ELECCIONES
Cinco propuestas inquietantes de Gustavo Petro, ¿Qué piensan los economistas?
Reformar el Banco de la República, cerrar la llave del petróleo, eliminar estratos sociales, emitir billetes y poner aranceles a importaciones son algunas de las ideas más polémicas de Petro en su aspiración presidencial.
¿Quién dijo yo? La respuesta a esa pregunta es la que buscan los candidatos a ocupar cargos de elección popular al lanzar al ruedo las ideas de lo que harán si logran los votos requeridos para llegar al cargo. En esta coyuntura, cuando solo faltan dos semanas para las elecciones legislativas, claves para definir la ruta hacia la presidencia, Gustavo Petro, uno de los aspirantes a la Casa de Nariño, además puntero en las encuestas, es también uno de los más prolíficos para destapar ideas que forman remolinos.
Sus propuestas económicas son de las más controvertidas. En parte, porque Colombia está en un escenario complejo, con un alto crecimiento de la economía en 2021 (10,6 por ciento), pero también con amenazas internas y externas en 2022. Para la muestra solo hay que exponer un par de datos: la tasa de desempleo promedio de 2021 fue de 13,7 por ciento, y la pobreza monetaria, según la última medición, era de 42,5 por ciento. Así, un mal paso puede llevar a profundizar más los problemas.
El rompecabezas económico de Petro tiene piezas como la reforma al Banco de la República, la terminación de la exploración de petróleo, la emisión de billetes, la eliminación de la estratificación socioeconómica con la cual se organiza la sociedad y la aplicación de aranceles a importaciones para proteger la producción nacional, entre muchas otras. Sobre algunas de ellas, se refieren varios economistas, que, asimismo, se muestran inquietos con el sistema económico que armaría el candidato del Pacto Histórico.
La junta del Emisor
La más reciente carta destapada por Petro en su naipe económico está relacionada con el Banco de la República. Desde su perspectiva, la entidad que se encarga de remar a fin de equilibrar dos variables fundamentales para el bienestar de los ciudadanos –el crecimiento y la inflación– perdió la independencia en los últimos Gobiernos. Por ello, la reformaría para que en las sillas de los que toman decisiones en política monetaria tenga presencia la sociedad.
Marcela Eslava, decana de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, dice que el Banco tiene tuercas por ajustar en la reglamentación. En ella no se previó lo que sucedió recientemente en el país cuando todos los integrantes de la junta directiva fueron renunciando por distintos motivos y quedó conformada por un equipo nombrado por el presidente. “Eso es un asunto de la ley, no de un Gobierno. Se podría reformar, por ejemplo, la forma de escoger los reemplazos para que sean transitorios mientras llega un nuevo Gobierno”.
En lo que no está de acuerdo Eslava es en la participación de integrantes de la sociedad en la junta, pues recuerda que esa experiencia ya la tuvo Colombia y los resultados fueron nefastos. Incluso, propiciaron que la inflación llegara a niveles del 30 por ciento. Precisamente, esas circunstancias llevaron a buscar la independencia del Emisor y a conformar su junta directiva solo con personal técnico, lo que, a su juicio, ha dado resultados evidentes, puesto que el país lleva dos décadas con inflación de un solo dígito.
El economista y abogado Juan Camilo Restrepo, a quien, en general, las propuestas de Petro le parecen marcadas por una grave improvisación, sostiene que el tema con el Banco de la República no radica en que los directivos sean nombrados por sindicatos o asociaciones de consumidores y similares, sino que se evite la puerta giratoria que se intentó atravesar cuando el Gobierno de Iván Duque quiso hacer nombrar a Alberto Carrasquilla –siendo ministro en ejercicio– como gerente del Emisor. “Son esas circunstancias las que pueden menguar la independencia del banco central”. Por lo demás, “es fundamental que los rectores de la política monetaria tengan una altísima capacidad técnica y profesional”.
Tasas y emisión
El ojo de Petro sobre el Banco de la República ya había sido puesto antes de hablar de reformarlo. El candidato ha sido crítico de las decisiones recientes mediante las cuales el Emisor aplicó una fuerte subida en las tasas de interés de referencia (que se incrementaron 100 puntos básicos, de 3 a 4 por ciento, lo que encarecerá la toma de créditos en el sistema financiero) para tratar de controlar la inflación, que llegó a 6,94 por ciento anual en enero.Desde 2021, cuando el país apenas empezaba a levantar cabeza de la crisis sanitaria que llevó a millones de ciudadanos a padecer hambre, Petro insistía en la emisión de dinero en el banco central para financiar el gasto del Gobierno, principalmente, y llevar un subsidio real y directo a las familias.
En su momento, muchas voces se alzaron y muchos ojos se abrieron desorbitados. Uno de ellos es el economista Jorge Restrepo, quien advirtió del inminente peligro de fomentar aún más la pobreza al imprimir billetes a costo cero para financiar gasto. Explicó que eso solo produce destrucción del valor de la moneda, es decir que el salario de los colombianos quedaría valiendo menos.
Proteccionismo
La carestía desatada en los precios de los alimentos después de la pandemia es otro de los temas que trasnochan en Colombia. La encuesta Pulso Social, que presentó el Dane esta semana, muestra que el 72,4 por ciento de los colombianos comen tres veces al día, mientras que antes de las cuarentenas la cifra era de 90 por ciento. Es casi generalizada la expresión de “todo está más caro”, y no es para menos. El 30 por ciento de los alimentos que llegan a la mesa de las familias tienen algo del costo de la importación, con un dólar que se mantiene por encima de 3.900 pesos. Ante ese panorama, Petro habló de proteger la producción nacional, imponiendo aranceles a ciertos productos importados, los que, a su juicio, provocan una devaluación intensa de la moneda local.
El economista Salomón Kalmanovitz sostuvo que esa “política arancelaria inteligente”, como la presentó Petro, daría muestras de que “le gustó la devaluación del 20 por ciento, provocada por graves desequilibrios macroeconómicos, como un déficit fiscal de 8 por ciento del PIB y un déficit comercial de 15.500 millones de dólares”.
Kalmanovitz señala que la balanza comercial de Colombia en 2021 fue deficitaria en 15.424 millones de dólares, casi 5.300 millones más que en 2020. La subida en aranceles solo llevaría a “mantener una situación enfermiza, que puede deteriorarse si prosigue una política fiscal expansiva, o sea, de aumentar el déficit fiscal. Conduciría a un dólar a 5.000 o 6.000 pesos, que vuelve competitivos sectores que no lo son con un dólar a 3.500, pero es un empobrecimiento de todo un país, un abaratamiento de su trabajo. Un arancel más alto o una devaluación más fuerte nos precipitará a la indigencia. Se trata de una política aventurera y peligrosa”, dijo el economista.
Tendencias globales
Más que nunca, en estas elecciones el foco está puesto en el sistema económico, que, a la larga, es la columna vertebral para que un Gobierno pueda aplicar políticas en beneficio de los ciudadanos. Petro se embarca en ideas que baraja el mundo, como las del efecto de los combustibles fósiles sobre el cambio climático o la aplicación de un modelo redistributivo de la riqueza porque ya hay un cansancio crónico con la desigualdad.
En el caso del petróleo, Juan Camilo Restrepo manifiesta que “quizás la propuesta más disparatada que le he escuchado a Petro es la de carácter energético. No solo la de suspender toda nueva exploración de hidrocarburos, sino la de suspender la exportación de crudo. Esto conduciría a una crisis cambiaria y macroeconómica monumental. La transición energética es necesaria hacia combustibles renovables, pero no de la manera atolondrada como lo viene planteando el candidato de la Colombia Humana”.
Eliminar estratos sociales para asignar subsidios fue otra de las ideas expuestas en la palestra por Petro. El argumento es que el Sisbén IV es la base de datos que mejor retrata la realidad económica de las familias y permite asignar las ayudas monetarias de manera más eficiente, pues la estratificación es antidemocrática y antihumana, ya que no toma en cuenta la realidad del hogar en términos de empleo, ingresos y condiciones de salud. Al respecto, J.C. Restrepo sostiene que esta propuesta “no tiene nada nuevo y ya está prevista en Colombia, con el Sisbén”.
De esa manera, si bien los colombianos están a la expectativa de cambios profundos en el sistema económico, se requiere andar con pies de plomo, puesto que en el afán de ganar votos se pueden hacer promesas que lleguen a ser una cura peor que la enfermedad.