El transporte está dormido, y es columna vertebral de la economía: ejecuten, ejecuten, ejecuten

Empieza el debate alrededor del presupuesto de la Nación para 2024, y varios de los sectores que forman parte de esa torta de recursos no han avanzado lo suficiente en la ejecución de las tareas que tienen asignadas para 2023, mientras los colombianos requieren conectividad, empleo y seguridad, entre otros.

En el Congreso fueron fuertemente cuestionados los sectores rezagados en ejecución, en particular el transporte, que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de abrir caminos para que entre el desarrollo a los territorios olvidados, pero su inversión no toma velocidad.

De 14,8 billones apropiados para la vigencia, 10,4 billones son para inversión, y aunque se ha comprometido el 67 por ciento, según cifras del ministro de Transporte, William Camargo, los pagos, que serían los que le ponen el termómetro al ritmo de terminación y entrega de obras a la comunidad, solo van en 14 por ciento.

Es claro que, sin vías, muchas de las piezas de política pública se desmoronarían. Por ejemplo, no funcionaría una reforma agraria. De hecho, el Plan de Desarrollo para el cuatrienio contempla la intervención de 88.000 kilómetros de vías terciarias y la multimodalidad, como lo expresó el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla: “Este debe ser un país que no piense solamente en camiones”.

Un transporte eficiente también es asunto de vida y en el país hay 220.000 kilómetros de malla vial para mantener. Es bien conocido que los colombianos permanecen molestos porque pagan impuestos y muchas vías están en mal estado. Esa cartera debe velar por la reducción de la siniestralidad en las carreteras y el Plan de Desarrollo apunta a bajar este tipo de accidentes en 23 por ciento.

El sector transporte es uno de los privilegiados en el presupuesto de 2024, que está previsto por 502,6 billones de pesos, de los cuales 13,6 billones (presupuesto de inversión) son para que esta cartera haga obras y adelante el programa de concesiones viales, dentro de los cuales se puede mencionar la Autopista al Mar 1 y 2, el corredor Rumichaca-Pasto o la vía Pamplona-Cúcuta.

En plata blanca, con corte a junio, el sector Transporte solo había realizado pagos por 3,9 billones de pesos, pero el ministro Camargo explicó que la tendencia histórica es que el segundo semestre es el más dinámico en ejecución. Este rezago tiene varios efectos.

Cálculos de un estudio sobre el tema muestran que por cada billón de pesos que se invierten, se generan cerca de 28.400 empleos. Así las cosas, en lo que lleva el programa de vías de cuarta generación (4G), que empezó en 2015, se han promovido más de 1,1 millones de puestos. Por ello, independientemente de coyunturas como la crisis política reciente, en la que hubo cambio de ministros y directivos de entidades como la Aerocivil, la inversión en infraestructura se debe mantener como política de Estado y no de Gobierno.

Otra arista que le surge al transporte, ya que buena parte de las obras las hace el sector privado, es la incertidumbre jurídica. En el caso de las vías 4G, de 29 proyectos en curso, siete van al ciento por ciento, 20 están por encima del 80 por ciento y hay otros que están iniciando. No obstante, los que están andando están preocupados por los peajes. Ya se han registrado casos de protestas por los cobros y los concesionarios no tienen certezas.

Juan Martín Caicedo, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, dice que “la baja ejecución en infraestructura se convierte en reto y pretexto para impulsar inversiones notorias en este sector, dada su función contracíclica”.

Sugiere que el Gobierno avance con celeridad en la contratación de nuevos proyectos y que los entes territoriales, a su vez, utilicen los recursos de las regalías para avanzar en infraestructura regional. Por medio de las iniciativas privadas, el sector también podrá mostrar nuevos avances. Es el caso del transporte aéreo, en donde están pendientes obras como los aeropuertos de San Andrés y Cartagena, cruciales para el turismo, uno de los llamados a reemplazar la dependencia de Colombia de los ingresos del petróleo. Una prueba más de la importancia de la ejecución en el sector transporte.