Economía
Una carrera contrarreloj en Estados Unidos, demócratas y republicanos se reúnen para evitar el impago de la deuda
Los republicanos le exigen a Biden que recorte gastos.
Mientras el reloj avanza hacia un posible default en Estados Unidos, los negociadores del presidente demócrata, Joe Biden, y los republicanos intentan impedirlo este martes 23 de mayo con un acuerdo presupuestal.
Los negociadores de la Casa Blanca y del presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, planean proseguir para intentar llegar a un acuerdo luego de la entrevista del lunes entre sus respectivos líderes.
Biden y McCarthy calificaron su reunión en la Casa Blanca de “productiva” y aunque no generó una concertación, al menos les permitió fijar sus respectivos límites. En nueve días, Estados Unidos corre el riesgo de encontrarse en la inédita situación de no poder honrar sus deudas; una situación peligrosa para la primera potencia mundial.
Si el Congreso no eleva para entonces la capacidad del Gobierno de endeudarse, Biden podría quedarse imposibilitado de pagar a funcionarios, abonar prestaciones sociales y reembolsar a algunos acreedores.
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Esa insolvencia de Estados Unidos tendría efectos en la economía mundial. Generaría pánico y recesión que se extenderían a la economía global, según analistas. Para aumentar el poder de endeudamiento, actualmente de más de 31 billones de dólares, los republicanos le exigen a Biden que recorte gastos.
Los demócratas están dispuestos a moderar los gastos pero no se ponen de acuerdo con los republicanos en cómo hacerlo.
La Casa Blanca quisiera gravar a los más ricos y a las mayores empresas, con impuestos más altos, sin tocar las prestaciones sociales ni los grandes proyectos de inversión del presidente. En resumen, aumentar los ingresos del gobierno federal.
Los republicanos, en cambio, prefieren recortar el gasto público.
El compromiso, según la prensa estadounidense, podría encontrarse en algunas partidas presupuestarias específicas, en una reasignación de los fondos destinados a combatir al covid-19 y en una congelación de determinados gastos, cuya duración es objeto de un agrio debate.
El tiempo apremia, especialmente porque no se trata solo de que Biden y McCarthy lleguen a un acuerdo entre ellos. Como dijo Biden, ambos tendrán que “vender” el acuerdo a sus respectivos partidos, para que lo aprueben en las dos cámaras del Congreso.
Los demócratas controlan el Senado por un estrecho margen y los republicanos son mayoría en la Cámara de Representantes.
Senadores demócratas considerados del ala progresista y legisladores republicanos alineados con Donald Trump, ya demandaron máxima firmeza a sus respectivos líderes. Un default de Estados Unidos podría cambiar el tono de la campaña hacia las elecciones presidenciales del año próximo.
Biden, que a sus 80 años aspira a la reelección, lucha por ganar votos con promesas de prosperidad y justicia social. Una recesión hundiría su ya debilitado índice de aprobación. Su antecesor Trump, favorito en las primarias republicanas, pide a los suyos que no se “plieguen” a la Casa Blanca en la cuestión de la deuda.
Sombra de Trump
En tanto, la sombra de Donald Trump se posa sobre las negociaciones. El expresidente republicano, quien mantiene fuerte influencia, instó a su partido el 10 de mayo a negarse a elevar el límite de la deuda, lo que desataría el impago, si los demócratas no acuerdan recortar gastos.
El domingo, la portavoz de la Casa Blanca, Marine Jan-Pierre, deploró las “reivindicaciones partidistas extremas” propuestas por los conservadores. McCarthy, por su parte, acusó al “ala izquierdista del partido demócrata” de estar “a sus órdenes”.
Si los desacuerdos persisten, a Biden le queda un recurso: invocar la 14a Enmienda de la Constitución estadounidense, que estipula que “la validez de la deuda pública de Estados Unidos, autorizada por ley, (...) no debe ser cuestionada”.
Con información de la agencia AFP.