EMPRESARIOS
“No podemos pretender que 40 % de empleados formales siga pagando salud y pensión de todo el país”: presidente del Consejo gremial
Germán Arce, quien recientemente tomó las riendas del gremio de gremios, en el que están todas las empresas poderosas, prendió alarmas en entrevista con SEMANA. Habló de las reformas y dijo que, en lo laboral, las propuestas apuntan a cumplir viejos anhelos sindicales, sin enfrentar el verdadero desafío: incorporar a ese 60 % de colombianos que no contribuye para que el sistema de seguridad social tenga cómo financiarse.
País polarizado
SEMANA: ¿cómo ven los empresarios este panorama de polarización política que no deja ver con claridad el camino por el cual debería transitar Colombia para lograr que la gente viva mejor?
GERMÁN ARCE (G. A.): Colombia tiene unos logros, sobre todo en avances sociales, en las últimas tres décadas, pero también muchos problemas por resolver. Es un país diverso, con una geografía compleja y un conflicto armado que ha hecho más difícil la tarea del Estado en términos de prestación de servicio a la ciudadanía.
El clamor de la gente hoy es una solución, lo que requiere un compromiso colectivo que deberíamos tratar de despolitizar. Si la solución viene en verde, azul, rojo, amarillo, eso es irrelevante. Si hay una combinación de todos los colores, de las opiniones, de la experiencia, de lo que se ha hecho en todos estos años, podríamos llegar a poner en el centro la ciudadanía.
Estamos en un año electoral que genera un nuevo nivel de polarización política, porque se lucha por el poder en las regiones. Mientras tanto, los problemas siguen envejeciendo más. Deberíamos ser capaces de centrar el debate político, el debate legislativo de las reformas, en torno a las soluciones que colectivamente podemos construir para darle respuesta a la ciudadanía. No se puede perder de vista que al final del día, la historia va a evaluar a los líderes y a los políticos por la capacidad que tengamos de resolver los problemas.
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SEMANA: pero nadie hace caso. No quieren bajarle la espuma a la polarización. ¿Cómo evitar que, de esa manera, se siga haciendo un gran daño al país?
G. A.: le hacemos daño al país en la medida en que se nos olvida el problema y el deber de los líderes y de todos, y es que tenemos que ser parte de las soluciones.
Reformas de Gustavo Petro
SEMANA: vienen grandes reformas sobre las cuales le compete participar al Consejo Gremial, por cuanto tocan el sector privado y, en general, la productividad en Colombia. Me refiero a lo laboral, lo pensional y la salud. ¿Creen que hay oportunidad de mejoras con ellas?
G. A.: el paquete de reformas que menciona apuntan a una reestructuración del sistema de seguridad social en el país, que, efectivamente, incluye lo laboral, lo pensional y la salud. Todos están interconectados a pesar de que son legislaciones que tienen sus particularidades.
Comencemos con la reforma a la salud, que es la primera que está sobre la mesa. Hay que analizarla con mucho detalle. Entre otras cosas, para definir si los énfasis van a estar en resolver los problemas. Le pongo solo un ejemplo: existe una dificultad en el acceso a los servicios en zonas rurales, pero esa situación no la tenemos de la misma manera en las áreas urbanas, donde las coberturas son casi plenas.
Entender que arreglar la situación de Leticia (Amazonas) no debe pasar por dañar el servicio en Chapinero (Bogotá) es importante, porque ese maximalismo de cambiar el sistema para resolver un problema que es marginal es muy riesgoso, porque además de quitarle recursos a la solución, pondría en peligro la prestación del servicio para todos los ciudadanos.
SEMANA: ¿qué proponen entonces?
G. A.: lo que estamos diciendo es que el sistema de salud, que lleva 30 años, es muy complejo. Tiene logros en cobertura, pero hay problemas de acceso y de calidad, sobre todo en zonas rurales. Entonces, tratemos de plantear alternativas focalizadas. Mejorar los incentivos, en particular, en el tema de aseguramiento, que lo prestan hoy las EPS. Hay que hacer un esfuerzo en atención primaria, pero no por eso vamos a reemplazar el resto del servicio que tenemos hoy.
Se requiere dar la discusión con los números: los tiempos y las mediciones acerca de cómo se hace para que sea sostenible. No se puede perder de vista que cualquier decisión tiene que ver con vidas humanas. El debate no se puede dar a las carreras.
SEMANA: eso significa que la ley no debería ser tratada como una ley ordinaria.
G. A.: es que el peligro es que, por sanar un problema en una uña, lleguemos a tener que amputar una pierna. Se necesita ser muy cuidadoso.
La laboral y el empleo
SEMANA: de estas tres reformas, ¿por qué el Consejo Gremial enfatiza tanto en la reforma laboral?
G. A.: porque Colombia tiene un grave problema estructural que no hemos logrado resolver, y es un sistema laboral sumido en la informalidad. En promedio, el 60 % es informal, y es peor en zonas rurales; peor para mujeres y jóvenes.
Eso le pone una gran carga a todo el esquema de seguridad social, que es muy difícil de sostener en el tiempo. El 40 % que en Colombia tiene un empleo formal sostiene a todo lo que requiere el modelo de seguridad social.
Esperan protección en salud para todos, cobertura con una mesada en la vejez (pensión para todos), pero cuando en un sistema solo el 40 % paga la factura es muy difícil hacer sostenible la financiación de las pretensiones para el 100 %.
Necesitamos un sistema que tenga una base de cobertura mucho más amplia. Para eso hay que derrumbarle las barreras a la formalidad. Si se logra incorporar a más gente aportando a salud, ahorrando, pagando impuestos, el sistema tendrá mayor capacidad de atender las demandas de la población.
Por esa razón, el énfasis de la reforma laboral debería estar centrado en construir condiciones para generar más empleos formales, lo que equivale a tener más impuestos, más aportes a la salud, más ahorro pensional.
SEMANA: pero hoy el trabajo no es igual al de hace 20 años, se puede tener ingresos sin el empleo formal en los términos en los que conocemos esa expresión, como un contrato laboral en mano.
G. A.: efectivamente, la economía hoy es distinta. Las discusiones tienen que estar centradas en esas realidades, y con una mirada hacia el futuro, de manera que se abran oportunidades a la gente en el campo, a los jóvenes, a las mujeres, a los cuidadores, que son una fuerza que mantenemos marginada del aparato productivo. Y claramente tiene impactos en el resultado que vemos cada año en el momento de negociación del salario mínimo: la baja productividad del trabajo en Colombia.
Entonces se deben abordar, tanto incentivos para crear condiciones para emplear, como las que apuntan a emprender. Los cambios en el mercado laboral permitieron que existan colombianos enganchados laboralmente desde el exterior y les pagan con criptomonedas. Probablemente, no aportan al sistema de salud, pero sí demandan servicios. Entonces, esas son las verdades que hay que tener presentes en las reformas.
Horas extras y más
SEMANA: como vocero del sector privado, ¿qué opinan de medidas previstas en la reforma laboral, como la limitación de usar contratos de prestación de servicios y reducción de jornada laboral, pago de más horas extras, entre otras?
G. A.: si estamos pensando en incorporar el 100 % de la población a la seguridad social, las discusiones no se pueden centrar en el 40 % que tiene trabajo sin definir cómo va a entrar ese 60 % que está por fuera de la fuerza laboral y en la informalidad.
Veo que hay unas propuestas que pareciera que son viejas luchas sindicales de hace diez, veinte años, y no abordan los desafíos que tenemos para generar nuevas formas de trabajo formal.
Tenemos que ser capaces de incorporar en las propuestas a toda esa población que hoy no contribuye al sistema. Es decir, no ayuda a construir sostenibilidad de largo plazo para el sistema de seguridad social.
Debemos preguntarnos si las propuestas le pegan al problema grande, o solo un anhelo de un grupo de interés (los sindicatos) que busca viejas reivindicaciones, pese a que, además de tener trabajo, ya tienen otros privilegios.
Contratos de prestación de servicio
SEMANA: pero no hay que desconocer que los contratos de prestación de servicio son altamente precarios y se ha abusado de ellos.
G. A.: sí, pero ahí (en la reforma) hay unos temas de supervisión, de garantía de que no se precarice el trabajo. Insisto en que los desafíos laborales son mucho más grandes. Es lo que la juventud está pidiendo, pensar en ese mundo nuevo para poder ajustarnos.
SEMANA: ¿qué creen de la reforma pensional? ¿Puede ser sostenible sin subir edad de pensión ni aumentar tiempo de cotización?
G. A.: voy a partir la respuesta en dos bloques. Tenemos que pensar en qué tipo de protección les queremos dar a estos adultos mayores que llegaron a edad de pensión y no tienen una fuente de ingresos que les garantice una vejez digna. Ese problema es del Estado: cómo proteger a esa población vulnerable.
Pero en el contexto general, tenemos un sistema pensional regresivo, que dedica una buena parte de recursos a una población que no está en línea de pobreza, sino que son pensiones altas subsidiadas. Eso hay que resolverlo, si no, el hueco que les estamos haciendo a las futuras generaciones va a ser insostenible.
Hay que tener en el horizonte que el ahorro tiene que seguir siendo administrado para que continúe, no solo como una palanca para financiar las pensiones, sino una fuente de inversiones, de manera que rente en el largo plazo y genere mejores condiciones de pensión para el aportante. Hay que encontrar esos equilibrios, porque el sistema que tenemos hoy no es sostenible.
No podemos gastarnos el ahorro que tenemos.