Rudolf Hommes advierte amenaza de entrar en la ‘moda retro’ del control cambiario y el mercado negro

Sin pelos en la legua, el economista y exministro de Hacienda, Rudolf Hommes, volvió a lanzar su dardo contra el gobierno de Gustavo Petro, pese a ser uno de los que le dio su respaldo.

Tal como lo ha reiterado, no dejará de ser crítico cuando ve que la están embarrando. Este miércoles, a través de su cuenta de twitter, Hommes se refirió a la amenaza de entrar en lo que llamó ‘moda retro’.

La advertencia la hizo en el contexto de la polémica que se generó en este 5 de octubre, luego de que el Dane diera a conocer la elevada tasa de inflación a la que llegó el país a septiembre (11,44 %), tras lo cual, el presidente de la República se pronunció sobre las medidas de política monetaria que viene aplicando el Banco de la República con las tasas de interés.

Desde la perspectiva del mandatario e los colombianos, el incremento en las tasas de interés de referencia no ha servido hasta ahora para controlar la inflación, mientras que sí “trasladará la recesión mundial a la economía colombiana”, a través del freno al crecimiento y al empleo.

Fue así como Hommes sacó su trino y, en tres líneas, retomó varias décadas de la historia económica de Colombia, cuando se aplicaron medidas cambiarias y después cuando se retiraron.

“Todo lo que se ha conseguido desde que derogamos el control de cambios amenaza ahora con volverse ‘moda retro’: control de cambio; crédito dirigido o no recuperado; prohibición de importaciones; mercado negro. Solamente hace falta la junta monetaria haciendo el papel del Banco de la República”, dijo, y esta es la traducción de su mensaje.

¿Qué quiso decir?

En el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, en 1966, luego de asumir la Presidencia, tuvo que enfrentar un fuerte deterioro en la balanza de pagos del país; por lo cual, se diseñó el Estatuto Cambiario, que estableció un sistema integral de control de los cambios internacionales de divisas (Se aplica para defender y proteger el valor de la moneda de un país).

Según recuerda Carlos Caballero Argáez en un ensayo sobre el tema, “en los primeros meses del período presidencial, se puso en vigencia el más estricto sistema de control de las importaciones. Simultáneamente, se suspendieron las operaciones en el mercado libre de divisas y se estableció el control de cambios”.

Todo por el dólar y el comercio exterior

La medida implicaba “unificar el precio de la divisa y poner en práctica un sistema de tasa de cambio programada, que permitía ajustes diarios del precio del dólar, con el fin de cubrir el diferencial entre la inflación colombiana y la de los socios comerciales del país. De esta manera, se mantenía, en términos reales, el nivel de la tasa de cambio y, tanto importadores como exportadores contaban con un horizonte predecible”.

Esas medidas se eliminaron en el 91, con la nueva Constitución, poniendo fin así a una economía cerrada y dejando que el mercado mismo fijara el tipo de cambio a partir de la oferta y demanda; y es a lo que ahora se refiere Hommes.

El exministro y economista mencionó también al crédito dirigido y no recuperado, lo que lleva a recordar el momento (hace más de un siglo) en el que se creó el sistema de Banca central independiente (el Banco de la República), para sacar del escenario todo el despelote que había antes, cuando existía una junta monetaria en la que todo el mundo metía mano, convirtiendo así al que debía ser el órgano rector de la política monetaria, en un enorme grupo de participantes de toda índole; principalmente, políticos que tomaban decisiones a su acomodo, entre ellas, la de borrarse los créditos. En ese punto, el mensaje de Hommes dice que, en medio de toda la amenaza de volver a la ‘moda retro’, no ha aparecido la idea de una junta monetaria para hacer el papel del BanRepública.

Sobre la prohibición de las importaciones, fue algo que también salió del escenario en Colombia, con la famosa apertura económica aplicada desde el gobierno de Cesar Gaviria.

Así que el exministro se refiere al cuidado que hay que tener para no entrar en ‘la moda retro’.