Combustibles
Federación Nacional de Biocombustibles aseguró que la demanda se mantuvo en positivo, ¿qué pasará para 2023?
El año pasado se consumieron 394 millones de litros de alcohol carburante.
En 2023, los biocombustibles marcarán la hoja de ruta de la transición energética del país, pues se proyecta el crecimiento de las mezclas voluntarias y se darán los primeros pasos en la reglamentación para la producción de biocombustibles sostenibles de aviación (SAF).
La Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia (Fedebiocombustibles) dio a conocer que el valor de las ventas del sector productor durante el 2022 registró un crecimiento del 40 %, respecto a 2021, equivalente a 5,8 billones de pesos.
El año pasado se consumieron cerca de 685.000 toneladas o 207 millones de galones de biodiésel producido a partir de aceite de palma, cada uno de estos galones de energía líquida renovable, sustituyó un galón de diésel fósil o ACPM, es decir que el sector transporte de carga, pasajeros, paqueteo y mercancías, por segundo año consecutivo rompió su registro de consumo, con un crecimiento cercano al 8% respecto del 2021, apostándole de manera concreta y contundente a la transición energética justa.
Por otro lado, los cerca de 17 millones de vehículos particulares, taxis y motocicletas que circulan por el país, usaron 394 millones de litros de alcohol carburante, de los cuales 360 millones fueron Bioetanol producido a partir de caña de azúcar en 6 ingenios ubicados en el valle del Río Cauca y la planta de BioEnergy que se encuentra en Puerto López en el departamento del Meta.
Tendencias
Jorge Bendeck, presidente de la Federación de Biocombustibles de Colombia, al entregar el balance indicó que el 85 % de los recursos generados por el sector regresaron al campo colombiano, a las y los trabajadores que agregan valor a la agroindustria en donde se encuentran los cultivos energéticos y las refinerías.
“Sumando el aporte del biodiésel y el bioetanol, la demanda nacional de biocombustibles fue de 20.400 barriles diarios, producidos 100% en Colombia, cuyas materias primas son cultivadas por las manos de nuestras comunidades energéticas y transformadas por científicos e ingenieros en biocombustibles, caracterizados por su alta sostenibilidad”, declaró.
Bendeck además resaltó que el uso de estos energéticos ayudó a sustituir la importación de combustibles fósiles, reduciendo de manera inmediata el impacto fiscal asumido por el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, liberando recursos para la ejecución de programas sociales anunciados por el Gobierno del presidente Gustavo Petro.
“En el 2023 queremos que los biocombustibles marquen la hoja de ruta de la transición energética y por eso esperamos la consolidación de los mandatos de mezcla establecidos en la resolución 40447 del 31 de octubre de 2022. También, queremos que este año sea el inicio de la descarbonización del sector del transporte aéreo”, añadió el dirigente gremial.
Explicó que tanto el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, como la hoja de ruta de la Transición Energética justa del Ministerio de Minas y Energía, son instrumentos de política pública que al tener como eje la lucha contra el cambio climático serán un impulso para el programa nacional de biocombustibles, promoverán la producción de diésel renovable y generarán los elementos normativos para la promoción de los biocombustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés).
En ese sentido, vale la pena anotar que el Programa Nacional de biocombustibles es un ejemplo de política pública generadora de valor que con corte al tercer trimestre del 2022 aportó un 7,6% al Producto Interno Bruto agrícola del país.
Por otro lado, una mención especial merecen las flotas de Coordinadora Mercantill, la Asociación de Volqueteros de Antioquia y la Asociación de Volqueteros de Bogotá y Cundinamarca, quienes hacen parte del Club de Biotanqueo, ya que durante el 2022 consumieron cerca de 600.000 galones de B20, reduciendo aproximadamente 1.000 toneladas de dióxido de carbono y 200 toneladas de material particulado a la atmósfera, contribuyendo de manera concreta al mejoramiento de la calidad del aire del Valle de Aburrá, Cundinamarca y Bogotá.