TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Alzas en precio del gas y todo lo que vendría tras anuncios de la ministra de Minas
Hay una fuerte polémica por las declaraciones de Irene Vélez Torres sobre el cierre de la posibilidad a nuevos contratos de exploración. Análisis para entender el problema con el gas.
En el ojo del huracán quedó el tema del gas en Colombia, luego de que la nueva ministra de Minas y Energía, Irene Vélez Torres, entregara declaraciones según las cuales, no se firmarán nuevos contratos de exploración y, si se acaban las reservas existentes, lo que podría darse en 7 u 8 años, según la funcionaria, el país acudiría a la conexión de transporte de gas con Venezuela.
Nada más peligroso que no tener una autosuficiencia energética, dicen algunos analistas, pues, con una dependencia, una nación podría repetir la experiencia de Alemania, que depende totalmente del gas que le suministra Rusia, país que en medio de un conflicto, con medidas económicas aplicadas por las naciones, decide y tiene en sus manos a los que de él dependen.
A ello se le agrega el punto del precio, pues es bien sabido que el gas que se importa es más costoso que aquel que se produce localmente. Por esa razón, el pronunciamiento de Naturgas (la Asociación Colombiana de Gas Natural) apunta a que “importar gas aumentaría cinco veces el costo de la factura y agravaría los problemas de pobreza de Colombia”.
¿Por qué la ministra habló de conexión de transporte de gas?
En 2006, durante el gobierno de Hugo Chávez, se selló un acuerdo bilateral de interconexión gasífera. En ese momento, se estableció que los costos y la operación correrían por cuenta de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y así sucedió. Se tendió un gasoducto de 224,4 kilómetros de largo, de los cuales, 88,5 kilómetros están en el territorio nacional.
Concretamente, conecta desde Riohacha, en La Guajira colombiana, hasta el estado de Zulia, en el occidente de Venezuela. Solo se utilizó de acá para allá, luego de un convenio entre Venezuela y Colombia, suscrito en 2005 durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe. El objeto de dicho contrato fue que, ellos construían la obra y Colombia se comprometía a suministrarles gas hasta 2010. Pero luego, teniendo en cuenta que el gasoducto comunica los sistemas de gas de ambos países, los venezolanos serían los que le pasarían el hidrocarburo al país, y es justamente a lo que se refiere ahora la ministra Vélez.
Hace apenas unas semanas, el presidente de Grupo Energía Bogotá, Juan Ricardo Ortega, hacía referencia a la posible reactivación del gasoducto que quedó abandonado desde 2015, cuando Venezuela no renovó el contrato de envío de gas, alegando dificultades técnicas para que llegara el combustible a su territorio.
Ahora, con las declaraciones de la ministra, se confirma que la posibilidad de reactivación de esa conexión estaría más viva que nunca.
Puntos polémicos
El tema del gas en Colombia, si bien está en el paquete de hidrocarburos que entrarán en la transición energética en la que está el mundo y en la que está empeñado el gobierno del presidente Gustavo Petro, es altamente sensible. No solo por asuntos ambientales, sino por los económicos, como el precio, ya que esta fuente energética es más barata para los hogares, en comparación con otras.
Son más de 10 millones de usuarios de gas natural (unos 37 millones de colombianos, teniendo en cuenta el número promedio de personas por hogar) y los mayores consumidores son los colombianos de estrato 5 y 6. Entre tanto, en los niveles más abajo de la pirámide socioeconómica, principalmente, entre los llamados pobres y vulnerables, el uso más frecuente es el de gas licuado de petróleo, es decir, el que se suministra en cilindros.
Por esa razón, varios analistas están haciendo énfasis en que un encarecimiento en el precio del hidrocarburo llevaría a los hogares vulnerables a volver a la leña para abastecerse de energía, pues algunas cuentas realizadas por expertos, estiman que importar gas, podría llegar a multiplicar por 4 o 5 el costo para las familias.
“Importar gas incrementaría aproximadamente en cinco veces el costo de la factura del servicio para los colombianos, lo que aumentaría la brecha de desigualdad y pobreza en el país, teniendo en cuenta que los estratos 1 y 2 concentran 60 % de la cobertura nacional”, advierte Naturgas.
Y agregan que “comprar gas natural a otros países impediría avanzar en la producción de hidrógeno y sus respectivas tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, lo que obstaculizaría la posibilidad darle competitividad industrial al país en este segmento”.
Claro está, no se ha aclarado aun si un posible suministro de gas desde Venezuela sería una retribución a la que le hizo Colombia hace más de una década. Tampoco se sabe si funcionará el gasoducto de allá para acá, pues, según información que circula el excongresista César Lorduy, “de allá para acá jamás, ni siquiera en tiempos de simpatía mutua entre Colombia y Venezuela, ha venido una sola molécula de gas. La infraestructura para poder traer ese gas no es una realidad desde el lado venezolano”.
Otra de las advertencias que le han hecho los expertos a la nueva ministra, luego de sus declaraciones sobre parar nuevos contratos de exploración de gas y solo que Colombia se bandee con los que existen, es que hay 180 contratos y esa cifra no es alta, pues de esa cantidad, los conocedores del tema estiman que solo tendrían éxito unos 17.
Los expertos que menciona Lorduy en el documento compartido señalan que, “aún suponiendo que todo funciona y si la motivación es ambiental, no sería eficiente traer gas venezolano para quemarlo acá, pudiendo quemar el propio, haciendo el mismo daño. No es posible hacer una transición segura y justa sin hidrocarburos, y sin contratos no se tendrían reservas para 7 u 8 años”.
El debate apenas empieza a calentarse.