Economía
¿Una guerra económica o militar?
Rusia se enfrenta a un momento crítico en sus números y las sanciones económicas parecen comenzar a hacerle contrapeso a los ataques. ¿Será posible frenar a Putin?
En el intento por frenar en seco a Rusia, países como Estados Unidos, Canadá y miembros de la Unión Europea han impuesto un robusto paquete de sanciones económicas con el objetivo primordial de que los números se derrumben y se detenga la invasión a Ucrania.
Las movidas estratégicas parecen no aquietar a Moscú, pero el pueblo ruso ya siente el peso en los bolsillos por el evidente encarecimiento del costo de vida y la incertidumbre de una economía que tambalea sobre la cuerda floja.
Los países han decidido enviar una señal clara al presidente Vladimir Putin: en el mundo la interconexión actúa como un efecto dominó y las estrategias utilizadas en la Segunda Guerra Mundial han quedado obsoletas.
¡Adiós Swift!
Uno de los grandes batazos lo propinó Europa y Estados Unidos, sacando a varios bancos rusos de la red Swift.
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“Nos comprometemos a asegurar que determinados bancos de Rusia son sacados del sistema de mensajes Swift. Esto garantizará que estos bancos quedan desconectados del sistema financiero internacional y alteran su capacidad para operar globalmente”, señaló un comunicado difundido la Casa Blanca y suscrito por Canadá y Reino Unido
Swift, por sus siglas en inglés, es el acrónimo para Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales. Se trata de una red que tiene como propósito el envío de mensajería entre instituciones bancarias, en donde confluye información compuesta por transacciones y otro tipo de operaciones internacionales.
Dicho sistema conecta a un gran número de entidades financieras alrededor del planeta; una red que está activa las 24 horas del día y que durante 2021 registró más de 42 millones de operaciones diarias.
Rusia ha quedado con los brazos cruzados; está bloqueado. No puede realizar transacciones financieras internacionales y esto ha comenzado a afectar sus exportaciones e importaciones.
“Rusia ya no podría hacer ni saber si sus transacciones fueron realizadas. Ahora el país debe comenzar a buscar otros mecanismos para verificarlas o realizaras; no obstante, esto no genera un verdadero respaldo. Por fuera del sistema, ya no podría hacer pagos ni cobros internacionales, los cuales en el día a día casi el 100 % de estas transacciones ocurren por medio de Swift” explicó a SEMANA el economista Julián Gómez.
Además, agregó que dicha situación generaría una paralización casi que total de transferencias bancarias internacionales de Rusia. “Por ejemplo, dejaría de percibir los ingresos derivados de uno de sus principales motores económicos, como lo es la exportación de petróleo y gas, lo que entorpecería todos sus procesos financieros y contables”, afirmó.
Pero el Kremlin se había preparado para cualquier escenario y ya contaba con un plan B. Desde 2014, el Banco Central ruso desarrolló el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS).
Sin embargo, los golpes económicos han sido inminentes, pues a pesar de los esfuerzos gubernamentales por robustecer este sistema, no le llega ni a los talones a Swift. Grandes bancos rusos ni siquiera hacen parte de esta red y solo el 20 % de las transferencias bancarias rusas se realizan por medio de SPFS.
El jaque de la Unión Europea
La Unión Europea ha actuado con rapidez para intentar ahogar a la economía rusa. Las sanciones vienen desde prohibiciones de exportaciones e importaciones con Crimea y Sebastopol, restricciones al comercio y a la inversión, hasta el freno en el acceso a los mercados de capitales primarios y secundarios de la UE, la congelación de activos y la participación en negocios o acciones internacionales.
Por ejemplo, el primer ministro británico, Boris Johnson, había anunciado la imposición de sanciones económicas contra cinco bancos rusos y tres individuos que cuentan con una “gran riqueza”. Además, la ministra británica de Asuntos Exteriores, Liz Truss, se refirió a una nueva legislación para congelar en su totalidad los activos de bancos rusos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que los paquetes de sanciones pretenden “acabar con el crecimiento de Rusia, incrementar sus costes de financiación, aumentar la inflación e intensificar la salida de capitales”. Además, afirmó que quieren cortar de raíz el acceso ruso a tecnologías y softwares de donde la élite rusa obtiene gran parte de sus beneficios.
También confirmó que se están cerrando los espacios aéreos de la Unión Europea a los rusos. “Estamos cerrando el espacio aéreo de la UE a los rusos. Vamos a proponer la prohibición para todas las aeronaves de propiedad rusa, registrados en Rusia o controlados por Rusia”.
Suiza rompe su neutralidad
Suiza actúo como nunca antes se ha visto en su historia. Ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial había tomado partido en el conflicto a pesar de que sus países fronterizos eran campos de batalla.
Este lunes, el Gobierno de ese país anunció que se suma a las sanciones adoptadas por la Unión Europea, demostrando su claro apoyo al pueblo de Ucrania.
Suiza suspendió los trámites de visado a los ciudadanos rusos, que se habían fortalecido tras un acuerdo con ese país desde 2009. Además, se una a la prohibición del espacio aéreo y emitió prohibiciones de ingreso a personas que tiene una relación estrecha con Vladimir Putin.
El tatequieto de Norteamérica
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, continúa velando por una salida diplomática al conflicto en Ucrania. Sin embargo, impuso un fuerte paquete de sanciones a Moscú en donde el sector financiero fue golpeado severamente al decretarse un bloqueo contra el VEB, la institución rusa de desarrollo económico y el PSB, que forma parte del sector de Defensa.
Además, Biden prohibió la operación con el Banco Central ruso y ordenó la congelación todos los activos en dólares de esta entidad. Esto le genera un bloqueo que le impide al Banco acceder a las reservas mundiales de dólares.
Por su parte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció el veto de las importaciones de petróleo ruso, argumentando que los ingresos de esa industria han ayudado a apuntalar al presidente Vladimir Putin y a los oligarcas rusos para hacer la guerra contra Ucrania.
Las graves consecuencias
El rublo se hundió con una caída histórica del 30 % frente al euro y el dólar, situación que no se registraba desde 1993. Las bolsas no operaron y los ciudadanos están en una corrida pues temen que sus ahorros se evaporen; las filas para retirar dinero de los bancos parecen interminables.
Los bancos comienzan a temer que, ante la inminente retirada de dinero, entren en un riesgo financiero que los lleve a la quiebra. El problema se acrecentar al no tener apoyo económico internacional y que la posibilidad de solicitar préstamos sea nula.
Los sistemas de pagos de Google y Apple han quedado obsoletos para el vasto país que se prevé será golpeado por la inflación. Y es que en el intento de frenar lo que se avecina, las tasas de interés serán aumentadas del 9,5 al 20 %, según lo confirmó el Banco Central Ruso.
¿Qué tan fuerte va a ser Rusia para mantener un modelo económico que está desplomando sus números?
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