Remesas
Para el cierre de 2024, las remesas enviadas por colombianos en el exterior alcanzarán los 11.900 millones de dólares
Estas transferencias representan el 47% de los ingresos de exportaciones de combustibles e industrias extractivas, convirtiéndose en un soporte para la economía nacional.
El flujo de remesas desde el exterior sigue marcando un impacto decisivo en la economía colombiana, con una cifra proyectada de USD 11.900 millones para 2024. Este crecimiento ha sido clave en la reducción del déficit de cuenta corriente, que entre el segundo y tercer trimestre del año se ubicó en 1,6 % del PIB, el nivel más bajo en 15 años.
Este comportamiento resalta la relevancia de estas transferencias como un soporte estratégico para mantener la estabilidad macroeconómica del país en un contexto de desafíos globales.
El incremento se ha concentrado principalmente en los envíos provenientes de Estados Unidos, España y Chile, donde reside una proporción significativa de la diáspora colombiana. Hasta octubre de 2024, el Banco de la República reportó ingresos por remesas de USD 9.700 millones, consolidando a este rubro como un ingreso clave para el país frente a la contracción de sectores como las exportaciones de petróleo y minerales. Estas, que tradicionalmente han sostenido la balanza comercial, experimentaron una caída del 9,7 % en el último período, marcando un contraste evidente con el crecimiento de las transferencias familiares.
Las remesas no solo tienen un impacto directo en las familias que las reciben, sino que también influyen positivamente en sectores productivos estratégicos. Por ejemplo, el sector inmobiliario ha recibido un impulso notable gracias a estas transferencias. Según Camacol, los colombianos en el exterior han invertido activamente en bienes raíces, adquiriendo propiedades en ciudades como Bogotá, Medellín y Cartagena. Este interés ha sido potenciado por la estabilidad del mercado inmobiliario, los altos rendimientos que ofrece, y la aparición de plataformas que facilitan la inversión en proyectos con menores montos iniciales.
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De hecho, hasta septiembre de 2024, las remesas representaron el 47 % de los ingresos generados por las exportaciones de combustibles e industrias extractivas, reafirmando su papel crucial en la economía colombiana. Este aporte se destaca aún más si se considera que la producción de petróleo, tradicional motor económico del país, ha enfrentado un declive significativo, mientras que el flujo de remesas ha mantenido un crecimiento sostenido.
El impacto de las remesas también se extiende a la mejora de la balanza de pagos del país. Entre enero y septiembre de 2024, estas transferencias registraron un aumento significativo, contribuyendo a reducir la vulnerabilidad de la economía frente a factores externos. En contraste, la inversión extranjera directa (IED) en sectores como el petróleo experimentó una caída del 37 % anual, dejando a las remesas como una de las pocas fuentes de ingreso resilientes en un contexto global desafiante.
Este panorama no solo evidencia la capacidad de las remesas para mantener el equilibrio macroeconómico, sino que también destaca su contribución al bienestar de las familias receptoras. Muchas de ellas dependen de estos ingresos para cubrir necesidades básicas, como alimentación, educación y vivienda.
Al mismo tiempo, estas transferencias han permitido a miles de hogares participar en proyectos de inversión que dinamizan sectores clave de la economía.
Las autoridades económicas proyectan que las remesas continuarán siendo un componente vital para la economía colombiana en los próximos años. Se espera que su flujo siga creciendo, impulsado por la estabilidad laboral de los colombianos en el exterior y por una red de plataformas digitales que facilita las transferencias transnacionales. Este crecimiento podría ser clave para compensar los retos que enfrentan sectores tradicionales, como el petrolero, que aún lidian con problemas de producción y competitividad.
En conclusión, las remesas no solo representan una fuente crucial de ingresos para millones de familias colombianas, sino que también se han convertido en un eje central de la economía del país. Su capacidad para equilibrar la balanza de pagos, dinamizar sectores como el inmobiliario y sostener la estabilidad macroeconómica las posiciona como un pilar estratégico en el desarrollo económico de Colombia. En un momento de transición global, estas transferencias no solo ofrecen alivio inmediato, sino que también refuerzan las bases para un crecimiento sostenible a largo plazo.