CANASTA FAMILIAR
La papa está incomprable para las familias en Colombia, como si se estuviera importando
Para este miércoles 9 de febrero, estos son los productos que llegaron más caros a la central de abastos más grande del país. La inflación está apretando a los hogares. La alternativa, comprar lo que está en abundancia.
A las familias colombianas les está quedando grande abastecer la despensa de los hogares, debido a la sorpresiva subida de precios, con una inflación que en enero sobrepasó todo pronóstico y se acercó casi al 7 % anual.
No se trata de falta de abastecimiento, que es una de las razones de la subida de precios. A Corabastos, la central de abastos más grande del país y que, como tal, es un punto de referencia, llegaron este miércoles 8.303 toneladas de alimentos, luego de un ingreso de 1.145 vehículos, es decir, los niveles que se tenían cuando no se había presentado la crisis de la pandemia de covid-19.
Los impactos en los precios los está generando la alta inflación, fenómeno que se presenta cuando aumenta mucho la demanda o se deteriora la oferta de algún producto en particular. En este caso, los precios de muchos alimentos están por las nubes por situaciones como la crisis de contenedores, que impacta de manera directa el costo de producción, puesto que muchos de los insumos agrícolas son importados.
En ciudades como Bogotá, lo que se puede comprar en este día es el apio, la coliflor y las espinacas, que llegan provenientes de la Sabana de Bogotá y mejoraron la oferta en más de 30 %. Por consiguiente, el descenso en los precios es notorio.
Según el comercio mayorista de Corabastos, la coliflor por docena de diez kilos pasó de costar 35.000 pesos a 30.000 pesos. Entre tanto, la espinaca, que se distribuye por un atado o rama, por diez kilos, tiene un precio de 25.000 pesos, mientras que hace unos días costaba 40.000 pesos.
La papa está inmirable
En cambio la papa, que es un producto clave para la gastronomía del interior del país y de muchas regiones colombianas, está inmirable, incomprable, imposible.
Según las estadísticas de Corabastos, la papa en bodegas de la central de abasto, para la variedad criolla limpia, tiene un precio de 210.000 pesos por bulto de 25 kilogramos, lo que quiere decir que, si al consumidor le llegara con el mismo precio del mayorista, cada libra costaría 4.200 pesos. Sin embargo, es bien sabido que de la central de abastos a la tienda de distribución, donde adquieren los productos las familias, el incremento en precios es notorio, por lo que al comprador le puede estar costando entre 6.000 y 7.000 pesos una libra de papa. Razón tienen los ciudadanos que están comentando la carestía y la dificultad para comprar alimentos básicos como la papa, con todo y la subida del salario mínimo.
Si el ciudadano prefiere llevar la papa criolla sucia (sin escoger, por lo que puede tener algo de producto defectuoso), el precio del bulto de 50 kilogramos baja a 190.000 pesos.
En cuanto a la papa parda pastusa, por bulto de 50 kilogramos, el precio es de 155.000 pesos, y la papa r-12 negra por bulto de 50 kilogramos cuesta 160.000 pesos.
Los que prefieren la papa r-12 roja, el bulto de 50 kilogramos vale 150.000 pesos, y la papa sabanera por bulto 50 kilogramos tiene un precio de 160.000 pesos.
Esto es lo que está más económico
Por el momento, la manera más a la mano de enfrentar la inflación es adquirir los productos que están en cosecha y que, por mayor oferta, pueden reducir el precio.
En ese renglón estarían:
Apio docena de 10 kilos: de $18.000 pasó $15.000
Coliflor docena de 10 kilos: costaba $35.000 y ahora vale $30.000.
Espinaca atado de 10 kilos: de $40.000 pasó $25.000
Precios de plátanos y otros tubérculos:
Plátano guineo vale $1.500 el kilogramo
Plátano hartón maduro, una bolsa de 20 kilogramos cuesta $75.000
Plátano hartón verde por bolsa de 20 kilogramos, también tiene un precio de $75.000
Plátano hartón verde llanero, por canastilla de 22 kilogramos, cuesta $82.000
Yuca llanera por bolsa de 30 kilogramos $70.000.
En todo caso, lo que están viviendo los colombianos que se acercan a cualquier punto de expendio a adquirir productos de la canasta básica es el efecto de una presión inflacionaria que ojalá sea transitoria. De lo contrario, afectaría el consumo y, por esa vía, el crecimiento de la economía.