Crecimiento
El bajo crecimiento y la alta inflación nos pueden convertir en una fábrica de pobres, advierte el presidente del Consejo Gremial
Germán Arce, en representación de las 32 asociaciones empresariales que conforman este gremio de gremios, habla sobre los principales riesgos que enfrenta la economía nacional y sobre las propuestas para volver a encender la máquina del crecimiento.
SEMANA: ¿Por qué se reunieron el viernes pasado con el ministro de Hacienda y cómo les fue en ese encuentro?
GERMÁN ARCE (G.A.): Fue una reunión del Consejo Gremial posterior al encuentro que tuvimos hace algunas semanas con el presidente Petro, cuando hablamos de tres grandes temas priorizados: seguridad, reactivación económica y las reformas. Tras esa reunión hemos venido tocando las puertas de los sectores, algo habitual que hacen los gremios, pero quisimos hablar con el ministro Bonilla porque esas conversaciones siguen muy desarticuladas, es decir, cada sector por su lado, y algunas de las iniciativas y de las preocupaciones son para todos.
SEMANA: ¿Cuáles son esas preocupaciones transversales, me podría dar un ejemplo?
G.A.: Los problemas de ejecución en proyectos eléctricos y el subsecuente riesgo de apagón. Se necesita que los proyectos de generación que se vienen ejecutando hace varios años entren a suplir al sistema de energía en un momento crítico como la llegada del fenómeno de El Niño, el cual, según las mismas cifras del Gobierno, se puede extender hasta mediados del próximo año. Garantizar la entrada de esos proyectos requiere un ejercicio de coordinación monumental con comunidades, con actividades ambientales, con seguridad en los sitios donde la maquinaria no pasa. Sacar adelante un proyecto requiere un ejercicio de articulación que es uno de esos llamados repetidos que se le están haciendo al Gobierno. No estoy hablando de grandes discusiones de política pública, sino de las de tareas que no están avanzando.
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SEMANA: Además de esas tareas pendientes, ¿qué otros planteamientos hicieron?
G.A.: Tenemos una gran preocupación por el bajo crecimiento. Le dijimos al ministro que un escenario como el esperado para este año, con expectativas de los analistas de crecer entre 1 % y 1,25 %; con una inflación de dos dígitos, que en un buen escenario puede cerrar el año entre 9,5 % y 10 %, con niveles estructurales de informalidad y desempleo altos, se genera una mala ecuación. Uno puede caer en la trampa y decir: “podría ser peor”, pero no, un país de 50 millones de habitantes necesita crecer más para poder reducir las brechas sociales. Hay un estudio de Naciones Unidas con una firma que se llama Inclusión, que sostiene que en Colombia el crecimiento es el que permite sacar a tres de cada cuatro personas de la pobreza, mientras que los programas sociales aportan uno de los cuatro. Es decir, lo que más saca pobres de la pobreza es el crecimiento.
SEMANA: Es decir, seguir creciendo al ritmo actual, ¿podría empeorar las condiciones de pobreza de Colombia?
G.A.: Un crecimiento bajo, con una inflación alta, siendo la inflación además el impuesto más regresivo que puede tener la ciudadanía, no nos va a permitir ser capaces de cerrar brechas sociales, y lo digo como país, no solamente en la trampa de si el gobierno lo logra o no.
SEMANA: ¿La desaceleración de la economía no era justamente lo que se buscaba con las políticas de subir tasas de interés? ¿por qué ahora que efectivamente se desaceleró todos están tan preocupados?
G.A.: Porque una cosa es desacelerar los factores de demanda que estaban presionando la inflación y eso claramente tiene un impacto en desacelerar la economía, y otra cosa es que caigamos en una trampa de alta inflación con bajo crecimiento. Hay países que duran décadas en esa trampa y ese es el temor. Es muy riesgoso. Si ese aterrizaje no es suave, a la economía se le complica volver a despegar. En otros países también está frenado el crecimiento, pero están tumbando la inflación, nosotros no lo estamos logrando.
SEMANA: ¿Y por qué acá cuesta tanto bajar la inflación?
G.A.: Por varios factores internos y externos. La geopolítica del mundo va a impactar las presiones inflacionarias globales. Acá además tenemos bloqueos, vías cerradas, problemas en la movilidad de bienes y servicios y el fenómeno de El Niño. Es decir, hay unas condiciones adicionales que nos están dejando en un nivel de inflación muy alto. Esa mezcla de bajo crecimiento con inflación alta es preocupante porque nos puede meter en un escenario de estanflación y esa ecuación es una fábrica de pobres, pues se deteriora la capacidad adquisitiva de todos los ciudadanos y no se crece, cuando ya se sabe que es el crecimiento el que más aporta para superar la pobreza. En eso tampoco ayuda lo que está pasando en el mundo.
SEMANA: ¿Y qué se puede hacer para evitar ese escenario?
G.A.: Hay unos sectores con los que podemos maniobrar más rápido para que este aterrizaje de la economía no sea de barriga en la pista. Uno de ellos es la construcción, que vive un momento complicado y es clave porque jalona muchas otras actividades, casi 20 subsectores y es un importante generador de empleo. Nosotros le llevamos al ministro Bonilla un documento para trabajar en el corto plazo en 12 sectores, entre los que está la infraestructura, eléctrico, turismo, comercio exterior, transporte y logística, hidrocarburos, minería, ganadería y agro. Igualmente, temas de seguridad, que es uno de los factores que más nos preocupan. Nuestro mensaje es que se deben buscar soluciones porque la economía no se nos puede estancar, pues salir de ahí nos va a costar muchísimo trabajo.
SEMANA: En esas acciones rápidas, ¿no estaría la de acelerar la ejecución del Gobierno, que muchos dicen que va atrasada?
G.A.: Hay unos temas que nos preocupan del accionar de la inversión pública. El ministro dice: “estamos ejecutando, en promedio, lo mismo que los demás gobiernos”, pero están ejecutando muy bien funcionamiento y muy mal inversión. El último dato que tengo de ejecución de inversión al cierre de agosto iba en 37 %, cuando ya iban ocho meses del año y la economía se está enfriando. Es que además esa plata ya la pusieron en el presupuesto precisamente para mover los sectores. Ahí hay deterioros en ejecución. Por eso le solicitamos al ministro que, como cabeza del equipo económico, ayude a evitar que caigamos en una trampa de bajo crecimiento y alta inflación que no le conviene a nadie. Hay una serie de acciones de corto plazo que necesitamos trabajar y necesitamos su ayuda para coordinar los sectores. En otras palabras, le dijimos: Ministro, salve usted la patria y ayúdenos a organizarnos porque si nos quedamos aquí quietos mirándonos, no vamos a ser capaces de lograr un aterrizaje suave de la economía para podernos recuperar en 2024 y 2025.
SEMANA: ¿Y qué les respondió el ministro Bonilla?
G.A.: Creo que recibió el mensaje positivamente. Nos dijo que acababa de salir del presupuesto esta semana y que lo dejáramos sentarse a mirar las cosas sectoriales. No obstante, nos prometió primero cumplir con un pendiente que consiste en un análisis combinado del impacto de las reformas en la economía. Además, creo que logramos poner en su agenda de prioridades el tema eléctrico, porque le advertimos que un apagón acabaría de empeorar las cosas, pues implica menos actividad económica, menos PIB, menos impuestos y menos empleo.