Combustibles
El barril ahoga al galón: una crisis entre hidrocarburos
El incremento en el precio del petróleo es un bálsamo para las cuentas fiscales del país y sus ingresos. Sin embargo, ese aumento también impacta los precios de la gasolina, que hoy están generando un profundo déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles.
En la madrugada del jueves, cuando iniciaron los ataques de Rusia a Ucrania, el precio del barril del petróleo superó la barrera de los 100 dólares, su valor más alto desde 2014.
Alcanzar esa cifra era una expectativa que traían los mercados desde el año pasado por cuenta de la recuperación de las economías en el planeta, después de más de un año de restricciones y cuarentenas a causa de la pandemia, intensos inviernos en Europa y Estados Unidos, y las limitaciones en la producción que se han dado, en especial, por parte de los países de la Opep buscando una mayor cotización del crudo.
Sin embargo, al inicio de este año, las tensiones entre Ucrania y Rusia, que derivaron en un conflicto bélico, fueron el combustible para impulsar el precio del barril de crudo, que apenas el martes pasado ya había alcanzado los 99,54 dólares y el jueves rozó los 105 dólares.
Un precio del petróleo al alza para países como Colombia pueden ser, paradójicamente, el cielo y el infierno.
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Los gozosos vienen por las cuentas del Gobierno. Según el Ministerio de Minas y Energía, Colombia es un país productor de petróleo en el que, aproximadamente, el 64 por ciento de la producción nacional de hidrocarburos líquidos es consumida en las refinerías en el país.
Un aumento en el precio del barril sería beneficioso en materia fiscal, ya que Colombia es un exportador neto de crudo, el cual representa 40 por ciento de las ventas externas totales del país, así como más del 30 por ciento de la inversión extranjera directa. Adicionalmente, el sector de hidrocarburos aporta entre 12 y 15 por ciento de los ingresos corrientes de la nación y cerca de 1 de cada 3 pesos de los presupuestos de inversión de los entes territoriales por concepto de regalías.
En las cuentas del Gobierno, contempladas en el Plan Financiero del Ministerio de Hacienda, se proyecta un precio de 70 dólares por barril de petróleo brent para este 2022. Según estudios realizados por la Dirección de Política Macroeconómica del Ministerio de Hacienda, que coinciden con diferentes analistas, por cada dólar que sube el barril de petróleo brent, Colombia podría recibir aproximadamente 100 millones de dólares anuales de ingresos adicionales (cerca de 400.000 millones de pesos) por concepto de renta petrolera.
Por su parte, la Cámara Colombiana de Petróleo, Gas y Energía (Campetrol) estima que un dólar de incremento en el precio de referencia brent promedio anual le generaría a la economía colombiana, por ese mismo concepto, entre 300.000 y 350.000 millones de pesos anuales adicionales en el año siguiente.
De esta manera, bajo el supuesto macroeconómico del Plan Financiero 2022, de 70 dólares por barril, si la cotización brent logra registrar un promedio anual de 90 dólares por barril se obtendrían entre 6 y 7 billones de pesos adicionales en renta petrolera para 2023, frente a los esperados para dicho año.
La cifra sería aún mayor si se tiene en cuenta el pronóstico hecho en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2021, cuando se preveía que el barril de petróleo estaría en 63 dólares en 2022. De mantenerse en un promedio de 90 dólares, se obtendrían entre 8 y 10 billones de pesos adicionales en renta petrolera para 2023.
Para que esas cifras se materialicen, es necesario que el nivel de precios actual se mantenga a lo largo de este año, de tal manera que pase de ser un efecto coyuntural a uno estructural. En caso de que esto se cumpla, las inversiones anunciadas para 2022 podrían ser ejecutadas, lo que impulsaría la exploración y la producción de petróleo y gas en Colombia.
De hecho, los buenos precios del petróleo han despertado el apetito inversionista en el sector. Un informe publicado por la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP) sostiene que la inversión en exploración de hidrocarburos durante 2022 va a ser la más alta del país desde 2014. Según el documento, la inversión en exploración este año será de 1.130 millones de dólares, 2,2 veces más que la vista en 2021.
El informe también sostiene que el total de inversión en exploración y producción de petróleo y gas para este año será de 4.400 millones de dólares, representando un aumento del 42 por ciento en comparación con la vista en 2021.
La inversión busca aumentar la producción de crudo, que disminuyó al pasar de 780.000 barriles por día en 2020 a 736.000 en 2021, según la ACP.
Las preocupaciones
En 2009 se creó el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc), cuya función es la de atenuar en el mercado interno el impacto de las fluctuaciones de los precios de los combustibles en los mercados internacionales. De esta manera, el fondo permite que ante aumentos o bajas en las cotizaciones no se observe un impacto directo en los precios de la gasolina en Colombia y se acumulen recursos en épocas de bajos precios internacionales.
Sin embargo, como advierte Corficolombiana en un análisis sobre el fondo, el funcionamiento del Fepc dista del objetivo previsto, “asemejándose más a una figura de subsidio al precio de los combustibles”.
Esta situación, sumada a los moderados aumentos del precio local de combustibles, dejó un diferencial promedio de 3.260 pesos por galón en el año, dice la firma, y cuando el precio internacional se ubica por encima del local, el Fepc reconoce a los productores y refinadores este diferencial.
De acuerdo con cálculos del Ministerio de Minas y Energía, sin la operación del Fepc en lo corrido de 2022 el precio promedio de la gasolina en las 13 ciudades principales se hubiera ubicado aproximadamente en unos 3.500 pesos por galón por encima del precio de venta promedio vigente. Del mismo modo, el precio promedio del diésel en esas ciudades sería de cerca de 4.200 pesos por galón por encima del precio de venta registrado en este periodo. “El Fepc le ha permitido tener a Colombia el segundo y tercer precio más barato de gasolina y diésel, respectivamente, de todo el continente americano”, señaló el Ministerio.
Sin embargo, con la coyuntura actual se amplió el déficit del fondo, generando una presión y una cuenta por cobrar para Ecopetrol. “Nuestros cálculos, estima Corficolombiana, sugieren que el déficit del Fepc en 2021 superó los 10 billones de pesos y para el cierre de 2022 podría ubicarse entre 7,3 y 10,2 billones, debido al limitado ajuste del precio final”.
De otro lado, en Colombia, la inflación ha venido subiendo, llegando a las cifras más altas en el último lustro. Está bordeando el 7 por ciento anual a enero y ya analistas como Bancolombia advierten que en febrero la inflación se habría mantenido por encima de sus parámetros históricos, acelerándose a 8 por ciento anual.
La amenaza de la carestía
La inflación viene en aumento impulsada por los alimentos, pero a diferencia de otros países no ha pasado lo mismo con los combustibles. De hecho, el índice de precios al consumidor en Estados Unidos tuvo cifras históricas de 7 por ciento, jalonadas por el precio de la gasolina. Si no estuviera funcionando el Fepc, con aumentos en precios del combustible plenos, la inflación habría crecido más de un punto porcentual.
Esta, que parece una buena noticia, no lo es tanto, porque si bien la gasolina no le está metiendo una gran presión al costo de vida, está abriendo un hueco gigante que podría costar el valor de la reforma tributaria del año pasado.
“La cuenta por cobrar del Fepc incide negativamente en la generación de caja operativa de Ecopetrol, resultando en un lucro cesante, menores posibilidades de inversión y un efecto adverso en la valoración. Si bien reducir la volatilidad del precio final de los combustibles es deseable, las reglas actuales resultan en un subsidio de facto con un costo de oportunidad elevado”, dice Corficolombiana y advierte que es necesario discutir mejoras al Fepc, garantizando su sostenibilidad, y debatir la conveniencia de un subsidio a los combustibles ante los retos del cambio climático.
El Gobierno realizó un pago a Ecopetrol por 3,85 billones de pesos al cierre de 2021 y se tiene un pago previsto para este año por 2,7 billones, y dentro de sus fuentes están los excedentes de dividendos de la petrolera.
Aumentar el precio de los combustibles para bajarle presión al fondo no es una opción. Como advierte la firma Colombia Risk, el estallido social que ocurrió en el marco del paro nacional aún contiene temas no resueltos que saldrán a flote durante 2022. “Colombia continúa siendo un país tremendamente desigual y ningún Gobierno se ha puesto la tarea de resolver la desigualdad, ya sea a través de un régimen tributario más equitativo o un gasto social que compense los obstáculos estructurales para lograr una movilidad social ascendente”, señala la firma.
Cabe recordar que hace un poco más de dos años, en Ecuador el anuncio del aumento de precios de los combustibles desató una profunda protesta social. Todo indica que las soluciones al fondo y al precio de la gasolina tendrá que asumirlas el próximo Gobierno para desactivar el déficit del Fepc que viene creciendo, pero sin activar una bomba social que puede significar el aumento en el precio de la gasolina.