ECONOMÍA
La solicitud de Dignidad Agropecuaria al Gobierno para mitigar impactos económicos de las heladas en agricultores colombianos
Se estima que más de 5.000 hectáreas de cultivos se han afectado por las heladas.
Las heladas, evento climático caracterizado por el descenso de la temperatura por debajo de los cero grados Celsius, son motivo de preocupación para los campesinos y agricultores colombianos, debido a las pérdidas económicas que genera al afectar a los cultivos, principalmente de papa, cebolla, arveja, frijol, maíz, entre otros.
De acuerdo con pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), habrá heladas en el primer trimestre del presente año, presentándose principalmente en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá; por lo que desde Dignidad Agropecuaria están realizando un llamado al Gobierno nacional para adoptar medidas que ayuden a mitigar los impactos que ocasionarán estos fenómenos meteorológico; los cuales se han venido recrudeciendo como consecuencia del cambio climático.
Según esta organización social que vincula a productores de diferentes sectores agropecuarios del país, las heladas ocasionan pérdidas considerables en la producción, toda vez que afectan a más de 5.000 hectáreas de cultivos en la región Andina; situación que genera “un efecto dominó” en la cadena de suministro con incrementos que pueden situarse entre el 50% o 60% y que recae sobre el consumidor final.
Luis Fernando Paipilla, presidente nacional de Dignidad Agropecuaria manifiesta que si bien las heladas son un fenómeno climático de todos los años, “realmente no se ha establecido un plan de contingencia para que se ataquen realmente los problemas de fondo frente a las heladas que se presentan y causan altos costos en pérdidas a los agricultores del país”.
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Precisamente, sobre los impactos económicos es sobre lo que llaman la atención los productores, debido a que éstos acuden a los créditos bancarios para financiar la producción y que al verse afectada por las heladas, ocasiona que los recursos proyectados en cuanto a ganancias, literalmente se esfumen; dificultando en la mayoría de los casos, el pago de estas obligaciones financieras.
“Al tiempo que los agricultores pierden su producción, también los bancos como el Agrario caen sobre los agricultores para exigir el pago de sus obligaciones sin tener en cuenta las afectaciones graves en los cultivos y cero venta de productos, sin contar con los altos costos de las tasas de interés”, destacó.
Es por esta razón que solicitan al Fondo para el financiamiento del sector agropecuario (Finagro) y al Ministerio de Agricultura, buscar la manera de ayudar a los campesinos y agricultores para que, de forma temprana y efectiva, se construyan soluciones y evitar los impactos impositivos a la economía del productor y en general de los colombianos en la canasta familiar.
Proponen el acompañamiento en la reestructuración de deudas con una tasa favorable para los productores del agro colombiano. Asimismo, en materia de desarrollo rural, educar a los campesinos en nuevas tecnologías y la posible entrega de maquinaria que permita almacenar y preservar los cultivos.
“Para tener mejores resultados en el campo no es necesario la generación de una cantidad de proyectos sino se tiene al campesino y agricultor en cuenta, lo importante aquí es que el Gobierno Nacional cambie la corbata y los tacones por las botas y se encuentren soluciones que empoderen al campesinado colombiano dentro de los proyectos y sean escuchadas sus propuestas sobre la solución a sus problemáticas”, puntualizó el vocero de Dignidad Agropecuaria.
Así las cosas, si se recrudecen los impactos de las heladas en este 2023, esto contribuirá a que se afecten los precios tanto al productor como al consumidor, lo que a su vez se puede traducir en otra variable que incida en el aumento de la inflación en el país, que para enero se situó en 13.15%, según el último reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) y que de acuerdo con los expertos, estas alzas en el costo de vida serán una constante hasta marzo o inclusive, en el primer semestre del año.