ECONOMÍA
Reactivación económica: al ritmo de las vacunas
Las nuevas cuarentenas y la demora en la llegada de las vacunas ponen en riesgo la incipiente recuperación económica. Del ritmo que tenga la inmunización dependerá que el empleo y la producción reaccionen.
La dinámica comercial que vivió el país a finales del año pasado, en particular durante los últimos días de noviembre, hacía prever que 2021 iba a arrancar con mucha fuerza en materia de crecimiento. Pero comenzando enero se atravesó el segundo pico de la pandemia, lo que llevó a los Gobiernos regionales a imponer de nuevo restricciones a la movilidad, cuarentenas sectorizadas, pico y cédula y hasta toques de queda para que no se desbordara la infraestructura hospitalaria. Un conjunto de medidas que tiene con el pelo parado al sector productivo.
Algunos creen que desde el desayuno se sabe cómo será el almuerzo y, como consecuencia, analistas económicos, gremios y empresarios temen que el comportamiento de la economía este año siga a paso lento como en enero. Y que, como el año anterior, esté marcado por la incertidumbre.
La llegada de las vacunas, programadas para el 20 de febrero; el cumplimiento de los cronogramas de vacunación; la discusión de una nueva reforma tributaria y fiscal para buscar recursos; la época electoral que se avecina con elecciones en 2022, y una arremetida populista en la antesala de las elecciones presidenciales son algunos de los temas que tienen en vilo a los empresarios.
Por eso, algunos hablan de que 2021 será un año que a lo sumo tendrá nueve o diez meses productivos. Esta alerta la han lanzado principalmente los ramos más castigados por las restricciones debido a la pandemia: el comercio, los servicios, el turismo, así como bares y restaurantes.
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Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco –el gremio de los comerciantes–, no es muy optimista. “Vamos a hacer el peor mes de enero en los últimos 20 años, desde 1999, con graves consecuencias para el empleo (…) Y recordemos que la generación de empleo es consecuencia del crecimiento económico; si no hay crecimiento, no habrá empleo”, advierte.
Esta afirmación no solo la sustenta en el comportamiento de la economía en enero, que se caracterizó por nuevas restricciones y que según Fedesarrollo costaron entre 8,3 y 12,5 billones de pesos, así como una pérdida de más de 146.000 puestos de trabajo. Pero también hubo un efecto estadístico desfavorable: enero y febrero de 2020 fueron meses de un importante crecimiento económico, cercano al 4 por ciento.
Esos mismos meses este año estarán castigados por la pandemia, y seguramente el crecimiento del primer trimestre seguirá siendo negativo.
Sin embargo, no todos serán lamentos. En el segundo trimestre el resultado será contrario, y sin duda, el desempeño económico estará mejor que el del año pasado, cuando el país registró la peor destorcida de la economía en su historia.
Con un comportamiento más estandarizado de la economía, y a pesar de las restricciones, este año habrá un efecto rebote importante.
La pregunta es: ¿qué pasará en el segundo semestre? Varios escenarios se contemplan. Si el país ya está adaptado a la dinámica del proceso de vacunación, podrían verse meses muy favorables de crecimiento, con actividades que recuperarán su dinámica, en especial en materia de servicios. Pero si la incertidumbre se mantiene por los retrasos en la llegada de las vacunas, o no se cumplen las metas de inmunización y se presentan nuevos picos de pandemia, la desaceleración puede ser profunda.
¿Cuestión de optimismo?
La proyección que tiene el Gobierno sobre el crecimiento de la economía para este año está en 5 por ciento. Los analistas tienen distintas apuestas, que van desde el 3,5 por ciento hasta más del 4 por ciento en su gran mayoría. La principal razón para esta dispersión de cifras está en la expectativa frente a los anuncios en el mundo sobre el abastecimiento de vacunas y la fecha en que inicie efectivamente la vacunación.
Una razón para el optimismo es que cada vez son más alentadores los resultados de vacunas como las producidas en Rusia y en China, así como la de la farmacéutica Janssen, de Johnson y Johnson. Estas empiezan a enriquecer la oferta. No obstante, habrá que esperar a que las farmacéuticas cumplan los contratos de entrega y no solo se concentren en atender las compras de los países desarrollados, poniendo lejos en la fila a otros como Colombia.
El presidente de la Andi, Bruce Mac Master, insiste en que la responsabilidad de los empresarios es ser optimistas. “Ser pesimistas es muy fácil, y seguramente muy popular. Si bien ya perdimos enero, tenemos que tratar de que febrero sea muy bueno para tener 11 meses de trabajo productivo, y no diez o nueve”.
Eso sí, advierte que para el ramo productivo será crítico apoyar la vacunación, de manera que se recupere la confianza. Por eso le ha insistido al Gobierno en que se aclaren las condiciones para que el sector privado apoye la compra de vacunas en la segunda fase.
Un elemento que alienta los pronósticos para este año tiene que ver con la reacción de la oferta y la demanda de productos y servicios. Las restricciones de comienzos de año han golpeado principalmente la demanda. A esto se suma que en enero los colombianos tienen menos recursos por los gastos de final de año y la llamada cuesta de inicio de año. La cartera de consumo de los bancos está desacelerándose y no se ve subir por ahora, aunque tampoco caerá más.
Entre los factores positivos hay que mencionar las remesas, que siguen subiendo. Contra todo pronóstico tuvieron un comportamiento al alza en 2020, y eso le ayuda al consumo privado. Según Raddar, llegaron a 6.900 millones de dólares, que generaron ingresos a los hogares por 24,4 billones de pesos, casi un 15 por ciento más que en 2019, y representaron el 3,3 por ciento del gasto de los mismos. Se esperaría que se normalice el manejo de la pandemia y que la demanda vaya tomando más tracción y empiece a crecer.
Por el lado de la oferta, ha sorprendido la reacción en sectores como construcción, industria e infraestructura. Sin embargo, no deja de preocupar que las consultas previas y licencias ambientales retrasen el desarrollo de los proyectos.
Aunque no son los únicos factores que generan nerviosismo. “Me preocupa la vacuna, que no la veo masivamente sino hasta el último trimestre. El proceso de vacunación es un reto gigante, así Colombia lo sepa hacer”, asegura Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research Colombia. Ve un primer trimestre mal; un segundo trimestre muy bueno, en parte porque la base del año pasado fue muy baja; y en el tercero y cuarto prevé un crecimiento que, al final, podría llegar al 4,8 por ciento que estima su entidad.
Otro tema que inquieta es el deterioro empresarial fuerte, por cuenta de compañías que perderán su ingreso y tendrán que cerrar por las cuarentenas, así sean parciales. Eso generaría un choque que retrasaría la recuperación de los puestos de trabajo.
Todo apunta a que la restauración del empleo formal a los niveles que tenía en 2019 solo se logrará hacia septiembre de 2022. En cuanto al informal, las señales revelan que para junio de este año el país podría estar en los niveles de antes de la pandemia. “Nos va a costar mucho recuperar los empleos formales. Y eso impactará también el tema de pobreza”, advierte Téllez.
Germán Cristancho, gerente de Investigaciones Económicas de Davivienda Corredores, coincide en que las cifras de crecimiento de este año en buena medida estarán marcadas por un efecto rebote, pues 2020 tuvo diez meses entre muy malos y malos.
Pero estima que la economía está lejos de recuperarse totalmente. “Este año no habrá una actividad económica normal”, dice. No obstante, es optimista con el repunte de algunos indicadores de consumo, que reaccionarán en la medida en que se eliminen restricciones y la gente recupere la confianza con la vacunación.
Sin duda, el mejor desempeño económico en 2021 estará ligado a los avances de la vacunación. Por eso, además del optimismo, habrá que cruzar los dedos para que lleguen a tiempo las vacunas y haya disciplina en la inmunización.