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La mujer que tiene que votar por subir las tasas de interés y después ir a comprar caro en el supermercado
Bibiana Taboada, codirectora del Banco de la República, en entrevista con SEMANA, mostró la mirada femenina de la inflación.
Entre las sesudas reuniones de la junta del Banco de la República y el cuidado de dos pequeños que a veces se cuelan en la cama a media noche para estar más tiempo cerca de la ocupada madre. Así transcurre la vida cotidiana de Bibiana Taboada, quien ya completa dos años como parte del equipo que rige la política monetaria en el país.
Llegó a ser parte de la directiva del Emisor en febrero de 2021, cuando Colombia estaba en el momento más crítico de la pandemia, y la inflación era de 1,5 por ciento. Luego vino el apretón, con la subida de tasas de interés, cuyos efectos los sufre, no solo cada vez que tiene que ser parte de la decisión de aplicar las medidas de incremento, sino en cada salida al supermercado.
Así habló en SEMANA Bibiana Taboada, una de las dos mujeres que integran la junta del Banco de la República.
SEMANA. ¿Qué la desvela más, su papel de mujer en la familia o su responsabilidad como codirectora?
BIBIANA TABOADA. La combinación de las dos cosas es lo que me desvela. Es un reto ser mamá y ser profesional. Afortunadamente tengo una red de apoyo que me permite trabajar más tranquila, una posibilidad con la que no cuentan todas las mujeres en Colombia. Por eso, en el país tenemos que avanzar más para que todas las madres tengan acceso a servicios de cuidado de calidad que les permita ejercer su profesión.
SEMANA. ¿Qué tan duro le ha pegado la inflación?
B.T. Muy duro. Como madre y como consumidora, y, por supuesto, como codirectora, porque hemos tenido que tomar decisiones sobre incremento en las tasas de interés y llevarlas a un nivel alto, del 12,75 por ciento hasta ahora. Ha sido un proceso que hemos tratado de hacer en la junta, de la manera más gradual posible.
Ha sido compleja esta senda que ya lleva más de un año, durante el cual, día a día, semana a semana, junta tras junta, con base en los datos, hemos tenido que tomar las decisiones. La junta, primero, tuvo que bajar tasas y ayudar así a que la economía se recuperara del choque del covid. Después, apretar, en busca de que los precios comiencen a converger a la meta de inflación, ojalá de manera no tan lenta.
Hemos encontrado en el camino una cantidad de choques de distinta naturaleza que han hecho muy difícil la convergencia de la inflación a la meta nuestra, del 3 %.
SEMANA. Las mujeres tenemos fama de hacer rendir las finanzas del hogar. ¿Cómo ha sido esa experiencia de participar para que la economía se contraiga?
B.T. Así como en la casa uno piensa en las ventajas y desventajas de cada decisión, acá también. Yo venía de trabajar en entidades vinculadas a la política social, por lo que mis decisiones tienden a considerar variables de esa naturaleza. Pero a veces, esas variables no se mueven en la misma dirección.
Uno quisiera que la economía siguiera creciendo y no tener que mover esas tasas que frenan la dinámica de consumo en los hogares. Pero si se permite que la economía se sobrecaliente y continúe creciendo a tasas que no son sostenibles, las consecuencias son los niveles altos de inflación.
Subir las tasas para apretar ese consumo, es la manera de evitar que el incremento en precios afecte a los hogares, y lo haga de manera desproporcionada en los de menores ingresos.
SEMANA. Usted dijo hace algún tiempo que era partidaria de la gradualidad para subir las tasas. ¿Cómo ha sentido los incrementos aplicados?
B.T. En esos primeros momentos, después de la pandemia, fui partidaria de la gradualidad porque todavía había mucha incertidumbre frente a lo que iba a suceder.
Hace dos años, cuando llegué al Banco, aún no sabíamos si el covid se acabaría o no. En el país empezó la vacunación y la economía inició la recuperación, aunque de manera incipiente. Comenzamos a subir las tasas porque vimos la aceleración. Los precios subían, pero nunca imaginamos que la recuperación sería tan fuerte y la inflación también.
SEMANA. ¿Qué tanto margen hay para subir más?
B.T. Continuamos observando los datos. Pensamos que estamos cerca del fin de las subidas y también cerca del pico de inflación. Probablemente van a ser necesarios algunos aumentos adicionales, ojalá no tantos.
SEMANA. ¿Cómo se vive la inflación y las altas tasas en la casa de una codirectora?
B.T. La codirectora también hace mercado, le alcanza para menos. La inflación de alimentos ha sido fuerte. Cuando estoy en el supermercado recuerdo los datos de los precios que revisamos con frecuencia en el Banco, entonces, por ejemplo, termino escogiendo yuca si en ese momento la papa está muy cara. En el hogar procuramos aumentar el ahorro, asumir menos deudas, porque los créditos son más costosos. Lo que vivo en mi casa también influencia mis posiciones en la junta.
SEMANA. ¿Qué más se puede hacer por la inflación, desde la política monetaria, que no sea sacrificar tanto el crecimiento?
B.T. Como banco y autoridad monetaria, nuestro instrumento principal es la tasa. Desde el gobierno se pueden aplicar otras políticas que contribuyan a que la inflación baje. Pero no son sustitutos de la política monetaria.
No podemos restringir nuestra mirada al corto plazo. En el futuro, que las tasas bajen depende de que la inflación baje y para eso tenemos que contribuir todos. Tiene que ser un propósito como país, porque eso es lo que nos va a permitir crecer en el mediano y en el largo plazo.
SEMANA. ¿Cree que ya ha logrado demostrar que es codirectora por su formación y no porque su mamá (Alicia Arango) tuvo cierto poder para impulsarla?
B.T. Fue polémica mi entrada al Banco. Pero así como se busca que no existan preferencias por ser hijo de esta o aquella persona, también es importante que no se le cierren las puertas por esa razón.
Vale la pena ver la trayectoria, la formación. Hacia delante hay que trabajar para que más mujeres puedan empoderarse y llegar a ser líderes.
SEMANA. ¿Cuál es su sueño con la inflación y las tasas de interés?
B.T. Estamos comprometidos en la junta, con volver a la inflación de 3 %. Somos conscientes de que eso va a tomar tiempo y probablemente no ocurra este año, sino el próximo. En los siguientes meses deberíamos ver una caída en inflación. Nuestra expectativa es que a final de año estemos en niveles cercanos al 7-8 por ciento y el próximo, llegando al rango, de entre 3 y 4 %.
El consumo de los hogares está empezando a moderarse, muy importante que el del gobierno también lo haga. Los choques de oferta que ocurrieron por el covid también se han resuelto, las cadenas logísticas de transporte que afectaron tanto los precios, también, pero, para que la inflación baje, necesitamos que no haya choques adicionales importantes; que la tasa de cambio, que tiene un efecto muy perverso en inflación, se sostenga. Para ello tenemos que continuar generando confianza en el país.