Remesas
Las remesas, combustible del crecimiento en Colombia: ¿qué pasará con ellas en 2023?
Los envíos de los colombianos que viven en el exterior a sus familias han sido uno de los factores que ha dinamizado el crecimiento económico, alcanzando cifras históricas y meses récord. ¿A qué se enfrentan en 2023?
Para 2021 y 2022, Colombia registrará tasas de crecimiento históricas en el comportamiento de su economía. Mientras el año pasado –luego de la pandemia- fue del 11 %, para este año el consenso de los analistas lo ubican en cerca del 8 %.
La dinámica del PIB ha sido destacada, impulsada en gran parte por el consumo privado y, en especial, por el gasto de los hogares.
“Tras presentar una recuperación sobresaliente en 2021, la economía colombiana registró nuevamente en 2022 un dinamismo notable, gracias a la fortaleza persistente de la demanda y, más recientemente, al impulso de las exportaciones y de la inversión privada. El desempeño de la demanda interna fue tan positivo que, después de alcanzar el nivel prepandemia a mediados de 2021, la economía registró un crecimiento secuencial que duplicó durante cuatro trimestres consecutivos el promedio de los dos años previos a la crisis del covid-19, configurando un rebote mucho más prolongado de lo que anticipábamos”, aseguró Corficolombiana en un análisis de perspectivas. De hecho, para 2022 su pronóstico de crecimiento inicial era de 5 %, y el más reciente lo elevó al 8 %.
El crecimiento acumulado de Colombia entre 2019 y 2022 es de 10,8 %, es el más alto de América Latina y el sexto del conjunto de países emergentes. “Así, la economía colombiana registrará en el periodo 2020-2022 un crecimiento anual promedio de 3,5 %, similar al del PIB potencial o incluso superior, a pesar de haber sufrido la peor contracción de su historia en 2020. Esto implica que la actividad económica terminará 2022 creciendo 10,8 % por encima de su referente prepandemia de 2019, lo que supone el sexto mejor desempeño entre países emergentes (en promedio 2,8 % por encima de 2019) y el mejor entre las economías grandes de América Latina”, agrega el análisis de Corficolombiana.
Tendencias
Un componente muy importante de ese crecimiento ha sido el gasto de los hogares que aumentó 11,6 % en lo corrido del año y se ubicó 18 % por encima del nivel prepandemia, con datos al primer semestre del año.
El consumo de las familias en el país estuvo apalancado en un poderoso trípode: por un lado, la generación de puestos de trabajo que permitió en octubre reducir la tasa de desempleo a un dígito, incluso mejor que en algunos periodos del nivel de prepandemia. Por otro, el aumento del crédito que impulsó el gasto. Sin embargo, aunque aún no hay señales de deterioro de la cartera, en un escenario de desaceleración, este fenómeno podría darse, al tiempo que el aumento de las tasas de referencia del Banco de la República se trasladará al mercado financiero encareciendo los costos y desestimulando el consumo.
El protagonismo de las remesas
Otro factor a favor del crecimiento han sido los recursos que envían los colombianos que trabajan en el exterior y alimentan con dólares, a un precio que viene creciendo y ya rompió la barrera de los 5.000 pesos -aunque se ha venido desacelerando en las últimas semanas-, a miles de familias en el país.
Al cierre de octubre de este año Colombia ha recibido remesas por 7.700 millones de dólares, cifra histórica, presentando un incremento frente al año anterior de 11,77 %. Durante los últimos años las remesas en Latinoamérica y especialmente en Colombia continúan con una tendencia al alza y alcanzando cifras relevantes. Por ejemplo, solo para octubre, la cifra de remesas llegó a los 894 millones de dólares, la más alta de la historia en términos mensuales, y le sigue también un registro de este año: la de julio con 889 millones de dólares.
“Lo que nos demuestra esta cifra en lo que va del año es la tenacidad, empuje y resiliencia de nuestros compatriotas en el exterior, sin embargo, es importante revisar el impacto que el comportamiento de las economías que los acogen tiene sobre estos envíos que tanto ayudan a sus familias y seres queridos en Colombia”, señala Juan Ricardo Hoyos, gerente de remesas del Banco W.
Los colombianos en el exterior se enfrentan en los países donde residen a situaciones que se han convertido en fuerzas complejas: desaceleración y amenaza de recesión en las economías donde laboran, los aumentos en las tasas de interés, pero sobre todo el crecimiento de la inflación que es un fenómeno global y está alcanzando niveles históricos.
De acuerdo con un análisis del Banco W, para el caso de Estados Unidos, donde se genera más del 53 % de las remesas con destino al país, los colombianos que están allí están siendo afectados por una inflación que, aunque ha bajado el promedio nacional de 9,1 % a 7,7 % (a octubre), sus gastos del día a día superan ese promedio. Por ejemplo, el precio de la gasolina pasó de 3,31 dólares en enero a 5,02 dólares en junio (aumento de 51 %) y ha venido disminuyendo en los últimos meses para ubicarse en octubre en 3,81 dólares.
De otro lado, el costo de la electricidad (revisando el incremento de 12 meses) para el mes de julio subió 32,9 % y bajó a 17,6 % en octubre. En situación similar se podrían comparar otros rubros y otras economías importantes en remesas como España, Chile y Reino Unido que tienen inflaciones de 8,90, 13,70 y 10,10 %, respectivamente.
“Este aumento en el costo de vida en otros países lleva a los migrantes a recortar sus gastos y a enviar un monto promedio menor de dólares, que ha disminuido de 280 a 255 dólares. Sin embargo, los colombianos que se benefician de estos dineros no han sentido el impacto por el aumento en la tasa de cambio, la cual ha compensado esa disminución”, afirma Hoyos, del Banco W.
¿Qué viene para las remesas?
Para 2023 se prevé un impacto significativo en el envío de remesas a Colombia, producto de varios factores en el exterior como el aumento de tasas, la contracción económica (o crecimientos muy bajos) y el posiblemente aumento de desempleo.
“Esperamos que la respuesta por parte de los colombianos en el exterior sea contra cíclica para que les permita continuar apoyando a sus familias durante 2023 como lo han venido haciendo en los últimos años a pesar de todas las adversidades”, puntualizó Hoyos, de Banco W.
En las cuentas macro también se espera un impacto por cuenta de las remesas, como lo plantea el Banco de la República en su más reciente informe de política monetaria: “En 2023 la reducción del déficit corriente estaría limitada por la caída de las exportaciones tradicionales, dados los menores precios y niveles de producción relativamente bajos de las principales materias primas, como el petróleo, el carbón y el café; por una desaceleración en la demanda de productos industriales por parte de nuestros socios comerciales; por el incremento de los intereses de la deuda externa, y por un leve retroceso en las remesas de trabajadores debido al deterioro esperado de la actividad económica en los países donde residen los migrantes”.
Para el año entrante, la dinámica de la economía en Colombia puede generar una profunda desaceleración y pasar de 8 % a escenarios de entre 0,5 a 2 %, de acuerdo con el consenso de analistas y autoridades.
Por ejemplo, Corficolombiana lo calcula en 1,5 %. Según esta firma, la baja es consistente con un súbito freno del consumo de los hogares, el motor de la recuperación económica durante los últimos años, y del cual ya tenemos alertas tempranas de menor dinamismo. De una tasa de expansión de 9,9 % en 2022, el gasto de las familias transitaría a un incremento mucho más modesto de 1,1 %, de acuerdo con sus proyecciones.
“Además de la elevada base estadística, el menor dinamismo del gasto privado en 2023 reflejará el deterioro en la confianza y el poder adquisitivo de los consumidores, evidenciando cada vez más el efecto de la alta inflación, la depreciación acumulada del peso colombiano y la mayor carga financiera de la deuda luego de varios meses de consumo apalancado a tasas de interés más altas. Lo anterior ocurrirá, también, por el debilitamiento del mercado laboral y del crédito de consumo, en medio de un menor ritmo en la entrada de remesas al país como resultado de la desaceleración de las economías de origen”, agrega el estudio de Corficolombiana.
El panorama internacional
De acuerdo con un estudio del Banco Mundial, las remesas a los países de ingreso bajo y mediano enfrentaron factores adversos en el ámbito mundial en 2022, pero experimentaron un crecimiento aproximado del 5 %, hasta alcanzar los 626.000 millones de dólares. Esta cifra es muy inferior al aumento del 10,2 % que se registró en 2021.
Se calcula que los flujos de remesas crecieron 9,3 % en América Latina y el Caribe, 3,5 % en Asia Meridional, 2,5 % en Oriente Medio y norte de África y 0,7 % en Asia oriental y el Pacífico. En 2022, por primera vez un país individual, India, va camino a recibir remesas anuales por valor de más de 100.000 millones de dólares.
“Los migrantes contribuyeron a atenuar la rigidez de los mercados laborales en los países anfitriones mientras ayudaban a sus familias a través del envío de remesas. Las políticas inclusivas de protección social han ayudado a los trabajadores a capear las incertidumbres en materia de ingresos y empleo creadas por la pandemia de la covid-19. Dichas políticas generan impactos mundiales a través de las remesas y se deben seguir aplicando”, concluyó Michal Rutkowski, director global de la Práctica Global de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial.