Economía
“La vulnerabilidad del sistema eléctrico es la más crítica que se ha tenido en muchos años”, la preocupante advertencia que hace Juan Ricardo Ortega, presidente del GEB
La central de El Guavio está apenas en el 4 % de su capacidad y tener energía de allí, al día de hoy, es imposible, advierte la cabeza del Grupo Energía Bogotá (GEB). 14.000 viviendas nuevas y varios proyectos empresariales en el centro del país no tienen garantizado en la actualidad el servicio de energía. A su juicio, está en riesgo la generación de desarrollo en la zona centro, si no se logran hacer las inversiones.
SEMANA: ¿Cuál es la situación del suministro de energía para Bogotá y el centro del país en la actualidad?
Juan Ricardo Ortega (J. R. O.): En este momento, la demanda de energía en el centro del país ya está al nivel de lo que la oferta puede soportar. Y el día de hoy El Guavio llegó a tener apenas un poco más del 4 % de su capacidad, por lo que la posibilidad de tener energía de esta central de generación es imposible.
Entonces estamos dependiendo de los sistemas de transmisión y de las líneas que nos permiten abastecernos del resto del sistema interconectado, y ahí cualquier falla de una línea pondría ya a la zona centro en una falta de suministro que llevaría a lo que llaman un deslastre y obligaría a unos recortes de algún segmento de la demanda.
Eso no está pasando y Dios quiera que no pase, pero la vulnerabilidad del sistema es probablemente la más crítica que se ha tenido en mucho rato.
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SEMANA: ¿Qué está pasando con esas líneas de transmisión que suministran la energía a Bogotá?
J. R. O.: Hay tres grandes proyectos que están muy parados. Un proyecto –el proyecto de Sogamoso– que podría traer 500 megavatios mal contados, es una línea de 500 kilovoltios, eso se afecta un poco por distancia, por factores muy técnicos. Y hay una de 250 de Chivor y hay otra de 500 que viene de La Virginia - Nueva Esperanza.
Eso te podría traer más o menos un 20 o 30 % adicional a lo que hoy en día demanda el interior del país. Pero ninguna de esas líneas, que debían haber salido hacia el año 2018, se han logrado concretar.
Hay una oposición muy fuerte, comunidades, hubo una intervención judicial alrededor de los fallos del río Bogotá y una serie de eventos con bloqueos de personas con distintas opiniones e intereses y mucha desinformación. Y también una falta de manejo de la comunidad por parte nuestra del grupo, que ha llevado a que proyectos que eran necesarios para el año 2018 al día de hoy no podamos entregarlos y con demoras que pueden llevarnos a 2025 y 2026, si no logramos soluciones de esos conflictos ya.
SEMANA: ¿Los conflictos en este momento son con comunidades, son ambientales, son de qué tipo?
J. R. O.: Literalmente todo lo anterior. O sea, hay partes que están sin licencia ambiental en este momento y la licencia está suspendida en unos casos porque la comunidad dice que no se le ha informado sobre el proyecto. Algunos de esos casos son mentira y otros porque no se tienen unas sustracciones. Cuando una torre de unos 16 metros cuadrados, que es la que se llama la Torre de la Luz, queda en una zona de reserva y la palabra reserva no necesariamente quiere decir que haya un bosque ni un frailejón, sino que son unos polígonos que se han dibujado de lo que se llaman reservas, en las del río Bogotá, por ejemplo, y no logramos que ese trámite se evacúe en el Ministerio de Ambiente.
Entonces, esas demoras, ya sea porque la comunidad se opone, ya sea porque la sustracción no sale o porque la licencia está suspendida, en su conjunto terminan haciendo imposible entregar la torre.
La única forma es ir resolviendo cada uno de estos casos y buscar tanto que se agilicen los trámites, como que las comunidades permitan dialogar y encontrar salidas que no sean mover la línea porque ya no hay margen. Es decir, lo que uno puede hacer es compensar la parte ambiental, todo lo que se requiera. Puede apoyar temas ambientales en los municipios, explicarle a la gente que esto ni afecta el agua, ni va a destruir el medioambiente, ni va a acabar con el tigrillo lanudo ni con el oso de anteojos. Que los temas ambientales más críticos para el entorno de la ciudad son más las jaurías de perros abandonados, que son los que depredan a toda esta fauna original, y que nosotros el impacto que generamos es mínimo porque no usamos buldóceres ni nada por el estilo. Las líneas se lanzan con drones con impactos mínimos y todos ellos se compensan, pero las normas ambientales que hay hoy en día están hechas más para la minería y el petróleo, y básicamente permiten trancar todo, pues una línea de transmisión es muy distinta, y sus impactos también son distintos, todos ellos compensables y mitigables.
SEMANA: ¿Qué está en riesgo con esta situación? Veíamos que hay un problema con el tema de suministro para proyectos que ya están en marcha, en temas de vivienda y de desarrollos empresariales. ¿Qué es realmente lo que está en juego hoy?
J. R. O.: Pues todo ese crecimiento, toda la capacidad de generar nuevos proyectos, generar desarrollo en toda esta parte de la zona centro, eso no se logra si no se hacen inversiones. Ya la gente –por ejemplo– se queja de que el servicio es una porquería, pero no es consciente de que se requiere que se autoricen inversiones, y por eso intentamos que haya una Creg con seis funcionarios no encargados, sino permanentes, que puedan empezar a tomar las decisiones para autorizar que se hagan las inversiones que el sistema requiere, porque esto es un tema difícil, las inversiones cuestan plata y, obviamente, alguien tiene que pagarlas. Y si la gente quiere calidad del servicio, toca que se monten más líneas, que se monten más subestaciones y en un momento pues puede que haya un costo un poco mayor, pero el servicio de energía es un servicio demasiado estratégico como para que no se invierta en él, y estamos colgados en las inversiones.
SEMANA: ¿A qué proyectos no se les podría entregar energía hoy? Hablaba del tema de vivienda y de desarrollos empresariales.
J. R. O.: Hay un centro de acopio de Falabella y hay unos data centers, entre otros. Parte del cambio, y la economía global ha cambiado, y cuando esto se planeó y se pensó, no teníamos en la mira que los data centers se iban a volver un negocio central, que la inteligencia artificial iba a transformar la gestión de las empresas, que las criptomonedas iban a demandar electricidad, que el transporte de Bogotá de TransMilenio iba a ser eléctrico, que va a entrar un metro y va a entrar un ferrotrans para las zonas de Zipaquirá y de Faca. Toda la electrificación de la economía requiere unos niveles de infraestructura que no tienen precedentes, y que son bondadosísimos desde el punto de vista de calidad de vida de la gente y de mejor calidad al aire, pero que son costosos, que van a requerir unos volúmenes de inversión grandes, y que requieren unas normas de aprobación de trámites muchísimo más expeditas. Uno no tiene que hacer estudios de áreas de impacto, de una mina o de un derrame petrolero para una torre de transmisión de energía, cuyos 60 metros alrededor de la línea cubren cualquier impacto posible.
SEMANA: En el tema de vivienda, se ha mencionado que 14.000 viviendas no tienen garantizado el servicio de energía.
J. R. O.: Sí, Enel es la que maneja distribución, no soy yo, nosotros solo manejamos transmisión. Pero en conversaciones con el grupo Enel, ellos tienen la preocupación de que hay proyectos que llegan a pedirles que se les dé y valide el acceso a la energía eléctrica, y no lo haciendo porque no hay forma de comprar, traer y poner a disposición de la gente esa energía, porque no contamos con la infraestructura para poder llevarla a los hogares. Y eso se está volviendo una gran preocupación. Si se pueden hacer inversiones y se agilizan esas inversiones, eso se puede mitigar relativamente pronto, pero ya estamos un poco contra la pared.
SEMANA: ¿Y esas inversiones a cuánto ascienden?
J. R. O.: Esos son cientos de millones de dólares, en total.
SEMANA: Con la situación actual de El Guavio, que está en sus mínimos y casi no está generando energía, ¿ustedes con qué están generando para el centro del país? ¿Qué energía están utilizando? ¿Térmica?
J. R. O.: Termozipa está a full, eso es generación con carbón: 90.000 toneladas de CO₂ al mes. Y eso es lo que pasa cuando no se puede traer energía de otros lados.
SEMANA: Y eso, obviamente, a usted le cuesta muchísimo más que generar con agua...
J. R. O.: Cuesta más y tiene unos impactos ambientales enormes. Por eso es tan importante poder utilizar las energías más baratas y más bondadosas con el medioambiente. Y Colombia ahí es donde tiene que reabrir discusiones sobre la importancia de utilizar los recursos hídricos, los que tiene el país. Y de entender que los impactos de no hacer las cosas son mucho mayores que los de hacer cosas, en este tema en particular.
SEMANA: ¿Qué decisiones se requieren para superar esta situación?
J. R. O.: Buena fe, voluntad de dialogar y mucha cooperación entre todos los actores.
SEMANA: Lo que está pasando con ustedes en el tema de líneas de transmisión se conoce en el momento en que XM, el fin de semana, en una comunicación evidencia la difícil coyuntura que está atravesando el sector eléctrico. ¿Cuál es la lectura que le da a esa carta y a la situación que ustedes están viviendo?
J. R. O.: Colombia tiene un sistema eléctrico con una gente profesional de admirar. De estas cosas que Colombia ha hecho muy bien es tener un capital humano de talla mundial, administrando un sistema que ha funcionado de forma impecable desde el año 90. O sea, llevamos 34 años donde todo el mundo se escalabra y en Colombia el trabajo ha sido admirable.
Esta gente lo que nos está diciendo es, por temas que no son técnicos, que no cometan errores, hagan las tareas que tienen que hacer todos, me incluyo, porque si no vamos a terminar todos en problemas. Ellos nos están sacando, a todos, la voz de alarma de una gente que entiende y que gestiona de forma muy seria y responsable el sistema eléctrico colombiano.
Y todos los que somos operadores de ese sistema, pues tenemos que escuchar lo que nos dicen y hacer todo lo que podamos para resolver los difíciles problemas que enfrentamos.
SEMANA: ¿Cómo va Colectora y cómo van los proyectos de La Guajira?
J. R. O.: En Colectora estamos esperando que salga la licencia ambiental. Entonces, hasta que no salga la licencia ambiental eso está parado. Y los proyectos de generación, que es la generación que podría resolver todos estos retos de este cambio del mundo, donde Colombia podría tener hasta 7 gigas, que eso es un 30 % más de energía, eso solo se va a lograr si estos proyectos empiezan a mostrar que se pueden hacer.
Por eso es tan importante Ecopetrol o Gecelca, el gobierno. Un estudio en Estados Unidos muestra que para poder dar este brinco que todos necesitamos dar, se requieren gobiernos capaces de hacer cosas, pero de la mano del sector privado. Eso no lo hace ninguno de los dos solo.
Se requiere que Windpeshi, el parque eólico, lo construyan y que la gente vea el enorme potencial que tiene el viento en La Guajira y la capacidad que las comunidades vean que el cambio climático requiere que este tipo de proyectos se hagan, o si no, se dará la falta de electricidad, la falta de agua. Tenemos todos que entender que el mundo cambió y todos tenemos que hacer un poquito un esfuerzo de no quedarnos comportándonos como antes, sino de tratar de ayudar para resolver un problema que es colectivo.