Crecimiento
¿Por qué la economía del mundo este año está en crisis y la de Colombia goza de buena salud?
Juan Pablo Espinosa, director de Investigaciones Económicas de Bancolombia, explica qué está pasando con el crecimiento nacional y qué tan sostenible es. Agrega que Colombia no puede desprenderse de la tendencia global y la incertidumbre es la constante.
Estamos en medio de un coctel de indicadores económicos que parecerían no entenderse. Por un lado, en el mundo tanto la Ocde como el Banco Mundial y muy posiblemente el Fondo Monetario Internacional están revisando a la baja sus proyecciones de crecimiento de la economía global, por el otro, los cálculos de Colombia para son al alza y ubican su crecimiento de este año muy cerca al 6 %, el más alto de los países de la Ocde.
Paralelamente, la inflación busca su pico para empezar a ceder, pero aún no es claro. Tanto que ya se habla de periodos de bajo crecimiento y alta inflación, conocidos como estanflación. Por su parte, el dólar anda en una montaña rusa con cada vez más tirabuzones, mientras los precios de los commodities, especialmente el petróleo, siguen altos.
La incertidumbre es cada vez mayor. En el plano local, la competencia por la Presidencia de la República está muy estrecha y el país está a la expectativa de la línea económica que marque el nuevo gobierno. Juan Pablo Espinosa, director de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado de Bancolombia, da explicaciones a todo este panorama y lo que viene para el país.
SEMANA: Mientras organismos como la Ocde llevan a la baja las expectativas de crecimiento global para 2022, las perspectivas de Colombia van al alza y las ubican en más del 6 %. ¿Qué explica esta situación?
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JUAN PABLO ESPINOSA (J.P.E.): Creo que es un fenómeno que tiene varias causas, pero yo tal vez empezaría por una muy clara, y es que hay un factor que ha sido un catalizador de esa expectativa de menor crecimiento a nivel global: el conflicto entre Rusia y Ucrania, que tiene al mundo en jaque.
SEMANA: ¿Por qué?
J.P.E.: Por los países que tienen una relación comercial y económica directa con los involucrados en el conflicto, como es el caso de Europa, que, recordemos, trae la gran mayoría del petróleo y el gas que consume de esa zona de conflicto y que, fuera de eso, depende también mucho de la proveeduría de alimentos de esa parte del mundo. Estados Unidos también ha venido teniendo unas revisiones a la baja en su crecimiento, no tanto por su participación y dependencia directa a los países que están en el conflicto, sino por el hecho que ha venido experimentando un proceso de retiro bastante pronunciado del estímulo fiscal que tuvo al principio de la pandemia. Recordemos que el gobierno federal fue muy agresivo, entregándoles apoyos directos por la vía de cheques, prácticamente a todas las familias en ese país, y al ya no haber ese apoyo tan contundente, pues es razonable suponer que se daría una desaceleración de la actividad productiva, y sobre todo, teniendo en cuenta lo que la Reserva Federal ha venido haciendo en términos de comunicar que todo el estímulo que se desplegó al principio de la pandemia, ya se va a retirar de una manera mucho más contundente de lo que se tenía previsto. De hecho, la expectativa de recorte, o de más bien incrementos en la tasa de los fondos federales, pasó de tres incrementos al comienzo de este año, a unos 11 ahora, es decir, que la contundencia de ese suministro de liquidez es bastante agresiva e implica, prácticamente, el fin del dinero gratis que se desplegó cuando llegó la covid-19, pues va a cambiar rápidamente.
SEMANA: ¿Cuál es la razón por la cual a nosotros nos va bien?
J.P.E.: Creo que hay dos elementos que debemos tener muy presentes. El primero, que no podemos olvidar ni pasar por alto que Colombia, como país exportador de materias primas, como el petróleo y el carbón, que han sido dos de los principales beneficiados en esta tendencia de incremento que se ha dado como consecuencia del conflicto entre Rusia y Ucrania, evidentemente, resulta favorecido por ese incremento de precios internacionales. De hecho, los términos de cambio de nuestro país, esa relación que mide qué tanto es el valor de lo que exportamos relativo a lo que importamos, hoy por hoy, está muy cerca de sus máximos históricos. Y a mayor precio promedio de las exportaciones, pues, más alto es el ingreso nacional y por esa vía también el producto interno bruto.
SEMANA: ¿Es el único factor?
J.P.E.: Aparte de eso también está ocurriendo algo bien curioso y es que la demanda interna ha continuado mostrando una dinámica bastante importante. El consumo de los colombianos viene en un ritmo muy sólido. De hecho, las transacciones de los tarjetahabientes de Bancolombia, que es uno de los principales termómetros que nosotros utilizamos para medir el comportamiento de la economía, todavía están creciendo a tasas de dos dígitos, incluso después de tener en cuenta la inflación. Así que los consumidores colombianos siguen mostrando una resiliencia bastante marcada y fuera de eso tenemos una política fiscal que nos muestra una realidad en la cual los niveles de gasto público están muy por encima de su promedio histórico. De esa manera, llegamos a una situación en la que, en este primer semestre del año que ya prácticamente estamos concluyendo, el crecimiento económico va a estar muy cerca del 10 % y con esa cifra asumir incluso que vamos a tener una segunda mitad del año un poco más lenta. Eso nos pone evidentemente a la vanguardia en las expectativas de la variación del PIB para este 2022.
SEMANA: ¿Cuál es la estimación de crecimiento para el segundo trimestre?
J.P.E.: La estimación más reciente, si uno tiene en cuenta la información transaccional nuestra y a partir de ella trata de inferir cuál va a ser el comportamiento del PIB, no da una probabilidad de crecer 11 % en el segundo trimestre del año. Hay un elemento para tener en cuenta y es que hace un año nuestro país estaba apenas saliendo de ese periodo tan complejo que fue el paro nacional y los bloqueos a las principales vías, lo que tuvo un efecto muy negativo sobre el funcionamiento de muchos sectores de la economía; de modo que tenemos lo que en economía llamamos un efecto base de comparación, en el cual el denominador con el cual calculamos la tasa de variación de la actividad económica está muy bajito, de modo que la variación con respecto a ese periodo de 2021 seguramente va a venir al alza por ese elemento.
SEMANA: ¿Será solo un efecto rebote?
J.P.E.: Al margen de eso, evidentemente, la demanda sigue bastante sólida y es una cosa que resulta un poco difícil de digerir teniendo en cuenta todo el ambiente de incertidumbre que estamos viendo por cuenta del periodo electoral y también de las mismas decisiones de las autoridades. Sin ir más lejos, el Banco de la República ha venido incrementando su tasa de referencia en sus últimas reuniones y ya hoy el costo del crédito es más alto que el del año pasado. Entonces, para poder darle un poco de sentido a esa historia de por qué nosotros seguimos consumiendo y gastando a una velocidad que no necesariamente es la que está teniendo el resto del mundo, tenemos que ir a las causas.
SEMANA: ¿Y cuáles son?
J.P.E.: Son múltiples y tal vez ahí está la explicación principal. Empecemos con las externas, en donde además de los precios de las materias primas que ya mencioné, tenemos que añadirle otro elemento que sigue siendo importantísimo a la hora de medir el ingreso disponible de las familias colombianas y es el flujo de remesas, que venía de una tendencia positiva, pero bastante estable, hasta que llegó el covid 19, en donde, evidentemente, tuvieron una disparada muy importante y que se vio de alguna manera potenciada por el hecho de que la tasa de cambio tuviera la subida que hemos visto a lo largo de los últimos dos años. De modo que las familias que reciben ese flujo de ingresos del exterior hoy no solamente estamos de golpe teniendo un flujo en dólares más altos, sino que fuera de eso al convertirlos a pesos han ganado fuerza como un ingreso secundario importante.
Segundo, no podemos perder de vista el hecho de que los programas de apoyo social y, particularmente entrega de subsidios que se adoptaron al principio de la pandemia, han sido un factor clave en darles a las familias de menores ingresos un soporte de gasto que es bastante relevante y que hoy todavía se está desplegando y sin el cual, probablemente, esa población hubiera tenido, por un lado un golpe mucho más fuerte en su capacidad adquisitiva, pero además, no hubieran tenido la capacidad como la han venido disfrutando a lo largo del último año de poder también acceder al sistema financiero y a partir de eso tener acceso a una cantidad de productos que se vuelven también, elemento clave a la hora, digamos, de tener oportunidades de gasto que antes no tenían, financiando por ejemplo, la compra de electrodomésticos u otros bienes durables.
SEMANA: ¿Algún otro factor?
J.P.E.: Y otro factor que no podemos perder de vista y, que yo destaco como positivo, es que el mercado laboral ha venido mostrando en los últimos meses unas señales cada vez más evidentes de mejoría. No solamente tenemos una tasa de desempleo que está más cerca a sus niveles precovid, sino que también hemos visto, incluso, una mejora del empleo formal. Así, actividades con un alto nivel de contratación y que están principalmente en el área de los servicios, como hoteles y restaurante, hoy ya están en una operación normal y han recuperado su demanda por mano de obra. Eso se ha reflejado en el hecho de que más colombianos hoy estén laborando. A esto le tenemos que sumar un elemento: la vuelta a la presencialidad escolar, la cual implicó que las personas que estaban dedicadas a las labores de cuidado de los menores de edad, especialmente las mujeres, se hayan podido nuevamente incorporar a la fuerza laboral. Eso es también un elemento que añade un componente de ingreso favorable de cara al consumo de los hogares.
SEMANA: ¿Qué tan sostenible va a ser el crecimiento? La Ocde dice que a Colombia le va a ir muy bien este año, pero que va a sentir el coletazo el año entrante, cuando nos pone a crecer apenas un poco por encima del 2%...
J.P.E.: Esa es una observación absolutamente clave. Y es no solo quedarnos con la foto de 2022, que es muy positiva teniendo en cuenta, lo que ha pasado en este primer semestre, sino tratar de anticipar qué viene a continuación. En ese sentido no podemos perder de vista que Colombia no puede de alguna manera desprenderse de la tendencia global y es que las condiciones monetarias se tienen que ir apretando paulatinamente porque no hay otra salida distinta para contener el fenómeno inflacionario que estamos viviendo. Destacaría una cosa y es que en Colombia tenemos un fenómeno inflacionario muy fuerte por el lado de los alimentos que está relacionado a una cantidad de factores que están por fuera del alcance de la autoridad monetaria, pero hay otro componente de la inflación que es aquel factor mucho más estructural, que ya no está tan sujeto a los vaivenes del tema alimentario que está expuesto a toda una cantidad de elementos que le añaden mucha volatilidad sino lo que llamamos inflación básica, que ha venido incrementándose de manera sostenida. Ahí es donde el rol del Banco de la República entra a ser clave en la medida en la que, a través de unas tasas de interés más altas, trata un poco de llevar a que los agentes económicos tomen unas decisiones mucho más moderadas en materia de gasto y en su lugar opten por ahorrar más, y eso indudablemente representa un freno para la economía.
SEMANA: En este contexto, ¿cómo se imagina este segundo semestre y 2023?
J.P.E.: Para tratar de imaginarnos qué va a pasar en el segundo semestre y en el año 2023, entonces, tenemos que darnos cuenta, primero, que el dinero se ha venido encareciendo, pero todavía se va a volver más caro. Vamos de pasar del momento de los consumidores que fue de alguna manera ese periodo en el cual estábamos saliendo de los confinamientos y estamos recibiendo una cantidad de estímulos que estaban orientados a reactivar la economía, y esa reactivación ha pasado por gastar más, al momento de los ahorradores, es decir, en donde ya no hay tantos incentivos para consumir y para tomar créditos etcétera, sino por el contrario para esa plata que tenemos en este momento disponible, en lugar de irla a gastar en bienes o en servicios, más bien dejarla depositada en productos que hoy día están ofreciendo unas tasas de rentabilidad mucho más atractivas, y eso necesariamente nos va a llevar a una tasa de crecimiento más moderada en adelante.
SEMANA: ¿Cómo se conjuga eso con el tema político?
J.P.E.: También, debemos tener en cuenta ese rumbo que va a seguir económicamente hablando el próximo gobierno. Al respecto de eso, yo creo que hoy por hoy hay toda una cantidad de factores que nos llevan a no poder estar en capacidad de predecir qué va a pasar, porque la contienda electoral está muy cerrada, pero no importa quién llegue a la Presidencia y tome posesión en agosto, pues va a tener que entrar a hacerle cumplimiento a unas metas de déficit fiscal que van a implicar que el gobierno nacional se va a tener que apretar el cinturón en materia de gasto y eso indudablemente va a llevar a que la economía no tenga la misma dinámica. Entonces, todo esto para decir que evidentemente podemos estar expuestos a una perspectiva en la cual después de crecer, incluso de acuerdo con las cifras más recientes que tenemos por encima del 6 % en este 2022, vamos a pasar a un 2023 en donde esa tasa de crecimiento va a ser de la mitad o inclusive un poco menos de eso.
SEMANA: ¿Nos salvaremos de lo que está pasando en el mundo?
J.P.E.: De esa gran moderación que está teniendo la economía global no nos vamos a escapar. Lo que pasa es que tal vez el momento en el que va a llegar esa desaceleración va a ser un poco más adelante, porque Colombia de alguna manera también se montó a ese bus de la recuperación un poco después que otros países en el mundo.
SEMANA: ¿Podríamos como país llegar a un modelo de estanflación?
J.P.E.: Es una pregunta muy interesante. Al respecto no hay un consenso entre los economistas de exactamente qué es lo que es lo que quiere decir estanflación, en sentido estricto es la combinación de un crecimiento muy bajo o incluso un decrecimiento de la actividad productiva y simultáneamente un aumento sostenido de los precios. En la teoría económica convencional, ese mundo es muy difícil de materializarse en la medida que a mayor actividad económica normalmente lo que vemos es un incremento en los precios. Entonces, crecimiento económico y variación de precios van por lo general de la mano; sin embargo, el mundo que estamos viviendo después del covid 19 es un mundo bastante excepcional en muchos elementos y en varios de ellos, lo que nos están sugiriendo es que el crecimiento económico se vaya desacelerando, de hecho el mundo el año pasado creció 6,1 %, la OCDE para este año está pronosticando un 3%, es decir, un frenazo importante y para el 2023 un 2,75. El crecimiento que venía súper acelerado, se va a moderar de una manera muy importante, pero lo más notorio, va a pasar en materia inflacionaria donde vamos a estar por encima del 8 % en este 2022 a nivel global y en 2023 todavía muy alejados de las metas de las autoridades. De modo que esa combinación de bajo crecimiento y alta inflación, la podemos etiquetar de la manera que queramos, pero en todo caso es una situación bastante inusual para como era el mundo económicamente hablando antes de la llegada del covid 19. Y también es una combinación bastante difícil de gestionar.
SEMANA: ¿Por qué?
J.P.E.: Porque las autoridades económicas por lo general lo que tratan de procurar es que el crecimiento sea alto y la inflación sea baja y hoy por hoy está pasando justamente lo contrario. Nuestro país no puede ser de ninguna manera ajeno a ese fenómeno, porque la gran mayoría de elementos que nos trajo hasta acá, son precisamente fenómenos globales. El hecho de que las materias primas estén hoy en día mucho más costosas, la subida de la tasa de cambio que es un elemento que también hace que traigamos más inflación del resto del mundo, las señales en contra del dinero gratis, que fue el modelo que prevaleció en los años previos a la pandemia, pues, ya en la realidad actual el dinero no es gratis, es mucho más costoso y ese costo de financiamiento nos está llegando a todos, en una u otra proporción. Es muy difícil suponer que una economía como la nuestra, que es una economía pequeña y abierta a todos estos vaivenes de los fenómenos globales, pueda permanecer por un periodo muy prolongado, ajeno a esa tendencia global. A esa combinación desfavorable de crecimiento menor al que hemos venido teniendo hasta ahora y una inflación que se va a mantener por encima de la meta del Banco de la República, pues es muy posible que lleguemos a ese tipo de escenario en unos pocos meses, lo cual me da pie para decir una cosa, y es que contrario a la que uno pudiera imaginarse la incertidumbre electoral no le ha pegado digamos, a esta realidad que estamos viendo hoy en día.
SEMANA: Se adelantó al tema electoral…
J.P.E.: Creo que un poco es la percepción de la gente con respecto al entorno actual, las inquietudes de quién va a ser el ganador, pero por otro lado las decisiones económicas que yo creo que están obedeciendo hoy en día a una racionalidad y a una cantidad de criterios de decisión que no están teniendo que ver con ese resultado precisamente de las elecciones.
SEMANA: ¿Cómo está viendo esa incertidumbre electoral?
J.P.E.: Un poco es como cuando uno está viendo un partido de fútbol en el estadio en vivo, donde hay una cantidad de factores a los cuales uno está prestando atención y a veces se distrae y pasa digamos, en unos pocos segundos una cantidad de cosas, y el analista que está comentando el partido para la televisión y tiene la capacidad de discernir y de diferenciar cuál es la estrategia de un equipo y del otro, y cuándo se está equivocando o no. Traigo esta analogía a colación, simplemente para mencionar que el tema de la tasa de cambio depende también de tantos factores, que es como si uno estuviera viendo un partido de fútbol y de golpe hay un jugador corriendo por un lado, pero el del otro equipo está haciendo una jugada en contra y al final del día lo que pasa con el movimiento del dólar, pues es el reflejo de todo eso, y es muy difícil realmente separar un elemento del otro.
SEMANA: ¿Eso qué significa?
J.P.E.: A Colombia este periodo electoral le llegó en un momento en el cual la economía en el mundo está dando ese giro del dinero abundante y gratis hacia una situación en la cual los costos de financiamiento aumentan. Ya entonces, la plata no se consigue tan fácil y barata como era antes, y eso genera una cantidad de revisiones en los valores de muchos activos y también en el apetito a riesgo de los inversionistas. Y eso no lo podemos dejar de lado porque, al fin y al cabo, nuestra moneda es una moneda que está siempre abierta y es bastante sensible a todas esas variaciones que se dan en todo el mundo. Recordemos que el Banco de la República no interviene en el mercado cambiario, como de pronto sí lo hacen otros bancos centrales de América Latina. Entonces, nosotros estamos completamente abiertos a todas estas fluctuaciones del mundo, y lo que el mundo nos está diciendo es que, en ese nuevo esquema de dinero más costoso y menos abundante, el dólar está tomando fuerza frente al resto de monedas y el peso colombiano no es una excepción a esa tendencia.
SEMANA: Precisamente, ¿qué está pasando con el dólar?
J.P.E.: Todo eso lo que sugeriría es que, independientemente de la decisión política que se tome en el país, hay un movimiento mucho más estructural hacia tener un dólar más alto, en la media en que las tasas de interés en Estados Unidos sean mayores y eso incentive que todos los flujos de dinero que llegaron al resto del mundo se vayan paulatinamente para ese país. Pero además de eso, creo que la reacción inicial de los mercados después de la primera vuelta, que fue un poco de alivio y luego la subida que hemos venido teniendo en las últimas jornadas, tienen un factor muy claro y es la incertidumbre. Al principio, al tener en cuenta ya el resultado de la primera vuelta y presentarnos dos opciones muy claras, de alguna manera la incertidumbre con respecto a quién va a ser el próximo presidente se acotó, pero en los últimos días lo que hemos visto es un surgimiento de muchas preguntas con respecto a cuál es el rumbo económico de la siguiente administración, y hasta que no tengamos unas señales mucho más claras, primero de quién va a resultar elegido en el voto popular, pero segundo de qué planes tendrá cuando esté elegido, cuál va a ser el equipo económico que va a tener, cuál va a ser la orientación, cuáles van a ser también los principales proyectos y las iniciativas a nivel económico, pues, hasta que no haya claridad con respecto a todos esos temas, creo que toda esa incertidumbre no se va a disipar y el mercado entonces seguirá poniéndole presión a la cotización de nuestra moneda.
SEMANA: ¿Cuál será el rumbo que sigamos?
J.P.E.: Frente a cuál va a ser el rumbo que sigamos, yo creo que hay un elemento muy importante y muy claro y es que Colombia si lo vemos en su evolución de las últimas décadas y si nos comparamos con el resto de América Latina ha seguido una senda de progreso económico a lo largo del tiempo, y hay un ingrediente que de pronto en el mundo de hoy no se valora en su real magnitud, pero que hay que tener muy presente y es que eso ha sido en buena medida el resultado de que ha habido una gestión macroeconómica bastante coherente durante muchos gobiernos y que esta soportada en una cantidad de elementos institucionales como es la independencia del Banco de la República y la política de inflación objetivo, hablando desde lo monetario, así como la regla fiscal desde el manejo de las finanzas públicas, que dan esa predictibilidad y que también nos dan a anticipar que no importa quién gane las elecciones, se va a encontrar con un marco de actuación que ya está restablecido y que de alguna manera se vuelve también una cancha en la cual el próximo gobierno se va a tener que mover, porque cambiar ese marco implicaría sacar adelante toda una cantidad de reformas a nivel legal e incluso constitucional que no va a ser fácil lograr, por un lado, y por el otro porque también nos vamos a encontrar seguramente con una realidad y es que la confianza de los inversionistas, de los tenedores de deuda, que son quienes al final del día nos garantizan el acceso a unas fuentes de financiamiento que son necesarias para que la economía siga creciendo y para que también el gobierno nacional continúe financiando el déficit que tiene en este momento y logrando pagar su deuda, todos esos elementos están asociados justamente a que se generen esas políticas predecibles dentro del marco que acabo de describir.
SEMANA: Saquemos la bola de cristal y las expectativas que tienen frente a distintos indicadores. Desde Bancolombia, ¿cómo ven el crecimiento de Colombia en 2002 y 2023?
J.P.E.: Con base en las últimas informaciones que tenemos y jugada la mitad de 2022, para el presente año vemos con alta probabilidad un crecimiento alrededor de 6,5% y de 3% para 2023.
SEMANA: ¿Dólar?
J.P.E.: Para el dólar, la estimación que tenemos hacia final de año nos dice 3.940 pesos, y para el 2023 algo más cercano a 3.900.
SEMANA: ¿Inflación?
J.P.E.: Inflación para el cierre de este año 9% y para final del 2023, 5%.
SEMANA: ¿Tasa de interés del banco?
J.P.E.: Tasa de interés del Banco de la República 8,5 al finalizar el 2022, es decir, todavía tenemos 250 puntos básicos de incrementos adicionales en los próximos meses, y para el 2023 un 6 y medio.
SEMANA: ¿Está viendo que se pueda golpear la inversión o cree que va a tener un ritmo normal en lo que resta de este año y en el año entrante?
J.P.E.: Esa pregunta tiene varias dimensiones. Hoy por hoy el costo de financiamiento se ha venido incrementando, pero si nos comparamos con el mundo antes de la pandemia, es decir los años 2017 a 2019, de todos modos, las tasas de financiamiento que se consiguen hoy no distan tanto de las que teníamos antes de la pandemia. De modo que para muchos proyectos que tienen una vocación de largo plazo aún las condiciones de financiamiento de nuevos recursos siguen teniendo sentido. Hacia adelante se va a mantener esa situación, probablemente cuando el Banco de la República complete su ciclo de incrementos en la tasa de referencia, veremos que el costo de los nuevos fondos va a ser más alto y en ese sentido ya habrá algunas decisiones de inversión que empiecen a afectarse. Pero, eso probablemente será un factor para tener en cuenta más para el año 2023.
SEMANA: ¿Cuál es la otra dimensión?
J.P.E.: Segundo elemento que es también importante: no podemos perder de vista que durante la llegada del covid y todos esos primeros meses que fueron tan complejos, la inversión productiva tuvo una contracción muy importante y digamos, si hacemos un paralelo frente a lo que pasó en el consumo, todavía hay un espacio de crecimiento de la inversión para ponerse a tono con esos niveles que veníamos antes de la pandemia. Esto lo que en últimas implica es que todavía hay muchos sectores productivos en nuestro país, que tienen unas necesidades de inversión, que muy probablemente se pueden ver satisfechas en los meses siguientes. Hay un incentivo para seguir ensanchando capacidad productiva.
SEMANA: ¿Hay un tercer elemento?
J.P.E.: El tercer elemento, sin duda y yo creo que va a ser la clave: cuáles señales tengamos del próximo gobierno, por un lado, en cuanto a mantener ese marco y actuar en función de ese marco que ya está establecido en nuestro país de gestión macro y que da mucha predictibilidad de para dónde van las cosas, pero también algo que va a ser muy importante y es cuáles van a ser esas grandes apuestas sectoriales detrás de las cuales va a ir el país. Hay unos elementos que siguen estando ahí presentes y es la necesidad de ensanchar y fortalecer la capacidad en el sector agrícola, dadas las grandes capacidades que tiene nuestro país; la transición energética, como también una de las grandes apuestas del mundo, que para un país como el nuestro que tiene muchos recursos naturales para explotar esa transición. A eso le sumaría tal vez el elemento del turismo, ya en un mundo post covid, libre de restricciones. Entonces hay unos potenciales sectoriales donde seguramente la inversión va a ser dinámica, independientemente de cuál sea el resultado electoral, pero otros que también estarán indudablemente asociados a las grandes apuestas que el siguiente gobierno quiera tomar.
SEMANA: ¿Cuál es su reflexión final?
J.P.E.: Finalizo con una reflexión: este país si algo nos ha demostrado históricamente es que es muy resiliente, no solamente en la capacidad de poder salir delante de muchos momentos difíciles que hemos vivido en materia de seguridad, con muchas ocasiones en que nos catalogaron como un gobierno y un país fallido, y logramos darles el giro a los acontecimientos; movernos hacia una dinámica mucho más positiva. Pues también desde el punto de vista económico nos caracterizamos por ser una de las economías de América Latina que ha tenido un progreso en materia de crecimiento e ingreso más sostenidos de la región, de modo que esto es un llamado a que veamos también este momento de incertidumbre como un periodo que, creo, podemos colectivamente transitar de la mejor manera y poder resolver todas esas incógnitas que tenemos hoy de una manera constructiva. Que, de alguna forma, el árbol frente al cual estamos enfrentados hoy en día, que es el de la incertidumbre electoral, no nos haga perder el bosque de todo el inmenso potencial que tiene Colombia, y también esa capacidad de responder favorablemente ante momentos complicados que hemos tenido en el pasado.