macroeconomía
¿Cuál es la salida para la crisis económica? Responden los expertos
La pandemia y el paro pusieron al país contra las cuerdas, pero la economía aún responde. ¿Qué pasa y qué medidas hay que tomar?
En las últimas semanas, el panorama económico y social del país se puso más crítico de lo que cualquiera pensaba. La ley de Murphy se cumplió: si algo va mal, es susceptible de empeorar. A la pandemia se le sumó la insatisfacción de la gente que salió a las calles. Eso significó dos cosas: primero, se cayeron las reformas tributaria y de la salud, y segundo, el aparato productivo sufrió otro golpe por cuenta de los bloqueos y las marchas.
La incertidumbre se extendió por todos los sectores. Por eso vale la pena preguntarse qué es lo que hay que hacer para salir de la crisis. No acertar en la estrategia eleva los riesgos: que se desacelere más la economía y no se pueda seguir frenando el desempleo, que se aumente el gasto público por las mayores demandas de la gente al Gobierno, que no se cubra el hueco fiscal que generan la pandemia y el paro, y que se disparen los costos de financiación por cuenta de la pérdida del grado de inversión.
¿Cuál es la receta para superar este escenario de suma de todos los males? Por un lado, es claro que el Gobierno debe mostrarse fuerte para superar los bloqueos y que así la movilidad se normalice. Por otro, que se acelere el plan de vacunación para acercarse a la inmunidad de rebaño. Tres exministros de Hacienda coinciden en las prioridades.
“Hasta tanto no estemos fuera de la pandemia y se haya vacunado al 70 por ciento de la población, estaremos en modo crisis. Esto quiere decir que ante los efectos del hambre y el desempleo debemos seguir atendiendo con transferencias estatales a las familias pobres y vulnerables, y con programas de empleo a los jóvenes. Ambas se pueden solventar dentro del plan financiero de 2021 y ojalá lo que dure 2022”, dice el exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry.
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Además, toca conseguir plata adicional para financiar esas erogaciones nuevas. Según el también exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga, hay que sacar adelante la reforma tributaria 2.0. “El riesgo que tenemos ahora mismo es que la crisis política se ha traducido a los mercados y eso está afectando la perspectiva económica de Colombia. Siempre tuvimos problemas y crisis, pero nunca una crisis política nos golpeaba los spreads y ese es un tema central. El país necesita ingresos fiscales para garantizar el buen funcionamiento de la economía y la sostenibilidad de la deuda en el mediano y largo plazo”, dice.
Juan Camilo Restrepo, otro exministro de Hacienda, coincide en esta afirmación. Para él, “prescindir de la reforma tributaria sería algo grave, una estocada a la estabilidad financiera del país”. Desde su perspectiva, Colombia debe buscar al menos un punto y medio de recaudo adicional: un punto (10 billones de pesos) para estabilizar la economía y otro medio punto para destinarlo a las mayores necesidades de gasto social que demanda la coyuntura.
Echeverry cree que la reforma a los impuestos es clave. Pero el ajuste debe estar acompañado de un crecimiento económico importante.“Una reforma tributaria del 1 por ciento del PIB, crecimiento cercano a 5 por ciento y una senda descendente de deuda pública del Gobierno pos-2025 bastarán para mantener el grado de inversión”, explica.
¿Cuáles serían las claves de esa reforma? El director del departamento de Economía de la Universidad Javeriana, Andrés Giraldo, explicó que la reforma tributaria pos-Carrasquilla parece más simple de lo que muchos piensan: echando para atrás varias de las medidas de la reforma de 2019 y apostando a algo de progresividad en materia de renta se podrían conseguir esos recursos.
El exministro Zuluaga, por su parte, dice que la propuesta que presente el Gobierno debe apuntar a que sean las empresas y los sectores más ricos de la población los que aporten: “Algo muy parecido a lo que propuso la Andi”.
En materia de crecimiento, hay luz al final del túnel. Las cifras del primer trimestre que reveló el Dane muestran que la mayor parte de la economía responde con lujo de competencia apenas le permiten encender el interruptor.Es muy positivo lo que se ve en petróleo, minas y materias primas, junto con la agricultura y la industria, que si siguen así le van a imprimir una dinámica adicional a la economía este año.
Felipe Campos, director de investigaciones económicas de Alianza Valores y Fiduciaria, cree que el mundo está ad portas de un nuevo ciclo positivo de materias primas. Eso no se puede perder de vista porque se está cerrando un periodo largo con precios bajos o moderados, desde cuando se desplomaron las cotizaciones del crudo a partir de 2014.
El gasto social
Obviamente, no se puede perder de vista que la insatisfacción social es completamente fundada, por eso exministros y analistas consideran necesario poner el foco en el gasto social.
Para Echeverry, los programas sociales siguen siendo herramientas muy útiles para diluir las presiones sociales. Recuerda que programas como Familias en Acción, Empleo en Acción y Jóvenes en Acción fueron creados en la crisis de 1999. “Son programas poderosos que apuntan a la médula de los problemas”, afirma.
Pero a esto hay que sumar las erogaciones adicionales que genere el paro. Juan Camilo Restrepo advierte, por ejemplo, que solo la gratuidad en educación superior a estudiantes de estratos 1, 2 y 3 podría valer casi 2 billones de pesos. Eso es casi la mitad de los recursos adicionales que se podrían recaudar de la tributaria para más inversión social. Así que allí el margen de maniobra es reducido.
A pesar de las enormes dificultades, el panorama de soluciones parece claro. Por ejemplo, todos los expertos consultados coinciden en que medidas heterodoxas como solicitar un crédito directo al Banco de la República son un suicidio económico y un salto al vacío.“El país todavía tiene acceso a financiamiento externo de los mercados o de las multilaterales como BID, CAF, FMI y Banco Mundial”, destaca Restrepo.
El panorama demanda medidas urgentes. Es clave para los mercados que el país envíe una señal de compromiso por honrar sus deudas, que cumpla con las expectativas de sectores insatisfechos y que haga todo lo posible para lograr el avance hacia su nueva normalidad. En ello, aprobar la tributaria y recuperar el crecimiento son claves.
Las próximas semanas serán definitivas para despejar el panorama económico y social. Entonces el país podrá ver si se acerca al final de esta era oscura de pandemia y agitación social o si se profundizan las dificultades. Es necesario obrar con inteligencia, pero de manera decidida. Mucho está en juego.