Laboral
Salario mínimo: ¿cuánto tiempo les durará el ingreso adicional a los trabajadores?
La cascada de incrementos que arrastra el ajuste salarial de 10,07 % termina sacando del bolsillo de los trabajadores el ingreso adicional. ¿Cómo corregir esa situación?
El salario mínimo en Colombia, en el componente básico, llegó al anhelado millón de pesos que aclamaban los sindicatos desde hacía al menos tres años. Pero ¿cuánto durará ese ingreso adicional, en medio de una inflación con tendencia al alza? Sobre todo si se tiene en cuenta que el incremento del sueldo básico amenaza con una mayor escalada del costo de vida.
El aumento de 10,07 por ciento logrado por acuerdo en la mesa de negociación de la política salarial equivale a una remuneración total de 1.117.172 pesos, incluyendo el auxilio de transporte. Aunque el incremento fue catalogado por el presidente Iván Duque como un hecho histórico, pues en términos reales sería el más importante en casi 50 años, hay varias circunstancias alrededor de la sonada decisión que podrían ir en contravía de uno de los fines del ajuste: evitar que el trabajador pierda poder adquisitivo.
Precisamente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que los salarios mínimos se establecen con la finalidad de proteger a los trabajadores contra el riesgo de una remuneración indebidamente baja frente al aumento del costo de vida. No obstante, para el logro de esa protección parece no ser suficiente la fórmula que se usa cada año: subir una cifra compuesta por la productividad, que en 2020 fue de 1,19 por ciento, y la inflación esperada al cierre del año, que es de 5,3 por ciento. Eso da una cifra de 6,49 por ciento, lo que implica una ganancia de 3,58 puntos porcentuales si se tiene en cuenta que el salario mínimo subirá 10,07 por ciento.
El lío es que existen otras variables que pueden sacar esa ganancia extra rápidamente del bolsillo de los ciudadanos. Por ejemplo, la indexación del salario mínimo a costos como la salud. Pese a que el ministro del Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, dijo que se identificarán los costos que están amarrados al alza del mínimo y que no tienen fuerza de ley, de manera que se puedan realizar con otra herramienta –como la Unidad de Valor Tributario, UVT–, por ahora es complejo evitar el arrastre.
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Incrementos a granel
Tan pronto como empieza el año y entra en vigencia el incremento del mínimo, los ciudadanos comienzan a sentir que la plata adicional se esfuma por la cascada de incrementos que se suscitan. Si sube el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat) y los comparendos por infracciones, el sector transporte experimenta una variación en el costo de operación.
En muchos casos, el efecto termina llegando al final de la cadena, que es el consumidor. Sucede, por ejemplo, con las tarifas de administración de las propiedades horizontales, que se elevan al mismo ritmo del alza en el salario mínimo, pues al personal que presta los servicios de seguridad y de aseo hay que subirles el sueldo, que en general es el salario mínimo.
El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, llamó la atención sobre el riesgo que tienen los aumentos del salario mínimo muy por encima de la inflación y la productividad laboral, que “también generan indexación”. Expresó que “en sectores con márgenes bajos o baja productividad, a las empresas no les queda otra alternativa sino trasladar esos mayores costos salariales al consumidor a través de un aumento en el precio del bien final”.
La ola termina llevándose por delante todo lo que encuentra a su paso. Por eso, aumenta el salario y se aviva el riesgo inflacionario. Tanto es así que Daniel Velandia, director económico de Credicorp Capital, estima que el porcentaje incrementado al salario mínimo podría agregar entre 0,5 y 1 por ciento a la inflación esperada en 2022.
Los boquetes que se abren para que el trabajador finalmente pierda el incremento son muchos. Tan pronto como se dio a conocer el alza en el salario mínimo que regirá para el próximo año, la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas mencionó la necesidad de que el Gobierno fije un aumento de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), con la que se cubre el costo de atención en salud para cada persona afiliada al sistema, en al menos un 7 u 8 por ciento, de manera que los hospitales y clínicas puedan hacer el incremento salarial al personal de la salud sin que sean ellos los que salgan sacrificados al asumir el mayor gasto.
Costo-beneficio
El debate sobre el incremento en el salario mínimo no se acaba con la decisión de la mesa de negociación salarial, que este año se dio por acuerdo, algo que no sucedía desde 2018. Algunos analistas económicos, como David Pérez-Reyna, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, estiman que la decisión del incremento en 10,07 por ciento “puede tener un componente de economía política unido al descontento social que se vio este año”. En consecuencia, esa alza “puede dar una señal positiva para los ciudadanos, sobre todo en época electoral”.
Pero el consenso entre las opiniones es que sigue vigente el error craso de indexar precios al salario. Mario Valencia, de Conexión Análisis, expresa que, “si se supone que estamos en una economía de mercado, resulta inadecuado amarrar el salario mínimo a otros precios. El Gobierno debería velar porque no se pierda poder adquisitivo, y, en ese contexto, tendría más sentido indexar costos a tasas de interés, por ejemplo. En Colombia, todos los años hay un gran debate por la tasa de crecimiento del salario mínimo, que ganan muy pocas personas, pero nadie, ni siquiera los empresarios, debate sobre la tasa de interés que fija unilateralmente el Banco de la República”.
La decisión del incremento en el salario mínimo se celebra con bombos y platillos, pese a que la cobertura directa que logra en el mercado laboral colombiano no es tan amplia, pues solo 18,1 por ciento de la población ocupada recibe un ingreso entre 0,9 y 1,1 salario mínimo. En cifras netas, el Ministerio del Trabajo estima que serían unos 2,2 millones de trabajadores dependientes los beneficiados con el incremento, ya que en el país, aun cuando 64,2 por ciento de los ocupados reciben hasta 1,1 salario mínimo o menos, 47,9 por ciento está en la informalidad, con un ingreso inestable.
Ese universo de trabajadores formales es el que se defiende en una negociación del salario. Francisco Maltés, presidente de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), argumentó que “los hogares que ganan el salario mínimo gastan cerca del 40 por ciento en alimentos. Entonces, si miramos la propuesta del 10 por ciento frente al 15 por ciento que subieron los alimentos, es claro que no compensa”.
Para el director de Fedesarrollo, entre tanto, “cuando el crecimiento salarial está muy por encima de la productividad laboral, continúa ampliándose la brecha entre los 10 millones de ocupados que ganan menos de un salario mínimo y el resto de ocupados. Ese es el balance que se debe tener en cuenta en esta discusión”.
¿Cómo desindexar el salario?
Por el lado del Gobierno, Alejandra Botero Barco, directora de Planeación Nacional, respondió un par de preguntas en SEMANA.
SEMANA ¿Qué camino seguiría el gobierno para desblindar costos indexados al incremento en el salario mínimo y garantizar así que la población no se empobrezca cada año pese a los aumentos?
Alejandra Botero. El presidente de la República señaló que “se hace historia porque se está logrando el mayor aumento real del salario mínimo en casi 50 años. Se hace historia porque se llega a un salario mínimo de $1 millón, cumpliendo una promesa de campaña, cumpliendo un anhelo de los trabajadores por décadas, pero, también, cumpliendo con una agenda de solidaridad y de generosidad que quiero reconocerle a los empresarios, emprendedores e industriales de nuestro país”.
De esta forma, no es una respuesta fácil decir que se viene una indexación debido a este aumento, por cuanto este logro está basado en un acuerdo unánime entre trabajadores, empresarios y emprendedores o pequeños empresarios, y el Gobierno.
Acá todos haremos un esfuerzo porque estos aumentos no se trasladen de manera automática a los precios finales al consumidor. Por parte del Gobierno, el presidente dio la orden de que muchos de los contratos que estaban indexados al salario mínimo sean convertidos en UVT, ello se hará por vía decreto o resolución. De esta manera se alivian algunas de las posibles alzas en los precios de los servicios regulados. El sector empresarial ha venido haciendo grandes esfuerzos para evitar que las alzas en muchos de los insumos se trasladen directamente a la inflación.
De otro lado, hay muchas presiones inflacionarias que no solo están afectando el desempeño de la economía, sino también el ingreso de los trabajadores y sus familias. Este aumento también es una compensación a estos ingresos, con el fin de lograr equidad y compromisos entre empresarios y trabajadores.
SEMANA. Países como China han demostrado que incrementos en los salarios constituyen un estímulo para subir la productividad laboral y, por esa vía, la de todos los factores. En Colombia se sigue insistiendo en que los salarios son altos y la productividad baja. Es decir, el meollo del asunto está en qué debe ser primero. ¿Qué camino se debería seguir en los próximos años en ese sentido?
Alejandra Botero. Es una pregunta compleja porque hay muchas respuestas dependiendo del sector, de la tecnología y del momento del ciclo de la economía. No es lo mismo la manera de producir de una gran empresa, los incentivos que ella implementa para sus trabajadores, los procesos que ella adopta para aumentar la productividad y que tiene como compensar estos costos debido a la escala de producción, que una empresa Pyme o pequeña, donde la tecnología es menos avanzada, lo costos de personal pesan más y hay poca facilidad de mitigarlos, dado que otros factores tienen un peso importante. Esto es aún más complejo en el sector informal, donde el capital es muy pequeño.
Lo que hemos hecho está vez es cumplir con el anhelo de los trabajadores por décadas, pero, también, cumpliendo con una agenda de solidaridad y de generosidad en vista de que estamos saliendo de una de las crisis más agudas de la historia. Este incremento salarial va a tener un impacto importante en el bolsillo de los colombianos, permitiendo compensar las pérdidas que tuvieron en 2020 y parte de 2021, cuando muchos no pudieron trabajar de manera normal y, por ende, es necesario aumentar su capacidad de compra en el año que viene.
En esta coyuntura, cuando la economía aún se encuentra por debajo de su nivel potencial y la pobreza todavía está en niveles superiores a los que se registraban antes de la pandemia. Este aumento, con seguridad, permitirá estimular la demanda por bienes y servicios por parte de las familias más pobres, teniendo en cuenta que es una coyuntura en donde aún es necesario que ellas tengan más ingresos, tal como nos ha enseñado la historia en las crisis pasadas.