Educación
Estas son las carreras que la tienen más difícil para pagar los créditos del Icetex. Guía para entender los préstamos de esta entidad
Crece la preocupación por la idea de convertir la entidad en un banco. Las fallas del mercado laboral son uno de los principales problemas de los deudores.
Cuando en 1950 se decidió crear el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex) se hizo porque en ese momento no existían posgrados ni maestrías en el país y para poderlos cursar era necesario salir de Colombia. Con el tiempo esa entidad empezó a financiar la educación superior en el país y desde entonces ha financiado la carrera profesional de cuatro millones de colombianos, entre ellos el presidente Gustavo Petro y su ministro de Educación, Daniel Rojas.
Y aunque el beneficio social y desarrollo para el país es más que evidente, son más las voces de críticas que las de apoyo que se escuchan para la entidad, comenzado por Petro y Rojas, que ahora la quieren acabar para crear un nuevo banco comercial de propiedad estatal que se llamaría el Banco del Saber y que, como sus posibles colegas, usaría el ahorro del público para prestarlo a los universitarios.
Esta propuesta ha generado muchas críticas, pues convertir a Icetex en un banco comercial no reduciría los intereses, sino que los subiría más, dado que el ahorro del público debe generar unos intereses y debe estar protegido en caso de morosidad, razón por la cual el costo es mayor. Por el contrario, en el modelo actual de Icetex los recursos para prestar provienen del presupuesto o de entidades como el Banco Mundial y los créditos son subsidiados.
Manuel Acevedo, quien fue director de Icetex durante cuatro años, explicó que se debe entender que esta es una entidad financiera especial, pues tiene dos operaciones. Por un lado, es una fiduciaria que administra recursos para dar acceso a educación superior a grupos poblacionales específicos, con créditos muy baratos y algunos incluso condonables, siempre que se cumplan las condiciones pactadas (como acabar la carrera). Por el otro lado, es una entidad que consigue dinero con entidades internacionales y los convierte en créditos, pero ese dinero tiene costo y es el que genera las tasas de interés. Estas las pueden pagar los estudiantes o el Estado, que es el que responde en el caso de los jóvenes más vulnerables que son de estratos 1, 2 y 3 y que, de hecho, representan el 97 % de los deudores. Ellos sólo pagan el capital ajustado a la inflación (algo que no sería posible con un banco comercial), los intereses los pone el Estado “y ahí está justo parte del lío actual, porque el Estado se está demorando en pagar su parte”, precisa.
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Para el exfuncionario, el malestar con el Icetex se origina principalmente en aquellos que no pueden terminar su carrera y ya les han girado recursos para dos, tres o cuatro semestres. Al retirarse no les pueden condonar y, además, la deuda sigue vigente. “Eso de los seis semestres de finanzas sólo sirve en las novelas, en la realidad, si no terminan, tienen doble problema, pues se les reducen sus posibilidades laborales e igual siguen endeudados”, explicó.
Una académica experta en temas de educación agrega que la insatisfacción con el Icetex se puede deber a que algunos programas académicos no tienen retornos suficientes para pagar la deuda, lo que implica que los graduados no consiguen trabajo rápido o se emplean con sueldos bajos y el taxímetro de la deuda empieza a marcar, con todo y que tienen un año de gracia, en el que, si bien no pagan, sí corren los intereses.
En un estudio de Fedesarrollo de enero de este año, en el que hacen un balance de la política de educación del país, calcularon la Tasa Interna de Retorno (TIR) de los diferentes programas académicos del país. En otras palabras, midieron qué tan rentable es estudiar una determinada carrera y así poder medir qué tan fácil o complicado es pagar el crédito educativo. Encontraron que las áreas de agro, educación y servicios presentan la TIR más baja, mientras que las de tecnologías de información y comunicaciones (TIC) y ciencias de la salud registran las más altas. Es más, evidenciaron que en las universidades con acreditación de calidad todas las áreas de conocimiento presentan TIR positivas, y en las no acreditadas, la mitad de las áreas de conocimiento muestran TIR negativas.
La investigación también encontró diferencias en la tasa de retorno de las universidades públicas y las privadas, lo cual se evidencia en la empleabilidad de los egresados. En las primeras, la mayor TIR la registran las carreras de tecnologías de la información con 12 %, mientras que las dedicadas al sector servicios tienen una TIR -0,32 %. Las segundas, las privadas, tienen la TIR más alta en ciencias de la salud (13,17 %) y la más baja también en servicios (-2,05 %).
Alfredo Barragán M., especialista en banca de la Universidad de los Andes, considera que es clave entender que los créditos bancarios son productos comerciales diseñados para generar rentabilidad, con tasas de interés competitivas y condiciones basadas en la capacidad de pago y el historial crediticio del solicitante. En cambio, los créditos de Icetex son de naturaleza social, dirigidos a facilitar el acceso a la educación superior para estudiantes de bajos recursos, con tasas subsidiadas, períodos de gracia amplios y plazos largos, lo que los hace más accesibles inicialmente.
“Sin embargo, el modelo de Icetex enfrenta desafíos porque depende de fondos públicos y, en ocasiones, de mecanismos de recaudo poco flexibles. Esto, sumado a los bajos ingresos de muchos beneficiarios al terminar sus estudios, genera tasas de mora elevadas y problemas de sostenibilidad financiera”, precisó.