Minería

“Es mentira que el mundo va a dejar de comprar carbón”

En entrevista con SEMANA, Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería, analiza el impacto del proceso electoral en el sector y las tensiones que se han generado.

25 de enero de 2022
Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería
Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería | Foto: Jose Manuel Pedraza / Pedraza Producciones

El mundo se mueve ahora en medio de grandes tendencias: el impulso de las energías renovables no convencionales y el cumplimiento de los compromisos de cambio climático. La demanda de minerales metálicos para el desarrollo de proyectos eólicos o solares viene en aumento, pero también otros tradicionales, como el carbón, a pesar de los anuncios en su contra por el impacto en el medioambiente.

La minería ha venido recuperando precios y producción, tras un 2020 muy complejo y retador. ¿Cuál es el escenario de la minería hoy en el país? Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), resuelve varios interrogantes en SEMANA.

SEMANA: ¿Cómo le fue el año pasado al sector minero?

Juan Camilo Nariño (J. C. N.): La coyuntura mundial, después de una recuperación de un año muy complejo para todos, generó unas dinámicas de precios y una liquidez en las compañías mineras que no ha tenido precedentes en los años recientes. Y, por supuesto, en Colombia en sus minerales se vio reflejada esa dinámica positiva del sector minero.

En oro, con unas cifras de la mayor importancia en crecimiento, cercanas al 30 % en su producción y en exportaciones una cifra que no se veía desde hace unos 6, 7 e incluso 8 años de exportaciones cercanas a los 2 millones 400 mil onzas. El níquel, gracias al esfuerzo empresarial que quiero resaltar, ha venido manteniéndose en cerca de 40.000 toneladas anuales. Durante el período 2017-2018, después de inversiones importantes en exploración y el hallazgo de un nuevo crecimiento, esas exportaciones crecieron, y la producción llegó a cerca de las 43.000 toneladas.

Eso bajó a 36.000 toneladas y gracias nuevamente a las inversiones en la producción, en exploración, en nuevos frentes de trabajo minero creció a 40.000 y va crecer a los siguientes también a una cifra cercana a 43.000 toneladas.

Y en relación con carbón, hay muy buenas noticias, en particular en un mineral que como colombianos debemos sentirnos cada vez más orgullosos: el carbón metalúrgico y la producción de coque asociada al carbón metalúrgico, que el año pasado alcanzó una cifra récord en exportaciones, récord histórico en exportaciones cercano a los 6 millones de toneladas. Eso demuestra la importancia que tiene ese carbón para la producción en el mundo. Es un carbón que lo he llamado el carbón para el acero, necesario para la producción de infraestructura a nivel mundial, que no sigue las dinámicas ni las conversaciones de, por ejemplo, el carbón térmico para la generación eléctrica. Y con unas proyecciones de carbón metalúrgico muy importantes: el consumo del mundo, en carbón metalúrgico, fue cercano a los 2.100 millones de toneladas. Eso para 2024 va a crecer significativamente en todas las latitudes del mundo: India 22 millones de toneladas más, 14 en Japón y Corea, y así en muchos otros países, Rusia, la Unión Europea, Brasil y demás. Colombia se ha venido consolidando como el tercer exportador de carbón metalúrgico y de coque en el mundo.

SEMANA: ¿Cómo fue la comparación con 2020?

J. C. N.: En relación con la producción, es un crecimiento del 10 % de la totalidad del sector frente al año 2020, y eso en los distintos minerales, pues tienen un peso ponderado distinto.

SEMANA: ¿Y en inversión?

J. C. N.: En inversión ha venido teniendo un comportamiento más agridulce, pues no era como se esperaba hace unos años y eso con los archivos de las licencias en particular de dos proyectos. Entonces, el comportamiento de la inversión, si bien ha venido dándose en materia de oro muy importante, aunado por los precios, por el ímpetu de esas compañías, en carbón –en carbón metalúrgico– igualmente, en esas inversiones grandes, nuevas para el país, pues no hay un comportamiento como se esperaba, que eran inversiones cercanas a los 2.300 millones de dólares.

SEMANA: ¿Cómo está la demanda de minerales en el mundo?

J. C. N.: Con más turbinas eólicas, con más paneles solares, con más movilidad eléctrica, bicicletas, carros, buses, sistema de transporte masivo para todos eléctricos, pues lo único que tiene en el fondo es la necesidad de mayores demandas de minerales de aluminio, acero, oro, para poder cumplir con esos compromisos ambientales. La perspectiva de crecimiento de la demanda de los minerales va casi que de la mano con esa conversación ambiental. Hoy la mayor preocupación en el mundo para poder alcanzar esos compromisos ambientales está en relación con el abastecimiento de minerales estratégicos, como el cobre, y creo que en Colombia debemos dar esa conversación de manera mucho más profunda. ¿Queremos ser productores de cobre, aportarle al mundo nuestra riqueza y así generar un ambiente mejor? O, por el contrario, ¿que seamos importadores de cobre en un futuro? Creo que esa es una conversación pertinente para lo que viene.

La inauguración del parque se llevará a cabo a la 1:30 p.m. y contará con la participación de la Gobernación de la Guajira.
Según Nariño, la perspectiva de demanda de minerales va de la mano con la transformación ambiental. | Foto: Cesar NIgrinis

SEMANA: ¿En materia de precios qué está viendo?

J. C. N.: Con una demanda creciente creo que estas producciones para 2022 van a crecer en todos los minerales –carbón, carbón metalúrgico, carbón térmico, níquel, oro y también por supuesto esmeraldas– y los minerales para los materiales de construcción van a satisfacer la demanda interna. En todos ellos habrá una recuperación, derivada de la recuperación económica en el mundo y eso por supuesto por la dinámica de los precios de los precios del gas y de carbón. Esos precios van a seguir manteniendo una dinámica estable, y ahí viene una cosa muy importante: cómo en Colombia podemos aprovechar esto para seguir manteniendo los niveles de inversión social que las regalías producen.

SEMANA: ¿Eso qué significa en regalías?

J. C. N.: En materia de regalías hay unos cambios importantes este año. Las regalías en el año 2021, producto de la actividad minera colombiana, van a crecer a un ritmo cercano al 14 % y eso en plata significa que las finanzas públicas del país van a recibir una cifra cercana a los 2 billones de pesos. 2 billones de pesos que van a ir a los fondos de regalías y que deben traducirse en los próximos años en mayor inversión social y territorial y ese es, en últimas, el gran peso y el gran impacto.

SEMANA: Usted mencionó el tema de dos grandes proyectos cuya inversión no se ha cristalizado. Quebradona, en Antioquia, y Soto Norte, en Santander. ¿Cuál es la situación y el panorama en el desarrollo de estos dos megaproyectos?

J. C. N.: Esos dos proyectos significaban inversiones cercanas a 2.300 millones de dólares. Eso es la mitad de la reforma tributaria que pasamos el año anterior, y eso en materia de empleo sería para esas regiones, en la fase de construcción, unos 7.500 empleos directos y, por supuesto, con todo el encadenamiento que esas inversiones generan. Eso es lo que se ha atrasado. Las dos compañías han manifestado su interés de seguir apostándole al país, pero por supuesto eso lo único que involucra es una gran cantidad de tiempo y de inversiones adicionales, para volver a presentar esos proyectos en su licenciamiento. Y eso puede ser entre 1 o 2 años, o 2 años y medio, dependiendo de muchas dinámicas y consideraciones que eso debe tener.

SEMANA: ¿Qué otros proyectos están en el radar que deberían tener luz este año o en el corto plazo?

J. C. N.: Hay una buena noticia de los dos últimos años, ya estamos en esa perspectiva de tiempo, que fue la entrada de producción de Continental Gold. Eso va a consolidar su producción este año, cercana a las 250.000 onzas. Esperamos que va a generar un crecimiento importante en la producción de oro del país y vienen otros proyectos en una fase ya distinta a esos dos de licenciamiento que están en una fase de exploración, unos importantes en cobre y otros en oro. Esos proyectos hay que rodearlos para que en un término de ojalá 5 o 6 años, puedan llegar esas inversiones. Y mire los tiempos: llega una perspectiva de tiempo de cerca de 9 (años para) poder tener producciones adicionales a las 10.000 toneladas de cobre que tiene el país. Los tiempos en la minería no son lineales, un proyecto que se archiva o se pospone un año no significa que la producción se va a posponer necesariamente un año. Eso toma más tiempo y, por supuesto, en estos ciclos de demanda mundial de minerales, el país debe tener un aproximación clara y contundente.

SEMANA: Hemos visto movimientos empresariales en torno al carbón. Por un lado, la consolidación en la propiedad de Cerrejón a través de Glencore, y por el otro, la devolución de la licencia en el tema de Prodeco. ¿Qué ha pasado con esos movimientos? ¿Qué impacto tienen en el sector? Y, particularmente, en el tema de Prodeco, ¿qué va a pasar hacia el futuro con esa licencia?

J. C. N.: Con referencia a Glencore y Cerrejón, creo que es un mensaje muy positivo para el país. Es una apuesta a la confianza que tiene esa compañía en el país, y una apuesta y una reafirmación de lo que significa el carbón colombiano para el mundo y para la transición energética. El mundo va a seguir demandando carbón para generación de electricidad y en eso el carbón colombiano cumple un papel muy importante. Y esos son los temas que afirman que Glencore esté nuevamente en el país impulsando la producción nacional de carbón. En cuanto a las minas de Prodeco, creo que mi mensaje se mantiene en relación con que ojalá esas minas se otorguen a un nuevo productor de la manera más rápida, de la manera más oportuna. ¿Para qué? Para seguir aprovechando estas dinámicas que benefician sobre todo a las regiones y al país.

SEMANA: En la asignación de esa mina de Prodeco, ¿cuánto se puede tardar?

J. C. N.: Desafortunadamente no veo estos tiempos con celeridad, y eso lo que va a significar es que Colombia y los colombianos vamos a pasar esta oportunidad que tiene de generar más regalías. Lo pongo en cifras: Colombia en 2017 produjo 90 millones de toneladas, con todas las líneas en operación. Eso en 2020 no fueron 90, sino 50 millones, y ahora estamos en una senda de recuperar eso, alcanzando 60 millones el año anterior. Esa diferencia entre 60 y 90 no son exclusivamente de la mina de Prodeco, pero sin esa mina, sin esa riqueza, sin la producción de esos proyectos nunca más vamos a volver a alcanzar esos niveles de 90 millones de toneladas. Y eso tiene efectos importantes en la generación de empleo en el departamento del Cesar, de los municipios vecinos y, por supuesto, todo un encadenamiento derivado de esos salarios, derivado de la operación de la mina, importante en la región, en el departamento y en el país.

Producción de carbón aumentó en el último trimestre del año, según indicó el Ministerio de Minas.
El Instituto de Energía Mundial dice que para 2040 la producción de energía va a seguir siendo en un 25 % derivada del carbón, y eso depende mucho de los desarrollos tecnológicos, dice Nariño. | Foto: Ministerio de Minas.

SEMANA: Se ha estigmatizado el tema del carbón en el mundo, en la discusión ambiental, en la discusión social. ¿Cuál es el futuro del carbón en el planeta y para Colombia?

J. C. N.: El Instituto de Energía Mundial dice que para 2040 la producción de energía va a seguir siendo en un 25 % derivada del carbón, y eso depende mucho de los desarrollos tecnológicos, tanto la conversación del hidrógeno, como la conversación de las nuevas plantas térmicas para generación eléctrica, y ese desarrollo tecnológico también va de la mano por ejemplo con lo que está haciendo Japón en este momento: Japón está construyendo 5 nuevas térmicas más, con una tecnología supercrítica, incluso algunas de ellas con revisiones de captura de carbono. Concluyo de la siguiente forma: el mundo va a seguir necesitando carbón, el carbón colombiano es muy importante en esa producción energética en el mundo y nosotros tenemos que levantarnos todas las mañanas a pensar cómo seguimos sacando ese carbón, cómo lo seguimos vendiendo en sitios más lejanos y cómo aprovechamos estos años que vienen. Pero es mentira, y las cifras así lo dicen, que el mundo va a dejar de comprar carbón. Nosotros tenemos una riqueza como colombianos ahí, que la estamos sacando de una manera muy responsable. Debemos seguir con esa dinámica para llevar ese carbón y así seguir produciendo regalías, rentas, beneficios a las comunidades a sitios mucho más lejanos que lo van a seguir consumiendo. Ya no es Europa el que consume carbón, no será Europa el que lo consuma en los próximos años. Pero sí va a seguir siendo Asia y tenemos que pensar de manera competitiva como país, cómo elevamos nuestro carbón a esos nuevos mercados.

SEMANA: Todavía se mantienen muchas tensiones sociales y ambientales en el país, sobre todo en la exploración y en la producción de minerales en Colombia. ¿Cuál es el panorama que tenemos hoy en esas tensiones sociales en el desarrollo del sector o que no faciliten la realización de producción en el país?

J. C .N.: Esa es una conversación profunda. Creo que a nivel mundial esa discusión de los compromisos ambientales ha venido favoreciendo un equilibrio, un balance mejor en relación con la minería. Hoy hay una percepción mayor en muchos círculos de discusión en el mundo, de la necesidad del desarrollo de la industria minera para alcanzar esos objetivos. Y eso pasa por supuesto en lo que debemos contar con una industria que no genere tanta conflictividad, tanta incertidumbre, tantos miedos; pero por otro lado también una industria que no sea permanentemente usada como un paraguas ideológico en busca de votos e intereses particulares, porque aquí lo que se está comprometiendo es el desarrollo y la estabilidad de las generaciones futuras y en su sostenibilidad. Hay unas conversaciones que debemos seguir teniendo en unos ciclos políticos en Colombia, en América Latina y en el mundo.

Este año, un año electoral, vamos a tener unas tensiones de conversaciones públicas, ideológicas, políticas, profundas. Y fuera de eso la industria colombiana se ha venido preparando de manera muy importante. Desde hace dos años hemos venido implementando los estándares de la industria minera colombiana. Este es el único sector económico que en esta conversación publica, política, ideológica tiene en sus 9 procesos más críticos unos protocolos, una autorregulación vigilada por terceros, en materia de agua, manejo de la biodiversidad, manejo de comunidades y grupos de interés, cambio climático, seguridad y salud en el trabajo, y así en otros. Y esos estándares, es decir, la manera como la industria colombiana maneja el agua es la misma manera como la manejan Canadá, Australia, Noruega, España... Es decir, son estándares vigilados por terceros y que hoy siguen los principales países mineros del mundo, y esas conversaciones ideológicas, políticas, con una fuerte incidencia social, se deben dar de manera mucho más técnica, pero entre todos poniendo la carne en el asador y todo lo que tenemos.

SEMANA: Con un panorama electoral que estamos viendo tan complejo y polarizado, ¿qué tanto va a afectar ese escenario la inversión, particularmente en el sector de minería?

J. C. N.: Es contradictorio porque si uno pone ese panorama un poco más amplio, esa dinámica política e ideológica en América Latina lo que haría es que lleguen al país o que prefieran esos inversionistas a Colombia en relación con otros países. Lo que está pasando en Chile o lo que pasó en Perú, de tal forma que Colombia sigue siendo en esa materia, hasta ahora, un país a seguir, un país donde en América Latina puede llegar de manera tranquila la inversión. Creo que esta conversación que viene estos meses siguientes es una conversación que también debe pasar por ahí: debemos seguir manteniendo la estabilidad política en el país, para poder aprovecharnos de esa coyuntura que está sufriendo hoy América Latina, y las inversiones en minería siguen esa misma dinámica de riesgos de país, (igual) que cualquier otro tipo de inversión. Los inversionistas son adversos a esas incertidumbres, a esos cambios, y en eso tenemos que ser muy cuidadosos.

SEMANA: Hace unas semanas el candidato Gustavo Petro habló en el tema petrolero de suspender la exploración. ¿Teme que haya alguna amenaza en torno al sector minero?

J. C. N.: Creo que esas son conversaciones que debemos tener. Tengo confianza en que todos los candidatos políticos entiendan la importancia de la minería para la sostenibilidad futura de los colombianos y del país. Estamos hablando de cómo Colombia puede abastecerse de los minerales que se necesitan para cumplir con los compromisos de cambio climático. Sin esos minerales no se puede alcanzar lo que todos anhelamos. Aquí la conversación debe cambiar. Yo invito a las organizaciones ambientales, invito a todos los movimientos estudiantiles a tener conversaciones mucho más honestas en ese sentido. Por supuesto, eso implica no hacer minería de cualquier forma, pues no todas las minerías valen. La minería con estándares, la minería sostenible, la minería que aporta a las comunidades son las que debemos pensar y por eso los estándares que mencioné. Colombia y la minería colombiana van a seguir los más altos estándares en sus 9 procesos más críticos, que muchos miran como objetivos en materia de cambio climático, el cuidado del medioambiente, recursos naturales y demás.

SEMANA: ¿Qué les diría a los candidatos presidenciales sobre el sector de minería? ¿Cómo se debería enfocar esa discusión?

J. C. N.: Que no se use al sector empresarial, en particular al sector minero, con un sentido populista. Esto debe ser parte de la conversación, pero debe ser parte de una conversación técnica, profunda, con implicaciones sociales, con implicaciones ambientales reales, con hechos, datos, cifras y números reales, porque detrás de esos hechos (hay) números reales que son fríos. Están en últimas familias, estudiantes, escuelas, hospitales mejores, entonces esto que parece una conversación estadística, pues pasa por un impacto social en el país.