Proyecciones
Estos son los diez eventos geopolíticos que amenazan al mundo en 2024, según los expertos de The Economist
Recesión económica, conflictos comerciales, fenómenos climáticos, y ampliación de las guerras en Ucrania y Gaza, entre los principales riesgos para el año entrante.
A menos de tres meses del inicio de un nuevo año, las expectativas con respecto a lo que deparará el 2024 crecen constantemente. Anticiparse a lo que va a ocurrir les sirve a las empresas y a los gobiernos para planificar los próximos 360 días, así como al ciudadano común que busca una especie de ‘hoja de ruta’ para los 12 meses que vienen.
Anualmente, la Unidad de Inteligencia Económica de la revista The Economist (EIU, por su sigla en inglés) trata de llenar esa necesidad publicando un documento con los principales riesgos del año que está por comenzar y 2024 no es la excepción. Aunque no prevé una caída en el crecimiento global -lo ve estable, aunque poco espectacular-, considera que las tensiones geopolíticas, la llegada de nuevas tecnologías y las persistentes amenazas ambientales podrían alterar el devenir de 2024.
En consecuencia, la EIU estableció diez escenarios posibles que podrían afectar a un planeta cada vez más globalizado. Esos riesgos son de tipo político, militar, económico y medioambiental.
1. Una recesión global y volatilidad financiera.
Esto se podría producir porque las tasas de interés se mantienen altas más tiempo de lo previsto. Aunque es un escenario con una probabilidad media, su impacto sería alto. “Como se ha establecido una tendencia desinflacionaria, nuestras previsiones básicas asumen que el endurecimiento de la política monetaria ha llegado a su fin. Sin embargo, existe un riesgo moderado de que la inflación vuelva a acelerarse en 2024, impulsada por una fuerte demanda global y un aumento en los precios de las materias primas claves debido a la escasez de suministros. Esto podría llevar a los bancos centrales a seguir endureciendo la política durante gran parte del próximo año”, sostiene el informe e indica que, en países emergentes, como Colombia, las tasas de interés más altas podrían provocar depreciaciones extremas de las monedas, aumentando aún más la inflación y lastrando el crecimiento.
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2. Una guerra comercial por los subsidios a la tecnología verde
Al igual que el anterior, es un riesgo con probabilidad moderada, pero con alto impacto alto. Las principales economías del mundo están incentivando a sus empresas para que inviertan en tecnologías de energía limpia, con el fin de acelerar la transición energética, pero la consecución de las materias primas para este proceso está llevando a disputas comerciales. “Las economías occidentales podrían aumentar los aranceles existentes a las importaciones chinas o acelerar decisiones sobre investigaciones pendientes relacionadas con cargos por dumping y subsidios estatales, lo que avivaría aún más el crecimiento de los precios. China podría retaliar, posiblemente bloqueando las exportaciones de materias primas que son críticas para la agenda de transición verde, como las tierras raras, lo que haría que los esfuerzos de descarbonización fueran más costosos”, señalan los investigadores. Los países emergentes podrían quedar en la mitad y con más dificultades para su propia transición energética, que es una de las grandes metas del gobierno Petro.
3. Eventos climáticos extremos causados por el cambio climático
Los eventos climáticos extremos hasta ahora han sido esporádicos y en diferentes partes del mundo, pero es probable que empiecen a ocurrir de manera más sincronizada. Las sequías severas y las olas de calor, sumadas al regreso del fenómeno de El Niño, podrían exacerbar esta situación y llevar a temperaturas globales récord en 2024. “Estos eventos climáticos, combinados con factores geopolíticos como el colapso de un acuerdo de exportación de granos entre Rusia y Ucrania, podrían ejercer un estrés operativo más alto en industrias dependientes de materias primas, como la agricultura, la minería y la manufactura. Si los eventos climáticos extremos tienen un impacto significativo en la producción, esto daría lugar a la escasez, lo que afectaría las cadenas de suministro globales y, una vez más, añadiría presiones inflacionarias al alza”, dicen en la EIU.
4. Ampliación de la protesta social
Los altos precios globales de las materias primas, las continuas interrupciones en las cadenas de suministro, los elevados precios de los alimentos y la debilidad continua de las monedas frente al dólar seguirán alimentando el descontento social en 2024 y 2025. En la mayoría de los países, los salarios no han aumentado tan rápido como la inflación, lo que dificulta a los hogares más pobres comprar productos básicos. Esto podría desencadenar disturbios sociales, expandiendo las protestas a pequeña escala. En un escenario extremo, las protestas podrían impulsar a los trabajadores en las principales economías a coordinar huelgas a gran escala exigiendo aumentos salariales que se equiparen a la inflación. Hoy estos movimientos ya se ven en la industria automotriz en Estados Unidos y la de servicios clave en el Reino Unido (atención médica, puertos y ferrocarriles).
5. China anexa a Taiwán
Aunque es un escenario con baja probabilidad, tendría un impacto muy alto. Los ejercicios militares chinos cerca de Taiwán, incluidas las incursiones chinas en la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán, aumentan el riesgo de una equivocación que podría desencadenar un incidente más amplio. Lo mismo ocurriría con una declaración formal de independencia de Taiwán (que no es parte del pronóstico principal de EIU). “Independientemente de su causa, un conflicto a gran escala tendría un fuerte impacto en la economía de Taiwán, y su industria de semiconductores se vería temporalmente desconectada de la cadena de suministro global”, dice el informe y agrega que una guerra en el estrecho de Taiwán también tendría consecuencias globales, lo que probablemente implicaría la participación militar de Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y Japón, y llevaría a la Unión Europea y otros gobiernos alineados con Estados Unidos a imponer restricciones comerciales e inversiones a China. La escalada nuclear sería un riesgo. Terceros mercados (y empresas) en otras partes se verían obligados a “elegir” entre China y las economías occidentales.
6. Un cambio en la administración de los Estados Unidos
La administración del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, demócrata, ha sido partidaria de la presencia de los Estados Unidos en instituciones multilaterales, ha mantenido una fuerte relación con socios clave en seguridad y economía, y ha posicionado a los Estados Unidos como un actor serio en la lucha contra el cambio climático. Una administración liderada por los republicanos después de las elecciones de 2024 probablemente llevaría a cambios abruptos en esas políticas. Esto podría perturbar a algunos aliados de los Estados Unidos, como la Unión Europea, el Reino Unido, Australia y Japón, y un aumento general en la volatilidad en la formulación de políticas internacionales. Al mismo tiempo, es probable que China intente beneficiarse con esas tensiones.
7. Las políticas económicas fallidas de China
La lenta respuesta de China a los impactos de la Covid-19 y la posterior desaceleración tras la pandemia han minado la confianza en la capacidad de su gobierno para comunicar y guiar los mercados. Esto podría poner en duda su capacidad para enfrentar una recesión económica. Si las medidas no les funcionan, el Partido Comunista Chino podría reducir su apoyo a la economía de mercado y ejercer un control estatal más directo. “El daño a la confianza del sector privado sería significativo, la productividad económica se vería disminuida y el potencial de crecimiento de China se vería reducido, lo que limitaría las perspectivas globales”, publica el reporte.
8. La guerra entre Israel y Hamás escala a un conflicto regional
Si el conflicto militar entre Israel y Hamás evoluciona hacia una larga guerra que involucra una prolongada ocupación israelí en Gaza, otros actores estatales y no estatales pueden involucrarse en solidaridad con la causa palestina. “Evaluamos como escasa la probabilidad de que Irán participe directamente en la guerra, pero podría utilizar su influencia en grupos como Hezbolá en el Líbano para prolongar y ampliar la escala del conflicto”, dicen los expertos de EIU y agregan que esto puede incrementar el impacto económico y geopolítico del conflicto, en particular en el mercado petrolero, lo que subiría los precios de la gasolina aumentando las presiones inflacionarias en el mundo.
9. La inteligencia artificial interrumpe las elecciones y socava la confianza en las instituciones políticas
El informe de la EIU sostiene que la Inteligencia Artificial (IA) complementará (en lugar de reemplazar) las capacidades humanas, lo que representa una oportunidad para que las empresas mejoren la productividad. Sin embargo, su adopción generalizada en redes sociales aumenta el riesgo de propagación de campañas de desinformación a través de texto, imágenes, audio y video en los próximos años. “Esto podría potencialmente cambiar el resultado de las principales elecciones programadas para 2024, incluidas las del Parlamento Europeo, y en Estados Unidos, el Reino Unido, India y Taiwán, y erosionar de manera más amplia la confianza de los votantes en los sistemas políticos”.
10. La guerra entre Ucrania y Rusia se convierte en un conflicto global
Este escenario tendría una muy baja probabilidad, pero un impacto enorme. Los aliados occidentales presentarían un frente unido, mientras que Rusia intentaría convencer a otras naciones (notablemente China e Irán) a unirse al conflicto. “Un conflicto de este tipo sería devastador; la economía global entraría en una profunda recesión, con graves pérdidas humanas y una gran cantidad de víctimas. Podría asumir una forma nuclear, lo que tendría consecuencias catastróficas”, advierten los expertos del medio británico.