ECOPETROL
¿Prohibido disentir con Petro?, Carlos Gustavo Cano mostró desacuerdos con manejo de Ecopetrol y saldría de la junta directiva
Esta es la carta que escribió. No habla de renuncia, pero expone el valor de la independencia. Vea aquí todo lo que dice la famosa carta.
Aunque es frecuente escuchar las intervenciones del presidente Gustavo Petro sobre la independencia de pensamiento en Colombia y la apertura a la crítica para construir un mejor país, en las entidades que forman parte de su gabinete parece estar pasando algo distinto.
Dos viceministras, la de Minas y la de empleo y pensiones (del Ministerio de Trabajo), salieron luego de un corto tiempo de haber estado en los cargos, por mostrar su desacuerdo con políticas que se adelantan en esas carteras.
Algo parecido podría estar sucediendo con Ecopetrol. El presidente de la compañía, Felipe Bayón, se va. Solo estará hasta el 31 de marzo, tras presentar la renuncia, lo que coincidió con su intervención en el Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza), en donde expresó ante el mundo sus ideas sobre la necesidad de mantener la confianza en empresas como Ecopetrol. Se refería en particular a las exploraciones de gas que hacen los inversionistas basados en contratos suscritos con la expectativa de que en el país hay seguridad jurídica, lo que complementó con la urgencia de tener seguridad energética. También habló en otros escenarios del riesgo para los colombianos de prohibir el fracking (técnica de extracción de petróleo en rocas).
El siguiente caso es el de Carlos Gustavo Cano, integrante de la junta directiva de la misma petrolera estatal que ha liderado Bayón. Es uno de los miembros más antiguos que queda en el equipo directivo, porque se ha dado un verdadero revolcón en esa nómina que se encarga de asesorar para que las políticas de Ecopetrol transiten por el camino de la expansión y la innovación.
SEMANA conoció hace unos días que se abonaba el terreno para la salida de Cano, de la junta, en el contexto de una nueva política con los hidrocarburos, con la cual, el gobierno tiene el interés de implementar la transición energética, que excluye ese tipo de combustibles. No obstante, momentos después, los medios de comunicación hablaron de una carta de renuncia que habría presentado Cano.
Pues bien, la mencionada carta no hace alusión a una dimisión al cargo, sino que expone el valor de la independencia. Estas son las palabras textuales de Cano.
La carta de Carlos Gustavo Cano
“En el ámbito del manejo de la macroeconomía, el cual suele hallarse desafiado por el embate de los ciclos económicos, y, a su vez, y en consecuencia, por los electorales, la sociedad colombiana ha alcanzado dos conquistas históricas de relevancia sin igual”.
“En primer término, la consagración del régimen de independencia y autonomía administrativa y financiera del banco central frente al gobierno para la conducción de la política monetaria, sin duda la contribución más significativa de la constitución de 1991 a la estabilidad del aparato productivo. Y, en segundo lugar, la adopción en nuestro ordenamiento jurídico a partir del año 2011 de una Regla Fiscal de naturaleza estructural, orientada a disciplinar la administración de las finanzas públicas, en armonía con la de la moneda”.
“Se trata de dos pilares invaluables, orientados a afianzar la sostenibilidad del sistema democrático desde el ángulo del funcionamiento de la economía. De ahí, la necesidad incesante de velar por su observancia y cumplimiento por parte de la ciudadanía a través de sus diversos organismos de vigilancia y control, tanto desde la órbita oficial como desde la privada, incluyendo por supuesto a los medios de comunicación y los gremios”.
En vacas gordas y en vacas flacas
“En ambas esferas reposa todo manejo macroeconómico responsable y apropiado, cimentado en al menos tres condiciones clave, a saber: la contra ciclicidad, la anticipación y la comunicación”.
“En términos simples y sencillos –rayando en lo bíblico–, se trata de frenar, siempre y cuando sea más temprano que tarde, la marcha del aparato productivo en los tiempos de auge desbordado; y de aplicar estrictos criterios de austeridad en el gasto, así como el aumento de los recaudos de la hacienda pública, durante esas épocas de vacas gordas, o sea los temibles ‘buenos tiempos’. Y a fin de poder luego enfrentar adecuadamente las épocas de vacas flacas, mediante la relajación de los controles monetarios, la reducción de la tributación, y el incremento de la inversión estatal. Todo ello, acompañado de un ejercicio permanente de pedagogía ante la ciudadanía, sin exclusión alguna”.
“Adicionalmente, en consonancia con estos ejes de la estabilización y la mitigación de la volatibilidad, inherente a todo ciclo económico dentro de un régimen de libertad de mercado, como nos lo enseñaron maestros como John Maynard Keynes y Hyman Minsky, entre otros, contamos por fortuna con una Superintendencia Financiera sólida, con reconocida solvencia profesional, y con un notable grado de independencia. Al igual que con una Dirección de Crédito Público idónea y asimismo bien dotada de talento humano, la cual, sin embargo, debería gozar de una mayor independencia. Pues su concurso, en conjunto con la Secretaría Técnica del CARF (Comité Autónomo de la Regla Fiscal), resulta crucial en la guarda de la sostenibilidad de las finanzas públicas”.
El valor de la independencia, lo clave
“Mencioné el vocablo ‘bíblico’, evocando las enseñanzas de la novela José y sus hermanos, del inmortal escritor alemán Thomas Mann, quien recogió magistralmente las lecciones de este episodio de la historia de la humanidad originado en Israel y Egipto, del cual emana una de las principales lecciones del buen manejo fundamentado en la frugalidad, originalmente tratadas en el más sagrado de los libros de nuestra era, el libro del Génesis. Las cuales consisten, por su parte, en ir contra la corriente, esto es la contra ciclicidad; en madrugar y jamás llegar o reaccionar tarde por cuenta de la vacilación, esto es la anticipación; y en no sepultar, como si fueran secretos propios de unos cuantos particulares, los conocimientos que tienen que ser públicos por su índole esencialmente estratégica para el país, esto es la comunicación”.
“En suma, el valor de la independencia de los órganos diseñados para atender los imperativos del mediado y el largo plazo, en contraposición a los meramente coyunturales, sujetos a las interferencias burocráticas y políticas de todo momento, constituye baluarte irremplazable de la sostenibilidad de la democracia de cara a su razón de ser: el genuino bienestar colectivo”.
“Ni qué decir del gobierno corporativo de las empresas estatales que aún subsisten como tales, y soportan financieramente buena parte del funcionamiento del Estado, además de conducir la fuerza motriz de su desarrollo, que es la energía”.