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“Guardar provisiones de capital para enfrentar futuras pandemias”: Mauricio Cárdenas en ‘The Economist’
Esta idea es una de las muchas que surgieron del Panel Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia, del cual hizo parte el exministro de Hacienda colombiano. Las recomendaciones serán puestas en consideración de la Asamblea Mundial de la Salud que se realiza de manera virtual, hasta el 1 de junio.
Las ideas que surgieron en el Panel Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia, de la OMS, son numerosas, pero uno de los puntos focales -a futuro- tendrá que ser el de mantener una reserva de capital para utilizar en caso de crisis.
Así lo sustentó en una columna de opinión en ‘The Economist’, el exministro de hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas, quien hizo parte del mencionado panel, en el que se construyó un paquete de recomendaciones que ahora están siendo llevadas a la 74ª Asamblea Mundial de la Salud, la cual se realiza desde Ginebra (Suiza), hasta el 1 de junio, con participación virtual de todos los países.
“El mundo necesita reservar miles de millones para ahorrar billones”, dijo el exministro, al tiempo que agregó que no podemos permitirnos esperar otra pandemia en condiciones similares a las actuales, después de haber tenido la experiencia de ver a la economía mundial, con una contracción de 3,5% en 2020 y un pronóstico de reducción en 22 billones de dólares hasta 2025, de la producción.
En cualquier momento llega otro virus
El mayor aprendizaje debe ser que, en el mundo, “en cualquier momento podría surgir otro patógeno con potencial pandémico” y, por ahora, no estamos preparados para evitar el desastre.
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La buena noticia es que hay solución: “invertir ahora en prepararnos para las pandemias y mantener una reserva de capital para utilizar en caso de que estalle una crisis”, dice la publicación.
Según lo expuesto por Cárdenas, tomar ese camino de sensatez es parte de esas reformas fundamentales que, sin embargo, son difíciles de adoptar. Más aún, en países que están tratando de impulsar el crecimiento económico después de largos periodos de cuarentenas que frenaron el dinamismo.
“Lo sé muy bien, como exministro de Finanzas de un país emergente. Sin embargo, esta forma de inversión es esencial para evitar posibles calamidades y, lo mejor, es que hay muchos argumentos a favor, para lograr hacerlo”.
Acciones e inacciones
Según mencionó Cárdenas en ‘The Economist’, después de 8 meses de instalado el panel, reuniendo evidencias para hacer las recomendaciones, identificaron acciones e inacciones que contribuyeron a enfrentar la pandemia.
Es así como, entre las conclusiones recopiladas expresa que el intercambio de información fue demasiado lento al principio. El liderazgo global coordinado estuvo ausente. Las experiencias anteriores y hasta los preparativos previos sobre como responder ante una pandemia, no fueron atendidos, dijo en la columna.
Lo más importante es que los países no titubearon sobre su capacidad para hacer frente a las pandemias (con notables excepciones, como los países de Asia y el Pacífico con experiencia en el SARS y los estados de África occidental y central que habían pasado por el ébola).
Aprendizajes básicos
La llegada y rapidez de propagación del covid-19 era algo inesperado. La financiación necesaria no estaba disponible en los niveles requeridos, pues había que suministrar equipos médicos, pruebas diagnósticas y tratamiento.
“No aprender de los errores sería irresponsable. Hay cosas básicas que los gobiernos pueden hacer para prepararse y, de hecho, prevenir otra pandemia”, reitera Cárdenas.
De lo básico destaca que los países deben realizar ejercicios de simulación, financiar la investigación de enfermedades infecciosas y desarrollar sistemas de prueba y rastreo.
Así mismo, deben asegurarse de que existan suficientes equipos de protección personal para una eventual crisis sanitaria. “Cuando se agotaron las reservas de emergencia en marzo de 2020, el costo de diez tapabocas N95, era menos de US$5 antes de la pandemia. Posteriormente, el precio se disparó a casi US70″.
En cuanto a los sistemas de salud, ya hoy deben saber cómo convertir las salas comunes de los hospitales en unidades de cuidados intensivos; o cómo construir nuevos puntos de atención temporales. También se sabe con mayor precisión qué cantidades de oxígeno extra o respiradores se deben tener en las existencias, o cómo pedirlos rápidamente.
En el sector educativo, las escuelas deben estar mejor preparadas para el aprendizaje remoto, con las herramientas y los fondos adecuados para comprar tabletas y teléfonos inteligentes para los niños. Los aeropuertos deben saber cómo poner en cuarentena a los pasajeros que llegan; las empresas deben estar seguras de que recibirán ayuda si se cierran.
En el camino, con la pandemia a cuestas, la mayoría de países inventaron todo esto, a medida que avanzaban en 2020, sostuvo el exministro, quien asegura que su experiencia le dice que la cobertura de riesgos no es una prioridad para los funcionarios de los gabinetes de gobiernos.
“A los ministerios y parlamentos les encanta centrar el gasto en proyectos que implican cortar cintas y hacer grandes anuncios. No hay votos inmediatos para ganar en planificación y preparación”.
La preparación cuesta, pero vale la pena
“La falta de preparación convierte una emergencia en un desastre. La complacencia engendra tragedia”, dice Cárdenas.
Por ello, aunque la preparación cuesta dinero, no es tanto en comparación con el beneficio que trae. “Ofrece un gran valor en términos de lo que se puede salvar más adelante en costos de recuperación económica y pérdida de vidas humanas”.
Es por eso que el panel independiente no solo recomienda revisar el sistema mundial de preparación y respuesta ante una pandemia, sino que también ofrece ideas sobre cómo financiarlo.
Se requiere un esquema de financiamiento internacional para pandemias. “La mecánica es sencilla. Cada año, los países harían contribuciones totales por un monto de 5 mil millones a 10 mil millones de dólares.
En el caso de un país como Colombia, que es de ingresos medios, significa hacer una contribución de hasta 30 millones de dólares por año, lo cual es manejable, señala Cárdenas.
Inclusive, agrega que podría ser menor, si los países más ricos hacen aportes mayores. En tiempos normales, estos fondos deberían ayudar a los países a prepararse, invirtiendo en tecnología, gestión de datos, sistemas de rastreo de contactos y similares. Si ocurre una crisis, se toman préstamos contra contribuciones futuras, con la capacidad de desembolsar, de 50 mil millones a 100 mil millones de dólares. Eso debería cubrir el financiamiento de la respuesta inicial para detener la propagación de un virus, argumentó Cárdenas.
Una junta mundial de salud
De experiencias pasadas, como la crisis financiera mundial de 2008-9, se estableció la Junta de Estabilidad Financiera, un organismo internacional con sede en Basilea, Suiza, para prevenir futuras crisis financieras.
Ahora, “el mundo necesita establecer una junta de estabilidad de la salud”. Según expresó Cárdenas en su columna, el panel lo llama “el Consejo de Amenazas para la Salud Global, compuesto por expertos en salud y supervisado por jefes de gobierno”.
El exministro agrega que ese Consejo no sería una nueva agencia de la ONU, sino un organismo de toma de decisiones, también con la tarea de asignar y monitorear los fondos de preparación para una pandemia a los organismos regionales y globales.
Lo clave en este sentido será lograr que los gobiernos comprometan los recursos, labor que, según Cárdenas, debe estar en cabeza de los ministros de finanzas, puesto que “se trata de proteger las arcas públicas, no solo de salvar vidas”.
La conclusión global que surge tras el impacto de la pandemia de covid, es que la salud es un bien público mundial. “Los países, de manera individual, pueden sacar más provecho del trabajo conjunto, que de un actuar por su cuenta. El mundo no puede permitirse otra pandemia devastadora para la economía; sin embargo, no necesita enfrentarse a una, si toma decisiones inteligentes ahora”.