VIVIENDA EN PROVIDENCIA
Cada vivienda de Providencia pesa 75 toneladas y requiere 8 contenedores para transportarla: consorcio constructor
Las viviendas tenían que ser hechas a prueba de huracanes. Impresionantes cuentas del consorcio Providencia que entrega sus explicaciones ante sorpresa del presidente Gustavo Petro con el costo de las unidades familiares.
Luego de que el presidente Gustavo Petro señalara que, un costo de 600 millones de pesos por vivienda, “es el resultado del encadenamiento de una serie de errores que tienen como raíz fundamental no haber hecho a la comunidad de Providencia la protagonista central de la reconstrucción”, este lunes, el Consorcio constructor salió a expresar su posición.
Lo primero que resaltaron es que las viviendas tuvieron que ser hechas con una gran fortaleza en su estructura, justamente para que sean resistentes a fenómenos climáticos como el que pasó y arrasó todo en la isla.
El Consorcio constructor, no sin antes expresar que considera legítimas las inquietudes del nuevo gobierno, sobre el costo promedio de las viviendas construidas en las islas de Providencia y Santa Catalina, mostró las razones por las cuales se requirió tanto dinero por cada unidad habitacional: 600 millones de pesos, según expresó el domingo el mandatario de los colombianos.
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Material pesado y abundante
Muy grandes. Una de las primeras cuentas que entrega el consorcio es que, se trata de 330 viviendas, de las cuales, 208 tienen 111 metros cuadrados, y otras 122 cuentan con 87 metros cuadrados, es decir, comparativamente (para mostrar la dimensión de las casas) son viviendas que, por su tamaño, son similares a las que se construyen en ciudades urbanas como Bogotá, en estrato 5 o 6.
De acero. En la estructura de las casas, de acuerdo con lo explicado por el consorcio, tienen acero galvanizado pernado, para evitar corrosión.
Además, están edificadas con muros en concreto, lanzado con microfibras y macrofibras, porque no se puede olvidar que están diseñadas para soportar vientos de hasta 250 kilómetros por hora.
Larga vida. Adicionalmente, cada vivienda cuenta con una vida útil cercana a los 50 años.
Lo clave, en el diseño y construcción, era que se garantizaran viviendas tipo refugio, precisamente, para salvaguardar la vida de los habitantes de Providencia ante futuros fenómenos naturales.
Con paneles solares. En el compendio explicativo del Consorcio Providencia también se expresa que las viviendas construidas son bioclimáticas, es decir, cuentan con paneles solares y sistemas de recolección de aguas lluvias para su utilización, algo que encaja con las propuestas futuristas, de imprimirle sello de sostenibilidad a la construcción, lo que tiene costos que hacen parte de la cifra que ha parecido sorprendente.
Peso pesado. Una de las cifras impresionantes, dentro de las entregadas por el Consorcio, es que cada vivienda pesa 75 toneladas y para transportar los materiales de una casa de esta naturaleza, hasta la isla de Providencia se debe contar con 8 contenedores, cada uno de 10 toneladas.
De hecho, esta condición es una de las que más peso le pone a los altos costos en los que se tuvo que incurrir para construir las viviendas para los damnificados.
¿Cómo se transportan?
Poner una vivienda en una ciudad es muy distinto a ponerla en una isla como Providencia. No se trata de ir a la ferretería y comprar los tornillos, o de pasar por el aserradero y cargar la madera.
En este caso, de acuerdo con los argumentos del Consorcio, “todos los materiales deben ser transportados por tierra hasta el Puerto de Cartagena, desde donde salen vía marítima y recorren otros 800 kilómetros para llegar a desembarcar en un solo muelle que tiene en funcionamiento Providencia, pues el segundo quedó completamente destruido por el huracán”.
Y ni qué decir de las demoras
El tiempo es dinero, dicen las frases más famosas de los que dan consejo sobre cómo hacer eficientes los recursos. Por eso, hay que resaltar otra de las razones que argumenta el Consorcio Providencia, sobre el costo de las viviendas de la isla, los cuales, fueron puestos en el ojo del huracán, como objeto de presuntos sobrecostos.
Según el constructor, además de las complejidades logísticas para llevar el material a Providencia, también es clave poner en la discusión el hecho de las demoras en la descarga del material, teniendo en cuenta que en el momento en que estaba sucediendo la reconstrucción, lo prioritario era la entrada de alimentos, algo que, por supuesto, es natural en hechos como esos, en los que prima la vida y la seguridad alimentaria de las personas.
Hechos coyunturales
Como si fuera poco, dos hechos coyunturales que se juntaron en los momentos críticos que vivió la población de Providencia y Santa Catalina por el fenómeno climático: los efectos de la pandemia de covid-19 y el paro nacional, que bloqueó la cadena de suministros desde Buenaventura durante casi tres meses y también impactaron costos.
Apenas el mundo estaba saliendo de los confinamientos y reactivando la economía, se presentó a nivel global una escasez de acero, no había contenedores para transportar materiales por vía marítima (crisis de contenedores), a lo que se le agrega la falta de mano de obra cualificada, según los voceros del Consorcio.
No es una vivienda de interés social
Hay que recordar que el Consorcio Providencia está conformado por Amarilo, Marval y Constructora Bolívar, los cuales se juntaron para señalar, en el pronunciamiento, que “todas las situaciones mencionadas han incidido en el valor final por cada vivienda, la cual hasta el momento es de $ 640 millones por unidad, siendo claro que el diseño, área y acabados no corresponden al de una vivienda de interés social”.