Macroeconomía
Banco Central Europeo se prepara para subir sus tasas por primera vez en 11 años
Se espera ponerle freno a la inflación, que en mayo alcanzó el 8,1 % anual en la zona euro, la más alta desde la introducción de la moneda única.
En un contexto de impacto cada vez mayor de la inflación en la economía y que está afectando el poder adquisitivo de familias en el mundo, el Banco Central Europeo se reúne este jueves para preparar la salida de su controvertida política de tasas de interés negativas.
Se espera que la reunión del Consejo de Gobierno, que se celebra excepcionalmente en Ámsterdam, marque un punto de inflexión histórico tras años de dinero barato y abundante. Aunque son minoría en los órganos de decisión del Banco Central Europeo, los “halcones” -partidarios de un endurecimiento del crédito- lograron imponer su opinión de actuar con firmeza contra la inflación.
El momento es importante, ya que a la subida de los precios, agravada por la guerra de Ucrania y que erosiona el poder adquisitivo, se le suma el lento crecimiento de las economías de Francia y Alemania. Un contexto de incertidumbre que pone al banco ante una difícil elección.
No subir las tasas de interés supondría el riesgo de alimentar un poco más la tendencia inflacionista, sobre todo a través de los aumentos salariales. Pero subir las tasas demasiado rápido podría precipitar la recesión, al lastrar la capacidad de endeudamiento de los hogares y las empresas.
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Aunque el choque de la inflación no es de la misma intensidad en todos los países de la zona euro, los gobernadores de los bancos centrales son todos partidarios de subir las tasas de interés.
Ahora parece imposible quedarse de brazos cruzados ante la inflación, que en mayo alcanzó el 8,1 % en un año en la zona euro, el nivel más alto desde la introducción de la moneda única y cuatro veces superior al objetivo del 2 % del Banco Central Europeo. Las tasas de interés no se han subido desde 2011.
Fin en julio de las compras netas de deuda
Otros bancos centrales que se enfrentan a una inflación elevada, como la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra, ya han iniciado un ciclo de subidas de tasas.
En cuanto al BCE, el comunicado de finales de mayo de la presidenta Christine Lagarde aclaró las intenciones del instituto. En un discurso, la francesa consideró “apropiado que la política (monetaria) vuelva a parámetros más normales” ante una inflación que probablemente perdure.
La reunión de este jueves debería poner fin a las compras netas de deuda en el mercado “a principios del tercer trimestre”, es decir, a principios de julio, escribió Lagarde.
Este sistema no convencional ha permitido mantener unas tasas de interés bajas en los últimos años, para que hogares, empresas y gobiernos pudieran financiarse en buenas condiciones.
La segunda etapa tendrá lugar en julio, con la decisión de poner fin a las tasas de interés negativas “a finales del tercer trimestre”, añadió la exministra de Economía francesa.
En virtud de esta política, iniciada en 2014 y muy criticada, sobre todo en Alemania, los bancos pagan intereses (-0,5 % hasta la fecha) por los depósitos que tienen en los bancos centrales, una manera de alentarles a distribuirlos en forma de préstamos.
Para bajar esas tasas a cero, podría haber un aumento del 0,25 % en julio seguido de otro 0,25 % en septiembre, el escenario “de referencia”, según Philip Lane, economista jefe del BCE. Algunos “halcones” querrían que el Banco Central Europeo golpeara más fuerte desde el principio, con una subida de tasas de 50 puntos básicos ya en julio.
En cualquier caso, las nuevas previsiones económicas publicadas el próximo jueves, teniendo en cuenta la guerra de Ucrania, también definirán el tono del giro monetario.
Europa, más expuesta a las consecuencias de la guerra, tiene una “probabilidad muy alta” de entrar en una “recesión”, advirtió en Fráncfort Jane Fraser, directora del banco estadounidense Citigroup, aunque sería una recesión “manejable”, no estructural.
*Con información de la AFP.