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Paso cerrado a los Llanos Orientales, ¿será una vía suficiente para volver a disparar la inflación?
Por ese corredor pasan dos tercios de la producción nacional de alimentos, bebidas e hidrocarburos. Entre bloqueos, derrumbes y el sismo de 6,1 en la escala de Richter, tienen en jaque a la economía regional.
Los colombianos parecen condenados a tener sus bolsillos impactados por el costo de la canasta familiar. Tras cuatro meses seguidos con una inflación en senda reduccionista, que previamente los tuvo ahorcados por más de un año, ahora aparece un nuevo riesgo de carestía, esta vez, por cuenta de las dificultades en la vía al Llano, el corredor por el que pasan dos tercios de la producción nacional de alimentos, bebidas e hidrocarburos.
En las últimas semanas, el carreteable, que tiene 86 kilómetros desde Bogotá a Villavicencio, ciudad considerada como la puerta de los Llanos Orientales, no ha dejado de recibir golpes.
El trayecto es parte de la transversal que sale de Buenaventura y llega a la capital del país, por lo que el cierre de la vía salpica a varios departamentos colombianos e impacta a múltiples sectores de la economía.En un mes, la conectividad por la vía al Llano, que venía aporreada por la avalancha en el municipio de Quetame (Cundinamarca), uno de los pasos del corredor vial, se afectó gravemente y entró en una ola de cierres intermitentes. El sismo del 17 de agosto volvió a asestar otro golpe, debido a los deslizamientos de tierra y piedras, que llevaron a ordenar otro pare temporal.
Para colmo, se presentó el colapso del puente Los Grillos, ubicado en la vía alterna que fue habilitada para dar paso al transporte de productos. “Ese suceso en el puente Los Grillos y los cierres en la vía al Llano hacen que el transporte de carga pierda 3.750 millones de pesos diarios por cuenta de 2.651 vehículos de carga que pasan cada día por ahí”, argumentó Nidia Hernández, presidenta de Colfecar, quien agregó que “el transporte en Colombia está en jaque, pues a los innumerables bloqueos por parte de las comunidades y los cierres viales que impiden la conectividad, se suma el creciente nivel de inseguridad. Esto en medio de una desaceleración económica y, como si fuera poco, anuncios de incrementos en el precio del diésel, lo que al final impactará la canasta familiar a todo el país”.
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Subida en precios ya se siente
Los habitantes de Villavicencio y las zonas aledañas comienzan a sentir las consecuencias. La papa, el ajo y los huevos que llegan de otras regiones, empiezan a escasear y a aumentar de precio. En las demoras del transporte de carga se pudren las frutas y las hortalizas. Mientras que los negocios alrededor del turismo comienzan a preocuparse por cancelaciones y pocos interesados en arriesgarse a visitar la llanura. Las autoridades han tratado de habilitar el paso del transporte de carga, pero la seguridad para los ciudadanos prima, según dijo Carolina Barbanti, directora (e) de la ANI, la agencia que tiene a su cargo las concesiones de infraestructura, una de las cuales –Coviandina– construye la vía. El objetivo con las aperturas que se han dado es evitar el desabastecimiento en el centro y oriente del país, pero los deslizamientos de rocas no se detienen en esa zona de topografía traicionera y, al mismo tiempo, fértil para la agricultura.
En el Puesto de Mando Unificado (PMU) que se instaló para enfrentar la situación, se habla de al menos un año para llegar a una solución definitiva, por lo que el alcalde de Villavicencio, Juan Felipe Harman, ya levantó la mano para pedir que se declare la emergencia económica.
En las reuniones con las autoridades, cada uno pone sus cuentas y evidencia lo crucial que es el Llano como despensa para el resto del país. Muestra de ello es el caso del sector avícola. En los dos departamentos: Meta y Cundinamarca, están ubicadas 79 granjas que producen huevos y pollo.
Pollos y huevos, entre lo afectado
Solo en Guayabetal, donde se adelantaron labores de limpieza de escombros luego del sismo que llevó al cierre de la vía, hay tres granjas que se reportaron como altamente afectadas por la situación, pues tienen más de un millón y medio de aves que no pueden ser alimentadas por la parálisis de los camiones que llevan el concentrado. Si las granjas toman las vías alternas habilitadas, los vehículos se tardan entre 10 y 12 horas más, lo que implica sobrecostos en la operación de la actividad económica, que finalmente llegarán al consumidor, quien decidirá si comprar caro o dejar de adquirir los productos. El concentrado es el alimento para muchos animales que entran en la lista de mercado de los colombianos, por lo que una subida en la inflación de alimentos parecería no tener escapatoria.
Carolina Monzón, gerente de investigaciones económicas de Itaú Colombia, recordó que Corabastos mencionó una reducción del 32 por ciento de la oferta de productos provenientes del Meta entre julio y agosto, lo que se ha agravado aún más por la situación actual de la vía. Esto, a su juicio, “abriría la duda de un posible repunte en los precios de los alimentos y en la inflación de agosto”.
No obstante, una autoridad en el tema le dijo a SEMANA que no cree que se afecte la ruta bajista de la inflación: “Si hay aumentos de precios de alimentos por ese motivo, serán muy temporales”, sostuvo.
Lo cierto es que, por ahora, las cifras del impacto del cierre de la vía son abismales. En pollo, por ejemplo, los Llanos Orientales responden por el 5 por ciento de la producción nacional, que son unas 2.000 toneladas a la semana, las cuales se surten tras su llegada a Bogotá. Igualmente, por esa ruta se llevan 323.000 huevos, correspondientes al 4 por ciento del consumo diario del país, que es de 8 millones de huevos. Por la vía al Llano se movilizan 1.250 toneladas de carne de cerdo cada semana, según estadísticas de Pork Colombia, que calcula pérdidas por 8.300 millones de pesos en esa cadena productiva.
Y ni qué decir del arroz que se transporta entre Casanare-Arauca y Bogotá. Es un producto de primera necesidad y está entre los impactados por la ruptura en la conectividad vial.
Fedearroz dice que las vías alternas para el transporte en camiones de 30 toneladas, que son los que se requieren en este caso, no sirven y, al aumentar el recorrido, sube el costo del flete, lo que terminará recayendo en el precio del arroz al consumidor.Los arroceros pusieron en el visor que es agosto el mes en el que se recoge la mayor cantidad del cereal de Casanare, que debe ser transportado para su almacenamiento.
Entre tanto, los que producen concentrados dicen que el flete de Bogotá a Villavicencio normalmente cuesta 90.000 pesos por tonelada del alimento para animales, y ahora, por tener que tomar vía alterna, ha subido a 200.000.Casi nadie escapa del coletazo.
La federación de acuicultores señala que de la producción piscícola en el Meta salen 2.000 toneladas mensuales hacia Bogotá, sin contar con que ese departamento es el principal proveedor de alevinos (crías de peces), lo que podría poner en riesgo la siembra de peces para el abastecimiento en el resto del país.
Vía de pesadilla
Y, por el lado de las frutas, ni hablar. Las cuentas del gremio Asohofrucol muestran que la afectación por el cierre de la vía al Llano recae sobre más de 5.000 productores de plátano, piña, cítricos, patilla, papaya, guayaba, aguacate y maracuyá. No en vano, entre 40 y 50 por ciento de la producción de frutas del Meta se comercializa en Bogotá.
Jorge Enrique Bedoya, presidente de la SAC (Sociedad de Agricultores de Colombia), confirma que la crítica situación que desata el cierre de este corredor vial evidencia que, “indudablemente, se trata de la despensa agropecuaria de Bogotá y el centro del país. Y, por lo tanto, no merece tener ese desastre en materia de conectividad. Se entiende el tema de la naturaleza, pero esos problemas, mínimo, vienen desde 2019. Las vías alternas les hacen perder productividad a los agricultores y eso va en detrimento de los consumidores”. ¿Cuándo acabará la pesadilla?