IMPUESTOS
“Llevamos décadas gastando dinero en reducir la producción de cocaína y nada ha resultado”: director de la Dian explica su propuesta de legalizarla en Colombia
El negocio de la cocaína equivale al 2 % del PIB del país, legalizarla daría entre cinco y seis billones de pesos en impuestos. SEMANA habló con Luis Carlos Reyes, ¿qué dijo?
Suena loco, pero interesante. Legalizar y gravar la cocaína, según la idea lanzada por el director de la Dian, Luis Carlos Reyes, con la cual encendió una polémica en redes sociales, daría paso a un aprovechamiento de esa economía subterránea del narcotráfico, que ha traído terror, muertos y crímenes.
El funcionario que lidera la entidad recaudadora de impuestos lanzó la propuesta como un impuesto saludable, además, con un poder recaudatorio significativo. Así desglosó su teoría en entrevista con SEMANA.
SEMANA: usted encendió al país con la idea de legalizar y gravar la cocaína, ¿cuál es su argumento?
Luis Carlos Reyes (L. C. R.): creo que es importante regular una situación que es real y que al descriminalizarla deja de ser rentable cometer ese crimen. Llevamos décadas gastando dinero en reducir producción y consumo y nada ha dado resultado. El presidente Gustavo Petro lo ha mencionado en Naciones Unidas y, además, es una idea que está tomando mucha fuerza en distintos países del mundo.
Si pensamos a futuro, el tema tributario es clave. El enfoque sería similar al de los impuestos saludables al de alcohol, el tabaco, que se gravan para desestimular su consumo. Tendría que ser un impuesto más alto que el que tienen los demás productos que afectan la salud, debido a que se trata de una sustancia más nociva.
SEMANA: ¿qué propuesta tiene en mente para aplicar impuestos a esa actividad ilícita?
L. C. R.: la de la cocaína es una industria como cualquier otra, solo que su actividad está prohibida. En cada una de esas etapas habría un tratamiento tributario como el que existe para cualquier sector legal. Podríamos pensar en un IVA para llegar al valor agregado del producto final. Adicionalmente, serían empresas que pagarían impuesto de renta. Es decir, aplicar un tratamiento tributario como el de cualquier otra sociedad.
SEMANA: ¿usted ya tiene estimativos de lo que se podría recaudar?
L. C. R.: son estimativos muy imprecisos, pues medir la economía ilegal es complicado, pero lo que calculan muchos expertos, y aclaro que es una cifra que se maneja desde hace años, es que se trata de un sector de la economía que representa el 2 % del PIB, es decir, 22 billones de pesos. Lo que se plantea es que, si uno saca una cuarta parte de esta cifra, en impuestos, lo que sería bastante razonable, estamos hablando de cinco o seis billones de pesos. Es una plata importante.
Es claro que seguir criminalizando esta actividad ha sido un enfoque fallido.
SEMANA: el problema es que llevamos años con este negocio, que es pujante en la oscuridad. ¿No cree que sería muy complejo legalizar y traerlos a la formalidad y a la tributación?
L. C. R.: es menos difícil de lo que la gente se imagina. Se necesita un enfoque global, que las Naciones Unidas se pongan de acuerdo en cambiar esa política contra el narcotráfico que no ha funcionado. Esto debe ser liderado desde la Cancillería y desde la Presidencia, con lo cual se requiere un enfoque cauteloso, pero con la convicción de que hay que tratar el tema como un problema de salud pública.
Una vez logrados esos pasos, es cuestión de regularlo como cualquier industria.
Esta no es una industria muy compleja. Su proceso de manufactura más complicado se hace en la selva. No es nada del otro del mundo.
SEMANA: con los impuestos saludables, como el que está ahora en la reforma, usted y el Ministerio de Hacienda sostienen que el éxito estaría en que no se recaudara nada. ¿También aplica acá?
L. C. R.: lo bueno sería que dejara de ser recaudatorio. Estas sustancias son nocivas para la salud. Algo que haga costoso su consumo podría tener un efecto en la reducción de su uso.
SEMANA: en todo caso, se plantea como un impuesto saludable en Colombia, pero resulta que el mayor consumo de cocaína no está en el país. Somos productores de esa sustancia.
L. C. R.: es verdad. Acá se consume poco en comparación con Estados Unidos y, precisamente por eso, se requiere un enfoque global. No se puede hacer sin la cooperación internacional, que hasta ahora no ha visto la necesidad de esta transformación. Colombia no puede imponer nada internacionalmente, pero sí tiene un papel importante en concientizar y explicar a los demás países la experiencia dolorosa que hemos tenido con este experimento fallido, e instarlos a que se unan a este cambio.
SEMANA: impuesto al consumo interno y de renta para el productor de coca sería lo local, ¿pero cómo sería lo transfronterizo?
L. C. R.: la idea es sencilla. Lo que se necesita es que la comunidad internacional llegue al mismo nivel de claridad que ya tenemos en Colombia. No tiene sentido seguirle pidiendo a nuestra fuerza pública que haga sacrificios enormes; no podemos seguir permitiendo la afectación a nuestros jóvenes que son víctimas de la violencia relacionada con el narcotráfico, jóvenes que siguen muriendo por algo que claramente es un error.
SEMANA: ¿qué antecedente hay de que legalizar la cocaína tiene resultados positivos y que es el camino correcto para atacar el problema?
L. C. R.: en realidad, la demanda no responde mucho a los cambios de precios. En el peor de los casos, independientemente del marco legal, el consumo seguiría siendo el mismo; lo que tendríamos sería un recaudo adicional. Creo que con legalizarla habría poco que perder y mucho que ganar.
SEMANA: es cierto que el tema de los cultivos ilícitos ha sido de su interés desde hace más tiempo que el de los impuestos.
L. C. R.: sí. El doctorado que terminé en 2010 fue sobre los cultivos ilícitos en Colombia. Mucho antes de los impuestos yo investigaba sobre la economía de la cocaína.