Inflación
Ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dice que no acepta chantajes para negociar alza del diésel
Los camioneros han manifestado su preocupación por el aumento combinado de combustibles y peajes. El ministro Bonilla insiste en que son ajustes necesarios y que el pago de los subsidios, que aún persiste, ya se ‘comió' las ganancias de la más reciente reforma tributaria.
En octubre de 2022, el Gobierno inició un proceso para aumentar el precio de los combustibles en el país, el cual fue congelado durante la pandemia. Esa alza, que busca equiparar los precios locales con los internacionales, aún no ha terminado y para muchos, incluyendo al Gobierno, es la responsable del lento descenso de la inflación en el país.
Durante un evento de perspectivas económicas de BTG Pactual, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, reiteró que los aumentos iniciaron con la gasolina y que definitivamente continuarán con el diésel, pues este no solo es el combustible que recibe más subsidios, sino también el que más contamina.
El plan es terminar las alzas de la gasolina entre diciembre y enero y luego sí arrancar con el diésel, pero dado su alto impacto en la inflación, pues es un insumo vital para el transporte de carga, el Gobierno planea mesas de trabajo con los sectores directamente afectados, como los camioneros, para definir el cronograma de alzas.
Esas mesas, aun sin haber iniciado, ya tienen complicaciones, pues algunos transportadores han manifestado su inconformismo y su preocupación ante el alza del diésel y de los peajes, que también han estado congelados y empezarían a subir al cierre de año. Eso ha llevado a algunos a hablar de la posibilidad de paros camioneros, actividad que siempre ha tenido consecuencias muy gravosas o costosas para la economía.
Al respecto, Bonilla respondió que las amenazas no son la forma adecuada de iniciar un diálogo y que ningún gremio puede pretender que sus finanzas dependan de ajustes normales en precios de la economía, como los de los combustibles y los peajes.
Las cuentas
En su presentación ante inversionistas y clientes de BTG Pactual, Bonilla aseguró que durante la pandemia solo tres países de América Latina congelaron los precios de los combustibles: Bolivia, Ecuador y Colombia e insistió en que esa decisión generó un gigantesco déficit en las finanzas públicas, que desde 2021 alcanzó los 100 billones de pesos, lo cual equivale a cinco reformas tributarias. Precisó que si bien con las alzas realizadas ese déficit se ha disminuido, este no desaparece por completo y la previsión era que este año quedara en 17 billones de pesos.
El problema es que esa cuenta se hizo con un precio del petróleo a 76 dólares por barril, pero el crudo hoy está entre 83 y 84 dólares, lo que volvió a aumentar el déficit a 20 billones de pesos. “Es decir, que el pago de ese subsidio a los combustibles que aún persiste se ‘comió' un monto equivalente al recaudo de la reforma tributaria pasada”, aseguró el ministro, al tiempo que aclaró que, de esos 20 billones, cuatro billones corresponden a gasolina y 16 billones a diésel. Lo que evidencia la necesidad de ese ajuste.
“El precio del diésel hay que corregirlo, no solo porque es más contaminante que la gasolina, sino porque su subsidio es más costoso”, recalcó Bonilla al tiempo que admitió que al haber iniciado el ajuste de precios por la gasolina y no por el diésel se está mandando el mensaje erróneo de usar más diésel.
El jefe de la cartera de Hacienda recordó que hace una década el país consumía a diario seis millones de galones de combustibles y en ese momento solo estaba la refinería de Barranca. Hoy son 12 millones de galones y también se produce en Reficar, pero el problema es que 40 % de la gasolina es importada y 20 % del diésel. Lo que reafirma la urgencia de ajustar los precios locales con los internacionales.