Expectativas
Estas son las principales amenazas que enfrentará la economía nacional en 2023
Todos los indicadores muestran que Colombia crecerá menos en 2023, y aunque ese respiro puede ser sano, se debe evitar una caída mayor a la esperada. En ese resultado influirán factores como la inflación, el mercado laboral y el gasto público. ¿Qué se puede esperar?
Aunque los expertos coinciden en que en 2023 la inflación cederá frente al dato de 2022, no es muy claro el momento en que se dará ese anhelado respiro, pues aún persisten muchos factores que suben el costo de vida. Felipe Campos, de Alianza, dice que la inflación colombiana ha sido una de las más rezagadas, por varias razones, como la demora en empezar a subir el precio de la gasolina o porque el Banco de la República inició más tarde el aumento de tasas. Como consecuencia, será uno de los países más lentos en empezar la corrección en el nivel de precios. Acá aún hay elementos que pueden hacer que el costo de vida se mantenga alto, como el precio del dólar (pues ya se están terminando los inventarios de lo que se importó por debajo de 5.000 pesos), el impacto del invierno en la producción de alimentos y el alza mensual de la gasolina.
Campos señala que otro indicador preocupante es la brecha entre el Índice de Precios al Productor (IPP), que está en 25 por ciento, y el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que se ubica en 12 por ciento. “Ese hueco tan grande lo tienen muy pocos países, la mayoría europeos, así que mientras eso no se corrija, la inflación podría seguir alta”.
Carolina Monzón, del Banco Itaú Colombia, agrega que es muy factible que en el primer semestre de 2023 la inflación siga cercana al nivel actual, por la indexación que genera el salario mínimo. “No obstante, las elevadas bases de comparación de 2022 pueden dar espacio para que la inflación corrija a un dígito, aunque seguiría presionada por el componente de servicios”, precisa.
Crecimiento, llegó la turbulencia
Después de dos años de crecimientos históricos de la economía, para 2023 se espera un profundo proceso de desaceleración: del 8 por ciento con que se calcula terminará la dinámica económica este año, para el año entrante, en promedio, la estimación no supera el 2 por ciento.
De hecho, no se descarta que en 2023 en el país se dé una estanflación: un periodo con bajo o nulo crecimiento y alta inflación; o, incluso, una recesión técnica: dos trimestres seguidos con crecimiento negativo.
Según el sondeo mensual con analistas que hace FocusEconomics Consensus Forecast LatinFocus, el PIB crecerá 1,6 por ciento durante 2023, aunque ya dos analistas pronostican un decrecimiento de 1,5 por ciento: Julius Baer y Oxford Economics. Por su parte, para Itaú Unibanco será de 0,1 por ciento. Estos expertos son más pesimistas que el Banco de la República, que proyectó el crecimiento de 2023 en Colombia en apenas 0,5 por ciento.
El aumento de la inflación, que parece no ceder en el corto plazo, el incremento en las tasas de interés del Banco de la República, la caída en el consumo, la debilidad del peso frente al dólar y el impacto de la reforma tributaria en las empresas y las personas frenarán la dinámica económica. A ello se suma una posible recesión en países como Estados Unidos y algunos europeos, impulsada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, las presiones al alza en los precios de las materias primas, al igual que las tasas de interés de los bancos centrales.
Para LatinFocus, el crecimiento de Colombia en 2023 será menor al promedio registrado en los diez años anteriores a la pandemia, que fue de 3,7 por ciento. “Los factores clave para tener en cuenta de aquí en adelante incluyen la evolución de los precios de los commodities y la agenda de reformas del presidente Petro”.
Pero, según Corficolombiana, se espera que el gasto público se dinamice, pues el Gobierno central tendrá billonarios recursos de la tributaria y de sectores como el petrolero y el carbonero, que tuvieron un buen año en precios; y los gobiernos regionales entran en su último año y se estima que aceleren la ejecución de sus proyectos y obras.
Amenazas para la tasa de cambio
La tasa de cambio es uno de los indicadores más difíciles de predecir, pues hay muchos factores que influyen en él. Para Juan David Ballén, de Casa de Bolsa, es posible que en el primer semestre de 2023 el dólar se mantenga al alza y tienda hacia los 5.200 pesos o más por los aumentos de tasas de interés en Estados Unidos, así como por la demanda por activos refugio ante una recesión. Sin embargo, en el segundo semestre la desaceleración económica global tocaría fondo e iniciaría un nuevo ciclo, el cual reduciría la aversión al riesgo y provocaría un descenso del dólar hacia los 4.500 pesos. “Todo lo anterior, siempre y cuando el Gobierno mantenga estable la política de seguridad energética y realice una reforma pensional que no afecte el ahorro del país”, dice Ballén.
Y en ello coincide Daniel Velandia, de Credicorp, quien piensa que proyectar si la tasa de cambio seguirá subiendo o caerá dependerá de los desarrollos alrededor de las reformas que tramite el Gobierno. “Como allí hay mucha incertidumbre preferimos ser conservadores y pronosticar un número cercano al nivel actual, que es de 4.800 pesos”, asegura.
Desempleo, el reto de siempre
Aunque las cifras de desempleo disminuyen y en octubre la tasa se ubicó en 9,7 por ciento, lo que no ocurría desde diciembre de 2019, el panorama que viene no es para festejar. La desocupación volvió a ser de un dígito, evidenciando la recuperación del empleo en las 13 principales ciudades, donde se concentra la mayor producción del país y un factor estacional por la cercanía al fin de año. Pero el mercado laboral continúa plagado de dificultades que ponen en riesgo la sostenibilidad de los puestos de trabajo.
A eso se suma, la alta informalidad laboral. Cifras del Dane indican que a octubre, de los 22,3 millones de ocupados que había en el país, 9,5 millones eran empleados particulares y 9,4 millones trabajan por cuenta propia.
Anif estima que gran parte del empleo es estacional, por lo cual, en un año como 2023, con pronósticos de desaceleración, y a falta de medidas para solucionar problemas estructurales del mercado laboral, se frenaría la reducción del desempleo. En el Plan de Desarrollo, el Gobierno le apuesta al crecimiento económico para llegar a mayores niveles de empleo formal. Se necesitaría que la productividad subiera entre 0,6 y 1 por ciento y la inversión llegara a 24,6 por ciento del PIB, para aspirar a un desempleo de 8,5 por ciento.
Un año para ejecutar inversiones
El 2023 será el último año que tendrán alcaldes y gobernadores para ejecutar sus planes de gobierno y realizar las inversiones que aspiran se conviertan en su legado. En consecuencia, en su último cuarto de mandato sube el gasto público y esta vez el impulso podría ser mayor, pues las administraciones regionales registran bajos niveles de ejecución. En Bogotá, la Secretaría de Hacienda estima que 30 entidades cierren 2022 con ejecuciones presupuestales menores o iguales al 60,7 por ciento. Tan solo 14 entidades distritales estarían al día. Algunos de los principales proyectos que se ejecutan en la capital son la primera y segunda línea del metro, el Regiotram de Occidente y el Regiotram del Norte, para lo cual están presupuestados 26 billones de pesos. En Barranquilla se destacan obras como el Ecoparque, el Tren Turístico, el Bosque Urbano Miramar y la recuperación de los mercados públicos.
El remedio para la inflación
Este año, los bancos centrales han venido aumentando las tasas de interés, en “un grado de sincronización no visto en las últimas cinco décadas”, dijo el Banco Mundial. La inflación desbordada ha encendido las alarmas y las autoridades monetarias han sacado su arsenal para contener el costo de vida. Colombia no ha sido ajena a este proceso y el Banco de la República inició una senda de incrementos en las tasas que las llevó de 1,75 por ciento en octubre del año pasado a 12 por ciento en la decisión adoptada este viernes 16 de diciembre.
De acuerdo con los analistas, es muy posible que, en el inicio de 2023, el Banco de la República mantenga su tendencia de aumento de tasas, ubicándose cerca de 12,5 por ciento y manteniéndose estable en gran parte del año. Y se estima que, hacia finales del próximo año, cuando la inflación comience a ceder, el Emisor también empiece un proceso de reducción de tasas.
Ganó la concertación
Por segundo año consecutivo, el incremento en el salario mínimo en Colombia no solo es de dos dígitos, sino que se logra por un acuerdo entre Gobierno, trabajadores y empresarios. El presidente Gustavo Petro anunció que el incremento concertado será de 16 por ciento para subir de un millón a 1.160.000 pesos; mientras que el subsidio de transporte aumentará en 20 por ciento, avanzando de 117.172 a 140.000 pesos. En total, los más de 3 millones de trabajadores formales que reciben ese ingreso mensual contarán en 2023 con 1.300.000 pesos, lo que fue celebrado por todas las partes negociadoras.
Algunos gremios, como Acopi, apoyaron la concertación, pero pidieron al Gobierno acelerar la desindexación de algunos productos del salario mínimo, para que los trabajadores no pierdan tan rápido el incremento por la elevada inflación.