REFORMA TRIBUTARIA
Reforma tributaria: los cinco grandes errores de Carrasquilla
Gremios y congresistas se quejan de que el Ministerio de Hacienda no tuvo en cuenta las opiniones o críticas que hicieron al proyecto inicial presentado por el Gobierno y que ha provocado una ola de indignación.
Tras el rechazo general de los partidos políticos, los gremios y la sociedad civil a la reforma tributaria radicada en el Congreso por el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, el Gobierno empezó a diseñar un nuevo texto con el que buscará garantizar los recursos que necesita para continuar con las ayudas sociales a los colombianos más necesitados y al tiempo le servirán para reducir el abultado déficit de las finanzas públicas, que se disparó por la pandemia.
Escuche aquí los cinco errores de Carrasquilla
La reforma planteada por el ministro aspiraba recaudar inicialmente algo más de 30 billones de pesos (casi 3 % del Producto Interno Bruto), pero la realidad del país ya le confirmó que posiblemente logrará recaudar cerca de la mitad.
En el ejercicio de crear un texto a partir de consensos con otros sectores políticos y sociales, el gobierno no parte de ceros, porque ya hay varias propuestas sobre la mesa -más realistas-, y tendrá que revisar bien cuáles fueron los errores para evitar que el nuevo proyecto corra con la misma suerte. Estos son algunos de los descaches que hicieron que el proyecto de Carrasquilla no tuviera éxito.
Lo más leído
Una lectura errónea del momento político y social que vive Colombia
Plantear una reforma que esculcaba en los bolsillos de los colombianos 30 billones de pesos cuando la pandemia ha golpeado a todos, y aún no termina, es un despropósito, por decir lo menos. Así se lo advirtieron los dirigentes gremiales el martes 23 de marzo, luego de escuchar la presentación que el ministro Carrasquilla hizo de la tributaria.
Este nivel de ambición no lo había registrado ninguna de las anteriores reformas. De hecho, en un foro de Uniandina, el exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry aseguró que históricamente la tributaria más ambiciosa fue la que tuvo que manejar Juan Manuel Santos en su primer gobierno, que iba por 1,6 % del PIB (Producto Interno Bruto) en ese momento. La planteada por Carrasquilla buscaba un 3 % del PIB, es decir, casi el doble de la anterior y en un momento mucho más complejo.
Tras las marchas populares de esta semana, el ministro de Hacienda tuvo que retroceder y ya se habla de un recaudo entre 18 y 20 billones de pesos. Esta cifra, sin embargo, todavía tendrá que ser ‘peluqueada’ en el Congreso y todo indica que en el mejor de los casos se recogerán 15 billones de pesos, porque ‘el paro no está para cucharas’.
Esta cifra es el ‘mínimo requerido’, ya que permitiría financiar 10 billones de pesos de déficit fiscal, y los cinco billones de pesos restantes irían a gasto social con el fin de mantener los subsidios a los colombianos más vulnerables.
Faltó tacto político
La decisión de presentarle la propuesta a un grupo de congresistas de ciertos partidos políticos cayó muy mal en otras bancadas. Incluso, quienes asistieron se quejaron de que la información que les suministraron no fue completa.
Muchas inquietudes quedaron sin responder en las reuniones organizadas por el equipo de Carrasquilla. Los congresistas se quejaron de que Hacienda hubiera comenzado a socializar la reforma con los empresarios y los hubiera dejado en segundo plano. A su vez, los líderes del sector empresarial se quejaron de que no tuvieron en cuenta sus comentarios y los mandaron “a presentarlos al Congreso”.
El propio líder de la bancada de Gobierno, el expresidente Álvaro Uribe, reconoció el manejo desacertado del Congreso y se quejó de que sus recomendaciones no fueran escuchadas en Hacienda.
Luego de la crisis de los últimos días, la bancada de Gobierno ha tratado de concertar con todos los demás partidos los temas centrales para descartar aquellos puntos que generaron discordia.
El trabajo político que debía desplegar el Gobierno para lograr los consensos frente a la iniciativa lo ha tenido que desarrollar en conjunto con sus congresistas más cercanos. Esto puede salirle bien al Ejecutivo, pero al final le termina quitando legitimidad y le provoca un desgaste enorme.
Seguir la cartilla al pie de la letra
Escuchar solo la opinión de tecnócratas y seguir las reglas de la cartilla económica, sin tener en cuenta el contexto social, fue otro error serio. Esto evitó que el equipo de Hacienda se diera cuenta, a tiempo, de que su ambiciosa reforma no era viable.
En la presentación a los gremios, algunos dirigentes levantaron la mano al señalar que varias de las nuevas normas resultarían muy gravosas o que afectarían la demanda, en un momento en que la reactivación es clave. A muchos les preocupaba el impacto que esta reforma podría tener sobre el consumo de los colombianos y por ende, en la reactivación del país. Estos comentarios, sin embargo, no se tuvieron en cuenta.
En los círculos empresariales reconocen que el ministro es un gran técnico, pero aseguran que “se le olvida que la economía es una ciencia social y al final las herramientas técnicas solo sirven para presagiar qué va a hacer la gente”.
Falta de contacto con la realidad
El cuarto error fue la falta de conexión con la realidad y con quienes pudieron ayudarle en la construcción de una reforma más sensata. Buscando una reforma perfecta, y quizás para evitar que se filtrara a los medios, el equipo de Hacienda se concentró en el proyecto sin atender a quienes terminarían afectados. Un dirigente gremial se quejó porque “no hemos logrado que nos atienda ni una sola vez el ministro Carrasquilla”.
Un senador de la República aseguró que desde enero planteó en Hacienda la necesidad de comenzar a estudiar el texto de la reforma y le respondieron con ‘cajas destempladas’. El expresidente César Gaviria ha sido el mayor crítico: esta semana se fue lanza en ristre contra el ministro, al señalar que ha hecho “oídos sordos” frente a las recomendaciones de quienes le pidieron hacer cambios.
No aceptar los salvavidas que le enviaron
Antes de que se presentara la reforma, en círculos políticos y sociales se insistía en que la nueva reforma tributaria debía ser moderada. Las condiciones que muestra la economía colombiana así lo aconsejaban. Por eso, cuando comenzó la socialización del proyecto de Carrasquilla, muchos no ocultaron su preocupación y trataron de lanzarle salvavidas al gobierno.
El primero se lo lanzó la Andi, que presentó una propuesta alternativa para recaudar 15,3 billones de pesos sin hacer cambios en el IVA ni ampliar la base gravable de personas naturales. Se trató de una propuesta más moderada frente a la que proponía Hacienda. Aunque el Gobierno retrasó unos días la radicación de la tributaria y los empresarios esperaban que parte de su propuesta se reflejara en el texto radicado en el Congreso, eso no ocurrió.
De hecho, la iniciativa de la Andi se lanzó ante el peligro político y social que anticipaba el gremio. Pero al no ser tenida en cuenta, no tuvo chance de ser analizada por los partidos, que tienen de manera legítima la función de ejercer los pesos y contrapesos, y evitarle un impacto negativo al país y, sobre todo, a la clase media.
También el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, en sus columnas en el diario El Tiempo, lanzó críticas a varias de las propuestas de Carrasquilla, que en el gobierno no cayeron bien. Sin embargo, en círculos económicos y políticos consideraban que estos reclamos podrían quedar incorporados en el texto final. Pero no fue así.
Tras la protesta social de estos días, el equipo de Hacienda pudo comprobar la importancia de analizar las propuestas alternativas. Por eso, esta misma semana, y ante la amenaza de algunos partidos que en el pasado fueron aliados, comenzó el análisis de todas las iniciativas planteadas.
En este grupo están la presentada por la Andi, cuyo texto central fue recogido en una proposición alternativa que trabaja el Centro Democrático; las de Anif y Fedesarrollo, e incluso la presentada por el Partido Verde, que estudia el equipo de Hacienda.
¿Podrá Carrasquilla seguir liderando la economía después de haber perdido piso político? Esa es una de las preguntas claves que se resolverán en las próximas semanas. Mientras tanto, el equipo de Hacienda tendrá que concentrarse y trabajar duro para concertar, en el nuevo texto, las normas realistas que permitan recoger el recaudo que necesita el país para enfrentar esta dura crisis.