Crecimiento
Crecimiento 2022: el mundo en dificultad, pero Colombia bien
Las perspectivas de la economía global no son las mejores. Riesgos de recesión o estanflación se hacen cada vez más evidentes. Sin embargo, Colombia este año, en medio de este panorama, podría brillar con luz propia.
No soplan buenos vientos para la economía global. Dos grandes choques la tienen en jaque: el primero es la pandemia, por el efecto fiscal que generó en muchos países y por las restricciones en China para enfrentar nuevos brotes que han golpeado la producción y la operación logística; y el segundo es la invasión rusa a Ucrania, con los efectos en abastecimientos de alimentos y tensiones por el suministro de energéticos. Estos hechos no solo han desacelerado la economía, sino que han impulsado un aumento de la inflación en gran parte de los países del mundo, que hoy registran las tasas más altas de la historia reciente.
Esta semana se conocieron las perspectivas de crecimiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) y del Banco Mundial (BM), que revisaron a la baja la dinámica de la economía global de este año. La Ocde pasó de 4,46 por ciento, que tenía inicialmente, al 3 por ciento. Por su parte, el BM prevé que el crecimiento mundial ya no será de 4,1 por ciento, sino de 2,9 por ciento en 2022.
“Los daños provocados por la pandemia de covid-19 y la invasión rusa a Ucrania han exacerbado la desaceleración de la economía mundial, que está entrando en lo que podría convertirse en un periodo prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación. Este contexto aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales, tanto para las economías de ingreso mediano como para las de ingreso bajo”, señaló en su informe el BM.
Este panorama de incertidumbre amenaza la seguridad alimentaria y la confianza energética del mundo.
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En torno al incremento de precios, la Ocde señaló que la guerra en Ucrania anuló las esperanzas de un fin rápido del aumento de la inflación debido a los cuellos de botella en el suministro, relacionados con la covid-19, que se observaron en la economía mundial durante 2021 y principios de 2022. “La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países será difícil evitar la recesión”, afirmó David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.
Para la Ocde, “los bancos centrales tendrán que realizar un delicado acto de equilibrio entre mantener la inflación bajo control y conservar el repunte económico posterior a la pandemia, en especial donde la recuperación aún no está completa”.
Hoy por hoy, las miradas están puestas en cómo se están moviendo Estados Unidos y China, los motores de la economía global para enfrentar esta coyuntura. El primero analiza cómo hacer un “aterrizaje suave” ante las señales de una inflación que ha alcanzado los mayores niveles de la historia en las últimas décadas, el aumento de tasas que planea la Reserva Federal (FED) y el comportamiento de la economía, que en el primer trimestre resultó negativo. Por su parte, el comercio exterior del gigante asiático se ha dinamizado: las exportaciones registraron un aumento de 16,9 por ciento en mayo, y las importaciones subieron 4,1 por ciento, muy por encima de lo esperado por el mercado. Además, el Índice Caixin PMI, que mide la situación del país basado en datos que reflejan las empresas, creció en mayo. Sin embargo, podrían venir nuevas restricciones que frenarían la dinámica.
En medio de este panorama incierto, sobresale Colombia. La Ocde aumentó la proyección del crecimiento de Colombia en 2022, de 5,5 por ciento a 6,1 por ciento, el más alto dentro de los países miembros de la organización. El consumo privado es el principal motor del crecimiento, impulsado por el aumento del empleo y los precios favorables de las materias primas.
Sin embargo, todo indica que el coletazo del enfriamiento de la economía global lo va a sentir Colombia en 2023. Para ese año, la Ocde recortó su perspectiva de crecimiento del país, pasando de 3,1 a 2,1 por ciento. Pero en el corto plazo, la incertidumbre electoral; el impacto de la inflación, que podría volver a repuntar, y el aumento de tasas podrían despertar la tensión social y afectar las inversiones. La turbulencia no ha cesado.