Inflación
¿Se volvió un lujo comer carne en Colombia?
Los elevados precios de este producto han obligado a la gente a cambiar sus hábitos de consumo.
El aumento de precios en el país es sin duda un tema que tiene contra las cuerdas a la economía nacional, no solo a nivel macro, sino también en lo que concierne a la economía de bolsillo, puesto que los hogares están teniendo que hacer cada vez más piruetas para lograr que el dinero alcance a fin de mes, modificando sus hábitos de consumo y priorizando lo más importante, mientras que todo se pone más caro y la gente se pregunta cuándo empezará a ceder este indicador.
Un primer dato a tener en cuenta en todo esto tiene que ver con los resultados del Índice de Precios al Consumidor entregados por el Dane para el mes de enero, según los cuales, solamente en el comienzo del 20233, la inflación fue del 1,78 %, que está arriba de lo proyectado por los analistas, quienes, según la encuesta mensual de expectativas del Banco de la República, esperaban una variación del 1,61 %. De otra parte, la inflación de los últimos 12 meses quedó en 13,25 %, mientras que hace un año fue del 6,94 %.
De acuerdo con el informe del Dane, cinco sectores se ubicaron por encima del promedio nacional: Transporte (3,98 %), Restaurantes y hoteles (3,11 %), Alimentos y bebidas no alcohólicas (2,46 %), Muebles, artículos para el hogar y para la conservación ordinaria del hogar (2,29 %) y, por último, Bienes y servicios diversos (1,92 %).
Ahora bien, en lo que respecta a los alimentos, esta autoridad estadística destaca que no ceden en su escalada alcista y por el contrario se ponen cada vez más caros, siendo la carne de res y sus derivados la que más está presionando esta subida que tiene cada vez más preocupados a los hogares colombianos, por los impactos negativos que está generando sobre sus bolsillos, que ya están cerca de reventar.
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“En enero de 2023, en comparación con enero de 2022, la variación anual de las subclases que más aportaron al índice total fueron: comidas en establecimientos de servicio a la mesa y autoservicio, (19,75%), electricidad (20,95%), vehículo particular nuevo o usado (22,89%), arriendo imputado (3,81%), transporte urbano (10,47%), arroz (53,03%), carne de res y derivados (18,25%), comidas preparadas fuera del hogar para consumo inmediato (21,29%), leche (35,98%) y productos de limpieza y mantenimiento (33,84%)”, dijo el Dane.
Así las cosas, únicamente en el caso de la carne de res, actualmente la gente en el país está pagando un 18,25 % más que hace un año. Esto ha hecho que muchos dejen de comprarla y opten por alternativas más económicas como el huevo o el pollo y hasta los pescados en algunas regiones, puesto que este producto está cada vez más cerca de convertirse en un lujo y poco a poco ha ido desapareciendo de la mesa en los sectores populares en las diferentes ciudades.
“Para las carnes y pescados, en enero de 2023 comparado con diciembre de 2022, se incrementaron las cotizaciones mayoristas de algunos cortes de carne de cerdo, como la costilla y el pernil sin hueso, y de res, como la bola de pierna, la sobrebarriga y el lomo fino. Aumentó el precio mayorista de la costilla de cerdo ante la menor disponibilidad de cerdos en pie en Córdoba y Antioquia. Esta situación se registró en 21 de los 26 mercados donde se negoció. En Cali, el kilo se transó a $19,805, allí se presentó el alza más significativa con 6,23 % en comparación con diciembre”, se puede leer en el más reciente reporte del Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario (Sipsa).
¿Qué está pasando con la carne de res?
Frente a las posibles causas para que esto se esté registrando, no hay que olvidar Fedegán, que es el gremio de los ganaderos, expidió un comunicado en el que señala directamente a “intermediarios ociosos” de estar generando el aumento en el precio de la carne.
“Mientras que en Colombia 56 centavos del peso que un consumidor paga por la carne van para el ganadero, en Brasil esa proporción es de 81 centavos. ¿Esto qué quiere decir? Que alguien se queda con la diferencia que son 25 centavos del peso, sin haber agregado ningún valor a la cadena productiva”, dijo José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán.
La teoría del presidente Gustavo Petro es diferente. Según él, el aumento de los precios de la carne obedece a que los frigoríficos se apoderaron del mercado de producción de carne y para muchos municipios que hoy en día no tienen la posibilidad de matar el ganado en su territorio es muy costoso llevarse al animal hasta algún matadero autorizado, para después devolverlo hecho carne.
Por eso pidió al Invima, que actualmente vigila 348 plantas de beneficio animal, que se evalúe la posibilidad de habilitar a los municipios para que tengan sus propios mataderos y así puedan realizar los sacrificios necesarios para alimentar a su población y de esa manera bajaría el precio.
Sin embargo, la teoría de la Asociación Colombiana de Frigoríficos es completamente distinta. Para ellos la especulación ha disparado los precios, pues muchos de ellos están optando por venderles sus animales en pie a exportadores que se los llevan a Oriente Medio, aun sin cumplir con el peso de consumo, para terminar de engordarlos y exportar su carne.
“El precio que están pagando o con el que están especulando los exportadores de ganado en pie es mucho más alto que el que pueden pagar comercializadores en Colombia, y eso los obligó a ofrecer más dinero por cada cabeza de ganado. Ese aumento en el precio se le traduce después al consumidor final”, dijo Álvaro Urrea, presidente de la Asociación Colombiana de Frigoríficos.