Economía
“Inflación y ciclo político ya evidencian una reducción del optimismo”: Dane
Juan Daniel Oviedo, director de la entidad estadística, explica por qué mientras la economía creció 10,6 % en 2021, las preocupaciones de la población están concentradas, precisamente, en la economía y el mercado laboral.
La publicación de la histórica cifra de crecimiento de la economía, de 10,6 % el año pasado, coincidió con los resultados del Gallup Poll de Invamer, en los que, para más del 80 % de la población, la situación de la economía está empeorando, y para uno de cada tres colombianos el empleo y la economía son sus principales preocupaciones.
Juan Daniel Oviedo, director del Dane, advierte que la confianza empresarial se recuperó más rápido que la de los hogares, y el empleo todavía está casi 4 % por debajo del que teníamos antes de la pandemia. “Los hogares no perciben ese optimismo que puede generar esa importante reactivación en Colombia, porque recuerde que esa brecha empleo-producto se traduce es en que los hogares no están recuperando sus ingresos a la misma velocidad y, por consiguiente, todos esos más de 21 millones de habitantes que se encuentran en situación de pobreza monetaria, pues no han visto resuelta su situación a la misma velocidad que en general la economía”, señala.
Destaca los motores que deben impulsar la economía este año, especialmente la obras y la infraestructura, y considera que el aumento de la inflación y la incertidumbre de la época electoral están golpeando el optimismo.
SEMANA: ¿Qué destacaría del crecimiento de la economía el año pasado? ¿Para usted qué fue lo que realmente lo sorprendió?
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Juan Daniel Oviedo (J. O.): Uno de los elementos que más sorprendió en este resultado es que a pesar de las dificultades de la agenda de reactivación a comienzos del año 2021 y los efectos del paro nacional pudiéramos consolidar este resultado de 2 dígitos, en este caso el crecimiento anual del 10,6 %. Y algo que también me pareció muy interesante es la comparación del desempeño internacional de esta reactivación que observó Colombia frente a la contracción de 2020. Colombia, Corea, algo de Indonesia y Finlandia, lograron junto con Estados Unidos y Bélgica una importante compensación. Miremos por ejemplo el caso de México. Este país tiene un crecimiento del 5,5 %, pero no logra compensar la contracción del -8,4 %, lo que significa que más allá de estar hablando del crecimiento más alto en la historia del país, lo que vemos es que la salud reactivadora del crecimiento de Colombia, comparado con otros países, fue satisfactoria. La mayoría de los países no logran consolidar un elemento de reactivación bienal que ha sido el otro criterio que nosotros hemos querido incorporar, en donde rápidamente cuando vemos ese crecimiento del 10,6 %, comparado contra 2019, pues encontramos que vemos una expansión del 2,8 %.
SEMANA: ¿El tamaño de la economía está en niveles prepandemia o qué nos falta?
J. O.: Con el crecimiento bienal del 2,8 %, podemos decir en términos reales que el valor del PIB de la economía colombiana en 2021 es superior, incluso 2,8 % al que teníamos antes de la pandemia.
SEMANA: ¿Qué pasó con el gasto de los hogares del año pasado?
J. O.: El gasto en el consumo de los hogares fue supremamente importante porque recordemos que de los 10,6 puntos que subió la economía en 2021, 6 los aportaron en primer lugar el sector de comercio minorista, transporte, alojamiento y servicios de comida que puso casi 4 y, en segundo lugar, el sector manufacturero, que puso 2 adicionales. El caso del consumo final de los hogares tuvo una importante contracción en el año 2020, del -5 %, que se compensa con un crecimiento del 14,6 %, es decir, hubo gasto no realizado, pero también hubo un empuje muy importante de gasto extra, porque además de compensar el gasto no realizado del -5%, crecimos en relación con 2019. Es decir, un ritmo de gasto que nosotros teníamos en ese momento de forma bienal al 8,9 %. Lo preocupante es que ese mayor crecimiento del gasto en consumo final, pues está generando una alerta, una contracción tan importante de la formación bruta de capital fijo del -23,3 %. ¿Qué hay detrás de cámaras de esta cifra? Está la caída de obras civiles. Obras civiles mueve muchísimo la formación bruta de capital fijo. La gran deuda que tiene el ciclo productivo del país es ver cómo vamos a recuperar esa caída bienal de la formación bruta de capital fijo del -14,7 %. Las edificaciones con su crecimiento del área en proceso van a empezar a resolver a lo largo del primer semestre de 2022, pero también se necesita que las obras civiles que se planearon, que se adjudicaron, inicien a agregar valor en este 2022, para favorecer esa contracción bienal de la formación bruta de capital fijo.
SEMANA: La dinámica del consumo no se puede mantener en ese nivel. ¿Qué factores deben impulsar el crecimiento este año?
J. O: Las billeteras tienen fondo y nuevamente también las cuentas por sectores institucionales nos mostraron que en 2020 los hogares rápidamente se volvieron acreedores netos, por gastos no realizados. Y en 2021, ya para el tercer trimestre en lo corrido del año, estaban presentando un saldo deudor neto, lo cual significa que el crecimiento de la economía entre 2022 debe buscar cómo esos sectores que contribuyen en su dinámica productiva a la formación bruta de capital fijo se desarrollen. Por eso es clave que en 2022 todos estos proyectos de obras civiles, el sector de edificaciones, cumplan un rol supremamente importante. En primer lugar, para poder garantizar una fuerte alternativa de crecimiento distinta a la del gasto de consumo final de los hogares y sobre la cual hay una deuda, casi una contracción del 15 % de la inversión, frente a la que teníamos en el año 2019. Pero también hay que buscar una forma de cómo esos sectores intensivos en generación de mano de obra, como algunos manufactureros, como confección de prendas de vestir, textiles, calzado y el sector de edificaciones residenciales y no residenciales, siguen teniendo un ciclo productivo positivo que permita generar empleo.
SEMANA: ¿Cuál es ese escenario laboral?
J. O.: Recuerde que en 2019 había crecimiento sin empleo, y decíamos que esa disminución de la empleabilidad del país estaba concentrada en los pequeños municipios y en la zona rural del país. Nos cae en 2020 esa pandemia y empezamos a ver es el desempleo urbano, la destrucción de puestos de trabajo fundamentalmente en la zona urbana y vemos es al sector rural trabajando fuerte para brindarnos alimentos para garantizar la seguridad alimentaria del país.
Cuando nosotros pasamos ya esta senda de recuperación, pues ese problema que teníamos en 2019 de la empleabilidad rural y de los pequeños municipios, va a ser muy visible y, por consiguiente, hay que pensar cuáles son los factores para la dinamización del agro, sobre todo un sector como el cafetero, que si bien sus precios internacionales están en una zona muy favorable, pues toda la infraestructura logística cafetera del país se resintió significativamente como consecuencia del paso nacional.
SEMANA: La cifra de crecimiento de la economía coincidió con un dato que pareciera va en otro sentido. Se conoció el Gallup Poll de Invamer, donde muestra que el desempleo y precisamente la economía son las principales preocupaciones de los colombianos hoy. ¿Cómo explicar esta situación?
J. O.: En primer lugar, recordar una cosa: la confianza empresarial se recuperó más rápido que la confianza de los hogares. A partir de los últimos resultados del Pulso Empresarial estamos en 65, es decir, recordemos, es como estuviéramos en la universidad, es una nota de 65 sobre 100. Entonces uno pasa, pero la confianza de los hogares está por debajo de 40 todavía. A pesar de los choques, pandemia, paro, en el cuarto trimestre del año 2021 estamos viendo que el PIB fue un 6,9 % superior al que se generó en este cuarto trimestre de 2019, pero el empleo no se ha movido en la misma proporción, sigue las tendencias cíclicas, es decir, efecto pandemia, efecto paro. El empleo en este momento todavía está casi 4 % por debajo del que teníamos en este período prepandemia. Entonces, como el empleo ha ido más lento, la recuperación del trabajo se ha hecho más proporcionalmente en actividades informales y hay una brecha que podemos resumir diciendo que los hogares no perciben ese optimismo que puede generar esa importante reactivación en Colombia, porque recuerde que esa brecha empleo-producto se traduce es en que los hogares no están recuperando sus ingresos a la misma velocidad y, por consiguiente, todos esos más de 21 millones de habitantes que se encuentran en situación de pobreza monetaria, pues no han visto resuelta su situación a la misma velocidad que en general la economía.
SEMANA: Y a esa situación súmele una inflación alta que impulsa la pobreza y desigualdad. Una inflación elevada, como dicen los economistas, se vuelve el peor impuesto para los más vulnerables y pobres…
J. O.: Claro que sí, y en ese punto, pues rápidamente cuando nosotros queremos entrar a ver que esta frase que a los estudiantes de economía nos enseñan de que la inflación es el impuesto más duro para las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, pues rápidamente los datos hablan por sí solos.
Cuando presentamos el pasado 5 de febrero los resultados de inflación, vimos cómo rápidamente, cuando desagregábamos por ingresos esa inflación que llevamos nosotros en el país, es que mientras que en enero la inflación promedio fue del 6,94 %, los hogares en situación de pobreza la sintieron al 8,31 %. Para estos hogares pesa muchísimo más el componente de alimentos, el de servicios públicos –la electricidad tuvo una inflación que ya está por encima del 10 %–. Por consiguiente, de forma desafortunada, esos hogares pobres que perdieron ingresos por pérdida de empleo en la pandemia, cuyos empleos no se están recuperando a la misma velocidad que el PIB, no están recuperando sus ingresos a la misma proporción. Y ahora los ingresos que está recibiendo crecen a una velocidad que es inferior a la cual lo hacen los componentes más importantes de su canasta de supervivencia, llamémosla así, como son los alimentos, los arriendos y los artículos de primera necesidad.
SEMANA: ¿Qué tanto puede golpear el aumento de tasas, acá y en el exterior, el crecimiento de la economía?
J. O.: Las tasas tienen un impacto sobre las decisiones de consumo y las de inversión. Entonces puede tener algunos efectos porque técnicamente la modificación de las tasas lo que busca es enfriar un poco la dinámica de la demanda para poder garantizar que los precios no se estimulen por ese componente. Lo importante, y seguramente que esa es la sabiduría y competencia de la junta directiva del Banco de la República, poder entender esa recomposición de las fuentes de crecimiento que tuvo la economía. El volumen es muy grande, pero fue por un gran impulso del caso privado que no sabemos cuánto más pueda resistir, que ya lo empezamos a ver con los efectos secuenciales del día sin IVA, por ejemplo, cuando nosotros tuvimos noviembre de 2020 y noviembre de 2021, del día sin IVA, pues ya vimos que el tema de equipos de electrodomésticos y equipos de audio y video ya no se movía a la misma velocidad, porque son bienes semidurables. La sabiduría de la junta va a tener que analizar efectivamente esa brecha tan importante en formación bruta de capital fijo, que existe todavía en la síntesis macroeconómica del país, en donde, como lo mencionábamos anteriormente, la inversión pues está todavía contraída a un casi 14 %, del volumen que tenía en el año 2019.
SEMANA: ¿Cuál puede ser el impacto de la incertidumbre electoral al crecimiento de la economía?
J. O.: Nosotros por nuestra competencia técnica no tenemos esos tipos de análisis, pero uno lo que siempre ve es que el ciclo político tiene una repercusión sobre las dinámicas de crecimiento del PIB, lo que más allá y en lo que nos sentimos más informativos, llamémoslo así, es que con la medición del Pulso Social y el Pulso Empresarial que nos aproxima a la confianza de los hogares y de los empresarios, ya estamos empezando a ver que incluso los niveles de optimismo relativo de los hogares, es decir, lo que piensan qué va a pasar en 12 meses, consideran que la situación económica va a estar peor o mucho peor, o mejor o mucho mejor en los próximos 12 meses. Esa expectativa hacia futuro, en diciembre de 2021, que nosotros presentamos en los resultados del Pulso Social hacia finales de enero, la cantidad de hogares que consideraba que iban a estar mejor o mucho mejor en los próximos 12 meses, fue inferior a la que teníamos en diciembre del año pasado. Eso automáticamente da una evidencia de que efectivamente el entorno inflacionario y, sobre todo, el entorno político en el cual incursiona el país a lo largo de todos estos meses, está afectando esas expectativas.
En diciembre de 2021 veíamos que aproximadamente, cuando queremos comparar la situación económica del país, dentro de 12 meses se ve que casi la cuarta parte de los hogares de las 23 ciudades del país, casi 2el 7 % decían: creo que el país va a estar mejor o mucho mejor dentro de 12 meses, solo el 27 %. Pero en cuanto miro esa intensidad un año antes es decir en 2020, yo no tenía al 27 %, sino tenía casi al 35 % de personas pensando que el país en el año siguiente iba a estar mucho mejor. Eso significa que la inflación y el ciclo político del país ya están evidenciando una reducción de los niveles de optimismo relativo de los hogares en 23 ciudades del país, frente a lo que se avecina en los próximos 12 meses.