Entrevista
“El país es de todos, deben entender que los que no somos ellos tenemos algo que decir”: Bruce Mac Master, presidente de la Andi
En la antesala al inicio del Congreso empresarial, este miércoles 16 de agosto, el directivo gremial habló con SEMANA sobre la reforma laboral, el efecto ‘Nicolás Petro’; sobre el nuevo ministro de Minas y el pobre crecimiento de la economía.
SEMANA. Empieza la cumbre empresarial más importante del año y vienen todos: empresarios, el poder legislativo, el judicial, los ministros. Pero, ¿y el presidente?
Bruce Mac Master. En esta reunión queremos hacer una revisión acerca de en qué estamos, cómo estamos, qué retos tenemos, dónde están nuestras preocupaciones, qué tan válidas son, qué tanto debemos preocuparnos por las instituciones, o qué tanto tenemos que apoyarlas. Por eso vienen todos
El presidente está invitado. Casa Militar está trabajando. En este momento, el presidente está confirmado para el viernes a las 3 de la tarde.
SEMANA. Después de un año turbulento, con una crisis política que parecía ir por un lado, sin arrastrar mucho la economía, hasta que salió el resultado del PIB del segundo trimestre 2023, con un crecimiento de solo 0,3 %, ¿qué expectativa tiene el empresariado?
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B.M.M. En este momento, tenemos una economía que no está especialmente bien, en el sentido de que tenemos síntomas muy fuertes de desaceleración. Ya vimos lo que pasó en el segundo trimestre. Los resultados del sector industrial, del comercio, de la construcción. Las caídas son importantes. Entonces, este segundo semestre va a ser muy duro para la economía colombiana.
SEMANA. Pero el empleo va bien, según las cifras oficiales. ¿Cómo está la situación realmente?
B.M.M. Es muy llamativa la cifra de empleo. Vale la pena estudiar muy bien cómo se está midiendo, porque es extraño que estén cayendo las actividades económicas todas, incluidas las obras públicas, y al mismo tiempo esté cayendo el desempleo.
Es cierto que el dólar ha bajado a nivel mundial. Muchas preocupaciones del mercado han sido diluidas por el hecho de que no parece que las reformas del Gobierno fueran a pasar inmediatamente, pero también el crecimiento de la economía está en un momento de freno. Nosotros, desde el principio de año, dijimos que el crecimiento económico iba a estar entre 0,5 y 1 %. Hoy lo ratificamos. Hay muchos analistas que suben, que bajan, que proyectan. Nosotros continuamos en esa misma proyección. Y para una economía como la colombiana, un crecimiento del 0,5 % es una pésima noticia.
Una inflación del 9 % es una inflación dramáticamente alta. Es 125 % más alta que el tope de la meta del Banco de la República. Eso no es bueno.
Lo único que en este momento sí hay es una situación fiscal mejor que la que teníamos, pero se debe a una reforma tributaria que le quitó mucha plata a los hogares y a las empresas.
SEMANA. Cuando se aprobó la reforma, el entonces ministro de Hacienda José Antonio Ocampo habló de impuestos que darían lugar a un crecimiento de la producción (multiplicador del presupuesto), ¿qué piensa ahora?
Esa discusión la di con José Antonio Ocampo. Él hablaba del multiplicador del presupuesto balanceado, un principio que no se está cumpliendo.
No hay en este momento indicios de que el Gobierno vaya a tener la capacidad de ejecutar cada peso que se llevan para el Estado (impuestos). Entonces, eso lo que va a producir es una recesión. La ecuación actual es la siguiente: recaudo tributario muy alto, ejecución bajísima, y una capacidad del Estado de multiplicador de la actividad económica prácticamente nula.
SEMANA. ¿Qué expectativa tiene el sector privado con la ejecución pública? Porque el gobierno ha dicho en los debates del Congreso de la República que siempre el segundo semestre es el más dinámico.
B.M.M. Lo que pasa es que el gobierno ya no está en el primer año, ya comenzamos el segundo desde el día 7 de agosto de 2023. Ya no está la excusa de que ‘estábamos aprendiendo, o estábamos llegando, o que el presupuesto lo hizo el otro gobierno: no era el que nosotros teníamos previsto’, no. Los recursos están. Ejecutar y sobre todo, ejecutar bien, sin que se pierda la plata, es muy difícil, claro. Pero esa es la tarea de los gobiernos, para eso están. Esa es la responsabilidad que asume un gobierno cuando toma las riendas del Estado.
Entonces, por ejemplo, es clarísimo que tenemos un inmenso rezago. El sector de infraestructura, que es uno de los que tiene el Gobierno a su disposición para poder hacer políticas contracíclicas, está paralizado. Prácticamente lo único importante que ha sucedido en esa área son los puentes de las emergencias, especialmente el de Quetame. También está la congelación de los peajes, que es un hecho -sin duda- muy importante, pero muy grave, porque lo único que hizo con eso el Gobierno fue generar una incertidumbre inmensa sobre la capacidad que tiene el Estado de ser un buen líder en términos de su capacidad de poder convocar al sector empresarial para que apoye la función de construir infraestructura.
Lo que tenemos es una situación dramática que también se vive en el sector de la construcción, donde tampoco se ha dado la ejecución de los recursos destinados a los subsidios de vivienda. Hay 32 sectores de la industria que están afectados. Y hasta en el tema de las transferencias del Estado a la población tiene inconvenientes.
SEMANA. ¿A que se refiere exactamente cuando habla de inconvenientes con las transferencias del Estado?
B.M.M. Por ejemplo, ese ejercicio que se hizo de tratar de pasar las transferencias solamente al Banco Agrario, es exactamente lo contrario a lo que se había hecho cuando yo tuve esa responsabilidad (en Prosperidad Social), que era tratar de encontrar los mecanismos más eficientes para poder llegarle a la gente a tiempo con la plata que necesita.
Parte de lo que nos habíamos encontrado en ese momento era que el Banco Agrario no tenía la capacidad de hacerlo, y de hecho de ahí nacieron todos los monederos electrónicos: Nequi, Davidplata y el resto. Surgieron de la necesidad de imaginarnos esquemas modernos para poder llegarle a todo el territorio nacional de forma inmediata.
SEMANA. ¿Cómo han recibido los empresarios esos mensajes en los que el presidente a veces descalifica al sector empresarial?
B.M.M. No le hace nada bien a la sociedad que el Gobierno: el presidente y sus ministros salgan a despotricar permanentemente de quienes generan el empleo y mueven la actividad económica. Eso no tiene ningún sentido. Lo que más le debería convenir a un gobierno siempre es que se produzca una gran actividad económica. Que sea un ejercicio dinámico y potente, no debilitarlo. Afortunadamente, la ciudadanía tiene una buena opinión de sus empleadores y de la gente que genera las actividades económicas y todos los productos. Desde el gobierno, en cambio, la actitud frente al sector productivo no parece ser la mejor. Yo espero que eso cambie e insisto en que hay que cambiarlo.
SEMANA. ¿Todo esto podría influir en la disposición para generar empleo?
B.M.M. Es que la gente invierte solamente en el sitio en el que sienta que no tiene riesgo o, al menos, que el riesgo no es tan grande. Invierte donde puede eventualmente conseguir una rentabilidad. Y donde se siente bienvenido. Entonces, si uno no genera las condiciones para que se sienta bienvenido, no van a invertir.
SEMANA. Lo hemos visto en redes sociales algo entusiasmado con los mensajes enviados por el nuevo ministro de Minas. ¿Es así?
B.M.M. Me pareció positivo de lo que dijo (”vamos a mantener la exploración como parte de la transición energética”). No me he sentado con él todavía, pero ese mensaje es importante, no solo para el sector de hidrocarburos, para el de minas y energía, sino para la economía. De alguna manera, está diciendo casi lo mismo que dice Lula Da Silva en Brasil. Nosotros necesitamos este recurso, necesitamos una energía, necesitamos la autonomía, la generación de divisas. Y, mientras no haya alternativas distintas, tendremos que hacerlo.
Uno no se puede equivocar, ni puede ser idealista o ingenuo. Entonces, sí, a mí me parece un buen mensaje el del ministro (Omar Camacho).
SEMANA. En algún momento, se criticó la posición que tenía el sector empresarial con la reforma tributaria, y se dijo que habían creado una falsa catástrofe. ¿Cómo es ahora que ya se están aplicando las medidas?
B.M.M. Para responder, solo basta dar una mirada al mismo Ecopetrol. Está pagando, más allá de los impuestos que aportaba en el pasado, 2,3 billones de pesos más. Eso le pasa a cualquier compañía que esté en el sector petrolero.
Las que no estén en el sector petrolero no tienen el efecto de la sobretasa, pero están pagando en este momento 5 % más en renta de lo que venían aportando.
Y luego está también toda esa serie de cálculos que generan preocupación, por ejemplo, lo de la renta presuntiva hasta del 15 %.
Adicionalmente, está el efecto de los impuestos al patrimonio. Realmente, la reforma fue muy dura. Fue una pelea que dimos. Era una reforma de un tamaño absurdo, con un diseño que posteriormente fue corregido, pero que violaba los tratados de libre comercio. Cuando veamos los balances de las empresas, nos vamos a dar cuenta de eso, como se vio ya con Ecopetrol.
SEMANA. ¿Qué tanto le preocupa toda esta situación alrededor de Nicolás Petro, el hijo del presidente?
B.M.M. Es muy preocupante porque se genera una inestabilidad muy grande en todo el país. Genera cuestionamiento sobre la elección, la campaña, la legitimidad, y eso nunca es bueno para un país. Uno nunca quiere tener ese tipo de interrogantes en el ambiente. Esa idea de los políticos que se alegran porque -eventualmente- al mandatario le vaya mal, es una de las más tontas en el mundo de la política. Si a un mandatario le va mal, obligatoriamente es sinónimo de que al país le está yendo mal. Entonces, es realmente una situación muy mala, y además tiene un componente que no hemos medido bien y es internacionalmente cuáles van a ser los cuestionamientos éticos sobre Colombia. Ya vivimos una época muy compleja en los años 90, con Ernesto Samper, cuando prácticamente todo el país quedó en un estado de ‘matrícula condicional’ ética frente al mundo. Es muy importante que eso no nos vaya a pasar ahora, porque sería, por decir lo menos, una situación muy injusta con casi 50 millones de personas.
SEMANA. ¿Ya empezaron a ser escuchados con lo que tienen que decir sobre las reformas, principalmente la laboral?
B.M.M. Hasta este momento, no han llamado a la comisión de concertación de política laboral ni a ninguno de los gremios que hacen parte de ella.
Tengo una solicitud muy, pero muy seria, que además, la estoy haciendo con fundamento jurídico. Estoy pidiendo formalmente al Ministerio de Trabajo y también lo haré con el Congreso, que para tomar las decisiones utilicen las herramientas económicas y no simplemente las ignoren como si no fueran importantes.
No comprendo cómo fue posible que el Banco de la República hiciera una alerta de tal tamaño, con el informe sobre la posible generación de desempleo con el proyecto de reforma laboral, y eso haya sido simplemente ignorado.
No es cierto que sean modelos económicos ideologizados y politizados. Son realizados por profesionales muy serios que no pueden ignorar. Me parece una irresponsabilidad simplemente ponerle 14 artículos adicionales a la reforma laboral, y punto.
La reforma no puede darse el lujo de producir desempleo, o no atacar la informalidad de forma estructural.
Le hago un llamado muy convenido, pero también muy firme, a la ministra (Gloria Inés Ramírez) y al ministro de Salud (Guillermo Jaramillo) para que, ojalá, se tomen las mejores decisiones posibles.
Resulta que el país es de todos. El país no es solamente de ellos y de sus opiniones. Entonces ellos tienen que asumir que efectivamente los que no somos ellos tenemos algo que decir, y que igualmente lo vamos a decir.