Cigarrillos electrónicos
Organizaciones insisten en que es prioritario imponer impuesto a los cigarrillos electrónicos o vapeadores
Indican que hubo una abrupta bajada del precio de los vapeadores en un 400 % en los últimos dos años, y hay una nula regulación, para facilitar el acceso a estos productos.
Jóvenes y activistas de organizaciones civiles y científicas buscan que llamar la atención al interior del Congreso de la República para insistir en que es prioritario aprobar el Proyecto de Ley que promueve la implementación, por primera vez en la historia del país, del impuesto a los cigarrillos electrónicos o ‘vapeadores’ y que se triplique el impuesto al tabaco, medidas que evitarán una lluvia de amenazas en la salud, la economía y el medio ambiente de Colombia.
No cabe duda que los cigarrillos continúan causando la mayor parte de los costos de la epidemia del tabaco, pero la alerta en estos últimos años está en la legislación de los cigarrillos electrónicos o vapeadores, los cuales hoy en día, debido a la nula regulación de estos dispositivos, son muy asequibles para niños y jóvenes, público objetivo de la industria para atraer a nuevos clientes.
Todos los productos de tabaco son nocivos, incluidos los que producen aerosol distinto al humo, como los cigarrillos electrónicos. Al exponer al consumidor a más de dos mil sustancias químicas, entre ellas nicotina, se aumenta el riesgo de enfermedades graves como el cáncer y enfermedades cardiovasculares.
El proyecto de ley 274/2022 de Cámara, se debatirá en la Comisión Tercera de la Cámara de Representantes, es cada vez es más urgente porque, cada día que pasa, la industria del tabaco provoca en el país: la muerte de 88 colombianos al día, gastos anuales al sistema de salud por 17 billones de pesos, más de 5 millones de colillas que caen a ríos y mares cada año, y el aumento del número de consumidores, especialmente de niños y jóvenes.
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Según la evidencia científica y libre de interés, de implementarse estas medidas tributarias, en Colombia se salvarán 445 mil vidas, se generará un billón de pesos adicional, que se pueden invertir en programas de salud y desarrollo; se logrará que un millón de personas dejen de fumar, se cuidará el medio ambiente y a los animales de compañía y, principalmente, se protegerá a niños y jóvenes.
Esta es una medida poderosa para avanzar en varias de las metas del recién aprobado Plan Nacional de Desarrollo, tales como disminuir la pobreza, y reducir las horas de cuidado no remunerado de personas con discapacidad. Además, aumenta el impacto de la inversión en educación que es otra de las grandes apuestas del Plan.
En pocos días entrará en estudio, discusión y votación en primer debate el Proyecto de Ley No. 274 de 2022 de la Cámara de Representantes, “por el cual se crean medidas fiscales de prevención en salud pública en materia de tabaco, derivados sucedáneos o imitadores y se dictan otras disposiciones”.
La medida es apoyada por la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, la cual representa 64 sociedades médicas del país, la Sociedad Colombiana de Neumología de Tórax, la Fundación Anáas, la Liga Colombiana Contra el Cáncer, la Fundación del Corazón, el Instituto Nacional de Cancerología, Red PaPaz, la Sociedad Colombiana de Medicina Familiar - SOCMEF y el Centro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud de la Universidad Icesi - PROESA, Educar Consumidores, Diversidad Rural, entre otros. Además, el Ministerio de Salud y Protección Social emitió un concepto favorable del mismo texto cuando se presentó como proposición durante la reforma tributaria.
La industria se opone a través de sus aliados de manera insistente a las medidas de aumento de impuestos, porque conoce su efectividad para reducir el consumo, sobre todo entre los jóvenes. Las tabacaleras ocultan una verdad que requiere de medidas inmediatas: si por causa del cigarrillo mueren 8 millones de personas cada año en el mundo, entonces las tabacaleras deben encontrar, permanentemente, nuevos clientes para suplir la demanda del producto.
Según las organizaciones estos potenciales clientes son las niñas, niños y los jóvenes, quienes son más vulnerables a la publicidad de la industria que además se valió de una abrupta bajada del precio de los vapeadores en un 400% en los últimos dos años, y de la nula regulación, para facilitar el acceso a estos productos.